…"La sublime naturaleza obliga al hombre a reevaluar no sólo lo que ve, sino lo que es y lo que es capaz de entender.
…"En la naturaleza no hay líneas divisorias duras y ásperas. Los glaciares se funden con la nieve y la nieve se mezcla con el aliento invisible del cielo. De modo que no hay muros divisorios rígidos, frígidos y pétreos entre nosotros y el cielo. Hay fusiones tan inconmensurables e imposibles de rastrear como los bordes de las nubes que se funden. El ojo no ha visto, ni el oído ha escuchado, etc., es aplicable aquí, porque la tierra es en parte cielo y el cielo tierra"… ( John Muir).
Argentina es uno de los pocos países del mundo que cuenta con varios miles de kilómetros cuadrados de glaciares.
Los glaciares son uno de los principales patrimonios ambientales de nuestro país. Son parte integral del ciclo del agua y también íconos de la lucha ambiental.
Los glaciares son fundamentales para el equilibrio hídrico del país, especialmente en las regiones andinas.
Además, actúan como reguladores climáticos y amortiguan los efectos del cambio climático al liberar agua de manera constante durante el año.
“No heredamos la tierra de nuestros padres, la tomamos prestada de nuestros hijos”. Una reflexión sobre la responsabilidad intergeneracional en el cuidado del medio ambiente. (Francisco Pascasio Moreno)
Se califica a los glaciares como las “torres o depósitos de agua del mundo” porque almacenan alrededor del 70 por ciento del agua dulce del planeta.
Dichas formaciones de hielo cubren aproximadamente 700.000 kilómetros cuadrados de la tierra. Sin embargo, estas reservas están retrocediendo rápidamente debido al cambio climático y se prevé que sigan disminuyendo en casi todas las regiones del mundo a lo largo del siglo XXI, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Los glaciares son un archivo irremplazable de la historia humana, medioambiental y climática, puesto que su hielo milenario encierra registros cruciales del pasado de la Tierra.
Estas cápsulas del tiempo congeladas proporcionan a los científicos datos inestimables sobre los patrones climáticos, la composición atmosférica e incluso las actividades humanas que se han sucedido a lo largo de miles de años. Ellos no solo embellecen los paisajes naturales, sino que desempeñan un papel fundamental en el equilibrio del sistema climático global. Actúan como enormes reservorios de agua dulce, regulan los ciclos hidrológicos y proveen servicios ecosistémicos esenciales para millones de personas en todo el mundo.
Sin embargo, su rápida pérdida debido al calentamiento global amenaza no solo estos beneficios, sino también la biodiversidad y la estabilidad climática.
En 2023, los glaciares experimentaron la mayor pérdida de masa en los cinco decenios de los que se tienen registros.
Las Naciones Unidas declararon 2025 Año Internacional de la Conservación de los Glaciares, acompañado de la proclamación del 21 de marzo de cada año como Día Mundial de los Glaciares a partir de 2025.
Se trata de una oportunidad para sensibilizar a la opinión pública mundial sobre el papel fundamental de los glaciares, la nieve y el hielo en el sistema climático y el ciclo hidrológico, así como sobre las repercusiones económicas, sociales y medioambientales de los cambios inminentes en la criosfera de la tierra.
. Ampliación de los sistemas mundiales de monitoreo de los glaciares para mejorar la recopilación y el análisis de datos.
. Desarrollo de sistemas de alerta temprana de peligros relacionados con los glaciares.
. Fomento de la gestión sostenible de recursos hídricos en las regiones dependientes de los glaciares.
. Conservación del patrimonio cultural y los los conocimientos tradicionales relacionados con los glaciares.
El hielo glaciar se forma a partir de la acumulación de nieve. A medida que aumenta el espesor, la compactación provocada por el peso de la nieve, la fusión y la recongelación de los cristales van transformando la nieve, que pierde porosidad y gana densidad.
Un glaciar está compuesto por las siguientes partes:
Zona de acumulación: la zona más elevada donde cae la nieve y se va acumulando.
Zona de ablación: en esta zona ocurren los procesos de fusión y evaporación. Es donde el glaciar alcanza el equilibrio entre aumento y pérdida de masa.
Grietas: son las zonas donde el glaciar fluye más rápidamente.
Morrenas: se trata de unas bandas oscuras formadas por sedimentos que se forman en los bordes y las partes superiores. Las rocas que arrastra el glaciar se van almacenando y formando en estas zonas.
Terminal: es el extremo inferior del glaciar donde se
derrite la nieve acumulada.
Los glaciares y otras crioformas tienen una contribución muy importante al caudal de los ríos andinos ya que aportan volúmenes significativos de agua de deshielo y ayudan a minimizar el impacto de las sequías en las actividades socioeconómicas.
Los glaciares son reservas estratégicas de agua dulce. Alimentan ríos y arroyos que abastecen a poblaciones, agricultura, industrias y ecosistemas en zonas áridas y semiáridas del país, especialmente en Cuyo (Mendoza, San Juan, La Rioja) y Patagonia.
https://www.glaciaresargentinos.gob.ar/wp-content/uploads/legales/atlas_glaciares_argentina.pdf
Su realización se encuentra a cargo del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), con la coordinación de la Subsecretaría de Ambiente de la Nación.
De acuerdo con el Inventario Nacional de Glaciares realizado en 2018, en nuestro país existen un total de 16.968 cuerpos de hielo que ocupan una superficie total de 8484 kilómetros cuadrados. De estas cifras, 16.078 se encuentran en la Cordillera de los Andes y 890 en las Islas del Atlántico Sur.
Los glaciares en Argentina se encuentran al oeste del país y se distribuyen a lo largo de aproximadamente 4.000 km en la Cordillera de los Andes. Están presentes en 12 provincias y 39 cuencas hídricas desde los 21°S hasta los 60,5°S.
Esta importante extensión latitudinal determina variaciones en el clima y la topografía que originan diferentes ambientes y dan lugar a la formación de glaciares con características particulares según la región en donde se ubican.
El ING se organiza geográficamente en cinco regiones que agrupan cuerpos de hielo con características morfológicas y ambientales relativamente similares.
1 Andes Desérticos (21°-31°S )
Incluye todo el Noroeste Argentino hasta el sector norte de la provincia de San Juan (cuenca del río Jachal)
En ésta región las condiciones de aridez limitan la formación del hielo y nieve a pequeños parches en los picos más altos. Al norte de los 28 °S los glaciares sólo aparecen en volcanes aislados, muchos de los cuales alcanzan más de 6.000 metros de altitud, como el monte Pissis 6882 metros de altura. Los glaciares de escombros se encuentran sobre los 4.600 metros de altura. Las precipitaciones provienen mayormente del Océano Atlántico
Incluye las porciones occidentales de las provincias de Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca, La Rioja y el norte de San Juan (cuenca del río Jáchal).
2 Andes Centrales (31°-35°S)
Se extienden desde el sector sur de la provincia de San Juan (cuenca del río San Juan) la totalidad de la provincia de Mendoza hasta la cuenca del río Colorado en la provincia de Neuquén.
En los Andes centrales la cordillera presenta sus alturas máximas, como el Aconcagua con 6.961 metros de altura. Las precipitaciones aumentan a unos 400mm anuales y son mayormente de origen Pacífico. Aparecen glaciares de mayor tamaño y son muy frecuentes los glaciares cubiertos por detritos.
Esta es una de las zonas con mayor densidad de glaciares de escombros del mundo. En general se encuentran por encima de los 3.000 metros de altura.
3 Andes del Norte de la Patagonia (35°-45° S)
Se extiende desde la cuenca del río Neuquén hasta las cuencas de los ríos Simpson, Senguerr y Chico en la provincia de Santa Cruz.
En esta región aumentan las precipitaciones (1.000-5.000 mm anuales) y disminuye la altura de la cordillera. Sólo volcanes aislados, como Lanín y Tronador, tienen altura suficiente para mantener glaciares de cráter. Los glaciares de escombros son menos frecuentes.
Incluye parte de la provincia de Neuquén (cuenca del río Neuquén) junto con Río Negro y Chubut.
4 Andes del Sur de la Patagonia (45°-54° S)
Incluye las cuencas del río Deseado y los lagos Buenos Aires y Pueyrredón, hasta las cuencas del río Gallegos y río Chico en la provincia de Santa Cruz.
Las altas precipitaciones (5.000-10.000 mm anuales) permiten el desarrollo del Campo de Hielo Patagónico Sur(12.100 km cuadrados de los cuales 2.662 km cuadrados están en Argentina) Esta región incluye varios glaciares de descarga, que desprenden témpanos de hielo en los grandes lagos patagónicos, incluyendo el famoso glaciar Perito Moreno. Además son muy frecuentes los glaciares de valle, campos de hielo y glaciares de montaña.
Incluye la provincia de Santa Cruz
5 Andes de Tierra del Fuego e islas del Atlántico Sur (54°-60,5°S)
Incluye cuencas varias de Tierra del Fuego, Lago Fagnano, Islas Malvinas, Islas Georgias del Sur, Islas Orcadas del Sur, Islas Sandwich del Sur y sector Antártico Argentino.
En los Andes fueguinos cambia la orientación de la Cordillera en sentido oeste -este y disminuye considerablemente su altura. Las precipitaciones provenientes del Pacífico disminuyen de oeste a este por lo que en esta región encontraremos glaciares de pequeño tamaño, como el Martial Este (0,1km cuadrado), retraídos a los niveles superiores de los circos.
Abarca el extremo austral del continente y las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.
Glaciar Perito Moreno
Ventisquero Viedma
Glaciar Upsala
Glaciar Martial
Glaciar Spegazzini
Glaciar Castaño Overa
Glaciar Huemul
Glaciar Vespignani
Glaciar Torre
El Atlas de Glaciares de la Argentina describe los glaciares del país en el contexto de las cuencas hídricas en las que se ubican, con sus poblaciones, principales actividades y biodiversidad.
Brinda insumos para afrontar los desafíos de la variación climática, el ordenamiento ambiental del territorio en las regiones de montaña y la gobernanza del agua, así como también para reforzar los sistemas de evaluación ambiental, la investigación científica, la educación ambiental y la coordinación federal de acciones para la preservación del patrimonio glaciológico de la Argentina.
El desarrollo de la inteligencia artificial plantea una paradoja: impulsa avances sin precedentes en medicina, educación, industria y ciencia.
Sin embargo, este crecimiento no está exento de consecuencias, especialmente en lo que respecta al medio ambiente.
Los lenguajes de gran escala (LLMs, por sus siglas en inglés), requieren enormes cantidades de datos y recursos computacionales para entrenarse y operar.
Esto se traduce en un consumo intensivo de energía eléctrica.
Estos centros de datos de sistemas utilizan grandes cantidades de agua para refrigeración. Un estudio reciente reveló que ciertas instalaciones en Estados Unidos consumen millones de litros al mes, en un contexto global donde el agua se vuelve un recurso cada vez más escaso. Son gigantes que consumen como ciudades.
Las empresas no eligen al azar dónde instalar sus centros, buscan regiones con climas fríos (que reducen el gasto energético en refrigeración), acceso a energías renovables, buena conectividad y beneficios fiscales.
El impacto ambiental de los centros de datos y la instalación de infraestructura de inteligencia artificial (IA) en Argentina es un tema crucial, especialmente por la sensibilidad de los recursos hídricos y la cercanía con ecosistemas como los glaciares.
Por esta razón es de mucha importancia contemplar el uso de energías renovables y considerar alternativas más sostenibles
1 Patagonia (Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz)
Clima frío, ideal para reducir el uso de energía en refrigeración de servidores.
Disponibilidad de tierras extensas y poco urbanizadas.
Presencia de energía eólica, hidroeléctrica y planes de desarrollo nuclear (como los SMR impulsados por el gobierno).
Proximidad a glaciares y cuencas hídricas, especialmente en Santa Cruz y Chubut.
La sobreexplotación del agua para refrigeración o infraestructura energética puede afectar el equilibrio ecológico.
Riesgos sísmicos y conflictos con comunidades mapuches y productores rurales por el uso del suelo.
2 Zona Cuyo (Mendoza, San Juan, La Rioja)
Alta radiación solar para energía fotovoltaica.
Terreno seco y amplio disponible para infraestructura.
Posibilidad de usar IA aplicada al agro, minería y gestión del agua.
Es una región semidesértica con fuerte estrés hídrico. El uso de agua para refrigeración de centros de datos sería muy controversial.
Presencia de glaciares de altura (como los de la Cordillera del Tigre en San Juan), protegidos por la Ley de Glaciares (26.639).
Clima más húmedo y acceso a ríos caudalosos como el Paraná.
Proximidad a polos tecnológicos en Tucumán y Misiones.
Alta humedad implica mayor refrigeración activa para centros de datos.
En Misiones, la biodiversidad y los ecosistemas protegidos limitan la expansión de proyectos industriales.
Aunque los centros de datos no se instalan sobre glaciares, pueden estar en cuencas que dependen de ellos, por lo que su actividad (extracción de agua, construcción, calor residual) podría alterar ese equilibrio.
Cualquier proyecto cercano a glaciares está regulado por la Ley Nacional de Glaciares (26.639), que prohíbe actividades que puedan afectarlos directamente o sus entornos periglaciares.
Los centros de datos consumen miles de litros diarios para refrigerar servidores. En zonas con recursos limitados, eso puede entrar en conflicto con el consumo humano, agropecuario o ecológico.
Si se instalan en cuencas cerradas, como las de Mendoza o San Juan, pueden reducir el caudal disponible en épocas de sequía.
En regiones como la Patagonia, el uso intensivo de agua también puede tener impacto indirecto en los ríos que bajan de la cordillera.
Zonas como la Patagonia y Cuyo tienen condiciones ideales para el desarrollo de infraestructura de IA por su clima, energía limpia y disponibilidad territorial. Sin embargo, el impacto ambiental —particularmente en glaciares y sistemas hídricos— debe ser evaluado cuidadosamente. La instalación de centros de datos debe contemplar no solo su eficiencia energética, sino también su sostenibilidad hídrica y ecológica, especialmente en un país con ecosistemas tan frágiles como Argentina.
Ambientalistas y comunidades locales exigen que cualquier avance esté acompañado de evaluaciones independientes, respeto por la Ley de Glaciares y participación ciudadana.
La planificación apresurada o sin estudios adecuados podría poner en jaque ecosistemas irreversibles.
Argentina tiene condiciones excepcionales para desarrollar tecnología de punta. Pero su riqueza natural —glaciares, ríos, cuencas y biodiversidad— también la obliga a pensar un modelo de inteligencia artificial que sea realmente sostenible.
En tiempos donde el cambio climático es una urgencia global, el país no puede darse el lujo de elegir entre progreso tecnológico y protección ambiental.
El verdadero desafío será hacer compatibles ambos mundos.
Las empresas mineras en Argentina pueden afectar seriamente a los glaciares y ambientes preglaciares, principalmente en la región de la cordillera de los Andes, donde se concentran importantes yacimientos de oro, cobre y litio.
1 Remoción y alteración física
2 Contaminación de cuencas
3 Impacto térmico y atmosférico
1 Veladero (San Juan)
2 Pascua Lama (San Juan/Chile)
La actividad minera mal regulada representa una grave amenaza para los glaciares en Argentina, especialmente en zonas donde las reservas de agua dependen casi exclusivamente del deshielo.
La tensión entre desarrollo económico y preservación ambiental se vuelve crítica cuando están en juego recursos no renovables como el agua dulce.
Aplicar la Ley de Glaciares con rigor científico y sin presiones económicas es clave para evitar daños irreversibles y conflictos socioambientales.
Argentina fue el primer país de América Latina que aprobó una ley para proteger sus glaciares. Y allí prohíbe la exploración y explotación minera e hidrocarburífera y todo tipo de actividades sobre glaciares y ambiente periglacial. La misma norma establece que hay que preservarlos porque son reserva de agua que hacen aporte en nuestros ríos para nuestro consumo, para la agricultura la generación de energía y el turismo.
El ARTÍCULO 502.- Sustitúyese el artículo 1º de la Ley N° 26.639. Régimen de presupuestos mínimos para la preservación de los glaciares y del ambiente periglacial, por el siguiente: "ARTÍCULO 10.- Objeto - Geoformas protegidas. La presente ley establece los presupuestos mínimos para la protección de las siguientes geoformas: a. los glaciares descubiertos y cubiertos en el ambiente glaciar; y los glaciares de roca o escombros activos en el ambiente periglacial, en la medida en que dichas geoformas se ubiquen en el territorio de la República Argentina y cumplan todos y cada uno de los siguientes requisitos: i) Se encuentran incluidas en el Inventario Nacional de Glaciares, ii) cuenten con una perennidad continua de al menos 2 años o más, iii) cuenten con una dimensión igual o superior a 1 hectárea y iv) tengan una función hídrica efectiva y relevante ya sea como reserva de agua o recarga de cuencas hidrológicas. b. Los glaciares constituyen bienes de del dominio público de la Nación o de las Provincias según el territorio en el que se encuentren."
Qué dice el Art.1° de la Ley N° 26639 vigente: ARTICULO 1° - Objeto. La presente ley establece los presupuestos mínimos para la protección de los glaciares y del ambiente periglacial con el objeto de preservarlos como reservas estratégicas de recursos hídricos para el consumo humano; para la agricultura y como proveedores de agua para la recarga de cuencas hidrográficas; para la protección de la biodiversidad; como fuente de información científica y como atractivo turístico. Los glaciares constituyen bienes de carácter público. ARTÍCULO 503.- Sustitúyese el artículo 2° de la Ley N° 26.639. Régimen de presupuestos mínimos para la preservación de los glaciares y del ambiente periglacial, por el siguiente: "ARTÍCULO 2°.- Definición. La protección que se dispone en el artículo 1º se extiende: dentro del ambiente glaciar, a los glaciares descubiertos y cubiertos, y dentro del ambiente periglacial, a los glaciares de roca o de escombros activos, según lo previsto en el artículo 1º y las definiciones que se establecen a continuación: a) Glaciares descubiertos: aquellos cuerpos de hielo perenne expuestos, formados por la recristalización de la nieve. b) Glaciares cubiertos: aquellos cuerpos de hielo perenne que poseen una cobertura detrítica o sedimentaria. c) Glaciares de escombros activos: aquellos cuerpos mixtos de detrito congelado y hielo, cuyo origen está relacionado con los procesos criogénicos asociados con suelo permanentemente congelado y con hielo subterráneo o con el hielo proveniente de glaciares descubiertos y cubiertos, y que constituyan fuentes de agua de recarga de cuencas hidrográficas."
Qué dice el Art. 2° de la Ley N° 26639 vigente: ARTICULO 2° - Definición. A los efectos de la presente ley, se entiende por glaciar toda masa de hielo perenne estable o que fluye lentamente, con o sin agua intersticial, formado por la recristalización de nieve, ubicado en diferentes ecosistemas, cualquiera sea su forma, dimensión y estado de conservación. Son parte constituyente de cada glaciar el material detrítico rocoso y los cursos internos y superficiales de agua. Asimismo, se entiende por ambiente periglacial en la alta montaña, al área con suelos congelados que actúa como regulador del recurso hídrico. En la media y baja montaña al área que funciona como regulador de recursos hídricos con suelos saturados en hielo.
El artículo 3º de la Ley 26.639 ¨Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial”, establece la creación de un Inventario. cuyo objetivo principal consiste en identificar, caracterizar y monitorear todos los glaciares y crioformas que actúan como reservas hídricas estratégicas en la República Argentina, establecer los factores ambientales que regulan su comportamiento, y determinar la significancia hidrológica de estos cuerpos de hielo.
Se estudia y determina el volumen de agua que contienen, cómo es la topografía bajo ellos, cuál es su aporte a la escorrentía de los ríos, cómo reaccionan frente a las condiciones meteorológicas actuales o cómo lo harían frente a los escenarios climáticos futuros.
Sin embargo, a pesar de la gran extensión de hielo que existe en nuestro país y su clara importancia socioeconómica, geopolítica, ambiental y científico-académica, el conocimiento actual sobre los glaciares y el ambiente periglacial en Argentina es muy limitado.
Durante el 2024 después de recibir varios rechazos en la votación artículo por artículo, el gobierno decidió retirar el proyecto de Ley Ómnibus que había presentado al Congreso donde planteaba flexibilizar la Ley de Glaciares. Hoy no existen certezas ni garantías respecto a que las modificaciones propuestas no vuelvan a ser presentadas.
La iniciativa busca redefinir qué zonas deben conservarse.
Este avance desato un rechazo inmediato de protecciones ambientalistas, que advierten que la medida sería un retroceso normativo grave.
Vetar la Ley de Glaciares es condenar a uno de los ecosistemas más vitales y vulnerables de Argentina.
Es ignorar que sin glaciares no hay agua, y sin agua no hay vida.
Frente a esta amenaza, la sociedad no puede permanecer indiferente.
La defensa de los glaciares exige una respuesta colectiva, activa y sostenida: solo la presión ciudadana puede frenar el saqueo y garantizar que la protección del ambiente prime sobre los intereses económicos de corto plazo.
En www.un-glaciers.org/en puede obtenerse más información sobre el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares y sobre cómo participar en sus iniciativas.
www.argentina.gob.ar/ambiente/agua/glaciares/atlas
Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas - Universidad Nacional de Cuyo - Gobierno de Mendoza
Av. Dr. Ruiz Leal s/n - Parque General San Martín – Mendoza – Argentina
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