Desde hace más de un siglo, ideas y propuestas que vincularan a la educación y al montañismo se sucedieron en diferentes contextos y bajo implementaciones diversas. A continuación, intentaremos hacer referencia a algunas de ellas: tanto de ayer como de hoy.
Se conoce que el alpinista inglés George Mallory (1886-1924) mantuvo una propuesta –inconclusa- de fundar una institución educativa. Siendo profesor, sostuvo críticas a los planes de estudios escolares por los lamentables resultados que estos ocasionaban.
Junto a David Pye y Geoffrey Young, comenzaron a considerar la posibilidad de abrir una escuela propia.
Incluso, Mallory preparó un borrador de proyecto para la escuela mentada, considerando cuatro puntos esenciales propósito del nuevo centro pedagógico. El primero, hacía alusión a que padres y profesores deberían trabajar en estrecha relación. Segundo, Mallory consideraba que el alumnado no debería desempeñar su actividad de aprendizaje en aislados y privilegiados oasis, sino que deberían conocer otros lugares y realidades sociales.
Los alumnos deberían aprender manualidades y diseño, trabajo de granja y “las obligaciones de la responsabilidad y del esfuerzo desinteresado”. En tercer lugar, la distinción entre lecciones y ocio debería ser mínima –sutil. Los alumnos deberían estar sin presión ante las exigencias del plan de estudios regular, y deberían motivarse para desarrollar iniciativas y autoestima. Por último, y en cuarto lugar, debería haber menos deportes obligatorios. Para Mallory, se tendría que permitir a los alumnos que se ocuparan en otras aficiones y habilidades, como caminar y orientarse en la montaña
Como puede apreciarse, la posibilidad del acceso a la montaña para tareas educativas es un signo vital entre los cuatro puntos neurálgicos que Mallory propone para un mejor desarrollo de la enseñanza y el aprendizaje. Sin embargo, lo destacado del proyecto de Mallory era la profundidad con la cual dirigía críticas hacia la educación impartida en su época, y que luego de una centuria hoy en día este tipo de educación sigue manifestándose de la misma manera: una educación obsesionada por exámenes. Los temas que Mallory planteó son todavía hoy relevantes en el debate continuo entre las teorías centradas en los niños y las de la educación didáctica. Asimismo, tampoco puede considerarse que la propuesta de Mallory, Pye y Young era un proyecto tan extravagante: el colegio Prior’s Field, al que había asistido Ruth Turner (esposa de Mallory) de pequeña, había sido abierto por Julia Huxley en 1902 con tan sólo seis alumnos y con principios progresistas similares.
La Prior’s Field School continúa hoy en día funcionando en la ciudad de Guildford, en el condado de Surrey, al suroeste de Londres.
Como mencionamos a la esposa de Mallory, Ruth Turner, también podríamos decir de ella que desarrollaba sus ideas educativas para sus hijos, apoyada en las teorías de María Montessori (educadora italiana) que creía que fomentando el instinto natural de los niños, también se motivaba su aprendizaje.
Mallory apoyaba esa filosofía de la educación, donde Ruth y él deberían relacionarse con sus hijos en un plano de igualdad: escuchándolos y respetándolos como amigos.
Bajo la misma secuencia, el geógrafo y montañista español, Eduardo Martínez de Pisón (1937), destaca la labor naturalista que tuvo, en la península ibérica, la Institución Libre de Enseñanza durante su período de actividad (1876-1939).
En este sentido, Martínez de Pisón, resalta el papel del pedagogo y filósofo español Francisco Giner de los Ríos (1839-1915) y su movimiento pedagógico de acercamiento a la naturaleza.
Las actividades desarrolladas a partir del excursionismo por la Institución Libre de Enseñanza, promovidas por Giner de los Ríos en diversas sierras, valoraban la mancomunión educativa-naturalista para la adquisición de valores, actitudes y conocimientos –estos podrían ser complementarios, y/o alternativos, a los trabajados en las aulas de los edificios escolares citadinos.
Pareciera que hubo un artículo de Giner de los Ríos, titulado “Paisaje” (reproducido en 1915 por la Revista Peñalara), donde se aborda críticamente a la educación nacional que carece de los goces de la naturaleza.
De esta manera, se considera a la Institución Libre de Enseñanza como una propuesta que aboga por: educación al aire libre, libertad de espíritu, sobriedad, amor a la naturaleza. Por otro lado, Martínez de Pisón considera la importancia del Centro Excursionista de Zamora y del Centro Excursionista de Lérida, quienes estaban relacionados con personalidades de la Institución Libre de Enseñanza, en donde la extensión del excursionismo era en este caso estimada como una necesidad cultural, como fuente para el conocimiento de los pueblos.
Asimismo, Martínez de Pisón advierte cierta similitud en estos espíritus pedagógicos para con el geólogo español Casiano de Prado (1797-1866), quien sostenía: “¡Qué escuela, vuelvo a decir, para el que quiera estudiar la geología, no en las aulas, sino con el gran libro de la naturaleza abierto delante de los ojos!”.
Y si hablamos de geógrafos y geólogos en España, también podemos hacer referencia a impulsos educativos desde el área de la Geología pero desde la región argentina. En este caso, podemos hacer mención al geólogo Eduardo Llambías (1937-1918), nacido en Buenos Aires -pero que durante más de cincuenta años trabajó sobre la geología de volcanes y cordilleras- y que estudió los volcanes de Payunia (Mendoza).
Para Llambías, la Payunia es una escuela de vulcanología al aire libre. De la misma manera, sostuvo: “El distrito volcánico de Payunia posee todos los atributos requeridos por un parque volcánico. A raíz de la diversidad de estilos eruptivos, seguramente se transformará en una escuela de vulcanología al aire libre.
La complejidad de los procesos que allí ocurrieron lo convierte en un excelente lugar para que los más destacados especialistas en vulcanología desarrollen investigaciones tendientes a descifrar aún más la mecánica de estos fenómenos. Asimismo, una visita a la región complementaría estudios primarios, secundarios y universitarios”. Claramente, podemos observar la importancia que se le brinda al tránsito en espacios naturales y/o de montaña, para una educación más plena. En su vínculo con la naturaleza, y la importancia de ésta para con su trabajo, Llambías comentaba: “mi laboratorio preferido fue la naturaleza, lo cual explica por qué he pasado durante mi larga carrera profesional varios años en la montaña, mayormente arriba de un caballo o mula a fin de acceder a los afloramientos más remotos.”
Ahora bien, entendiendo que la ley 27.665 (09/12/2021), aprobada por el Congreso de la Nación Argentina, declara al montañismo como actividad de interés deportivo, cultural y socio-recreativo; y considerando esta ley, en sus primeros artículos, que cualquier actividad con que se referencie al montañismo (sea el senderismo, el trekking, el ascensionismo y/o la escalada) permite generar una “influencia y aporte positivo en las tareas de exploración científicas, ambientales, educativas y de desarrollo humano”, me fue preciso pensar de qué manera podría implementarse esta legislación en el ámbito educativo.
Durante el mes de septiembre del corriente año (2023) he desarrollado una serie de charlas en torno a diversos aspectos relacionados con la naturaleza, el montañismo y la salud.
A instancias de unas jornadas sobre la salud en el Colegio Thomas Jefferson, en la localidad de Temperley (perteneciente al partido de Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires), me ofrecieron brindar una charla para estudiantes del ámbito secundario, en donde puedan expresarse algunos tópicos sobre salud en relación a actividades de montaña. A su vez, esta charla se replicó en otra institución educativa de nivel medio (Colegio San José), en la localidad de Burzaco (partido de Almirante Brown, Provincia de Buenos Aires).
El objetivo que me propuse para tal exposición, y frente al público al cual estaría destinado, fue el de dejar en manifiesto los beneficios que el tránsito en la naturaleza –en general- y en la montaña –en particular- puede ocasionar en el ser humano. Basándome en un artículo que escribí el año pasado, publicado por la revista Noticias de Montaña (del Centro Cultural Argentino de Montaña), y junto a otra información que administraba hasta el momento, se intentó atravesar varias temáticas que recorren estas áreas. Entre los temas expuestos, se hizo referencia a aspectos de la salud en sentido fisiológico y psicológico durante el tránsito en la naturaleza y en la montaña. Asimismo, se abordaron las causas y consecuencias del Mal Agudo de Montaña, como así también algunas consideraciones sobre la práctica de la meditación en el medio montañista. Finalmente, se efectuó un enfoque sobre determinados aspectos relativos a la Filosofía Ambiental, la Ética Ambiental y la Estética Ambiental y, con ello, nos permitimos pensar algunos conceptos que podrían atravesar cierta Filosofía de la Montaña, Ética Montañista y Estética Montañista. En este último punto, me pareció pertinente brindar un lugar en la charla para reflexionar dentro del campo de la Filosofía, entendiendo que en febrero del 2023, en Argentina, el Ministerio de Educación de la Nación consideró a la Filosofía como una carrera estratégica para el desarrollo económico y productivo del país, junto con áreas claves como: Ambiente, Computación e Informática, Energía, Petróleo y Gas, Minería y Ciencias Básicas, entre otras. De hecho, Verónica Tozzi, directora de la carrea de Filosofía en la Universidad de Buenos Aires (UBA), consideró que “parte de la vida de las personas es transformar esa vida para mejor y desde ese momento surgen las cuestiones éticas con respecto al deseo de transformación, es decir, si el cambio va a ser beneficioso”.
Por otro lado, Verónica Parselis, directora de la carrera de Filosofía de la Universidad del Salvador (USAL), sostuvo que “actualmente la Filosofía se vuelve un aporte fundamental en áreas como el avance de la tecnología, la preocupación medioambiental y el desarrollo de prácticas vinculadas a las ciencias biomédicas”. Asimismo, Parselis entiende que “el excesivo intervencionismo en los procesos de la vida (tanto humana como no-humana) vuelve urgente y necesaria una reflexión ético-filosófica seria que acompañe los dilemas que van surgiendo a partir de la velocidad y la violencia de esos avances”. De esta manera, intentar encarnar el relevante espíritu de estas propuestas institucionales en nuestro país (tanto el de la ley 27.665 como el de la consideración de la Filosofía como área estratégica nacional) en forma interrelacionada -por medio de los contenidos de esta charla aquí mencionada- fue una incipiente puesta en movimiento que solicita desplegar la ingente tarea de permitir hacer confluir estos campos de acción -que proponen tanto el montañismo como la filosofía- y, fundamentalmente, en relación a la importancia que mantienen para con el ámbito educativo –como se intentó evidenciar al citar este acontecimiento del cual fui actor. Las intervenciones de estudiantes y docentes consultando sobre diversos aspectos (relativos a: salud, consecuencias de actividades en terrenos de montaña, gestión de riesgo y lugares de formación para transitar espacios naturales y montañosos, entre otras preguntas) delata un espacio aún no conocido por muchos, pero que genera asombro e interés para varios.
En este sentido, y a partir de los asuntos planteados en la charla, se logró identificar diversos espacios de salud: individual, comunitario, ambiental e universal. La última categoría de esta clasificación de tipos de salud no sólo podría hacer referencia a cierta salud para con el Universo, sino también a la alcanzada desde la práctica de la bondad universal, como bien expresa J. Kabat Zinn desde la práctica del mindfulness y la meditación de la bondad.
De la misma manera, también se podría llegar a pensar la salud desde el punto de vista no sólo fisiológico y psicológico sino también cultural. Tanto el montañismo como la filosofía nos otorgan herramientas muy precisas para reflexionar sobre semejantes cuestiones.
Frente a lo mínimamente expresado en este artículo referido a las manifestaciones del montañismo en la educación, podemos dar cuenta de la consideración del mismo para generar canales y herramientas de enseñanza y aprendizaje. El carácter espacial que puede propiciar el montañismo, como así también la consistencia temporal que imprime en toda práctica, pueden ser advertidos como nutrientes para la instrucción educativa en general. En este sentido, podemos dar cuenta de cierto “montañismo pedagógico”, “montañismo educador”, dentro de lo que podría considerarse como “Extensión montañista” –es decir, el montañismo extendiéndose fuera de sus límites primarios para otorgar su aporte, influenciando positivamente en su injerencia en otras áreas de la sociedad.
Este “Montañismo Aplicado” que puede manifestarse en diversos espacios científicos, ambientales, educativos y/o de desarrollo humano, a partir de lo promovido por la ley 27.665, permitirá generar nuevos vasos comunicantes sociales que irriguen -con sustancialidad dinámica y novedosa- nuevas personalidades y, con ello, prácticas y costumbres alternativas a las hoy vigentes.
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