Daniel Arjona tiene 21 años, y viene de la pequeña comunidad rural altoandina de Santa Rosa de Tastil que se encuentra en la región de la Quebrada de Toro, provincia de Salta, al Noroeste de Argentina. En el pueblo propiamente dicho viven apenas 25 personas y cuando se suman los lugareños de los alrededores, llegan a ser 150.
Las oportunidades para los jóvenes como Daniel son pocas, sin embargo, un proyecto turístico innovador del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), el Programa de Desarrollo Turístico Sustentable de la Provincia de Salta, ha encontrado una solución comunitaria para un desafío de conservación prehispánico, de su patrimonio, así como generar empleo para Daniel y otros miembros de la comunidad desempeñando un papel fundamental en el cuidado de su patrimonio cultural.
Daniel fue uno de los 15 miembros de diversas comunidades originarios de la Quebrada del Toro que fueron entrenados por arqueólogos locales y peruanos, expertos en técnicas de construcción prehispánica, para ayudar en la conservación y rehabilitación de varios sitios del Qhapaq Ñan. Conocido como el “El Gran Camino” y el pilar del poder político y económico del Imperio Inca, el Qhapaq Ñan abarca 5 provincias en Argentina y 5 países en América del sur. Fue reconocido en el 2014 como sitio de patrimonio cultural mundial por la UNESCO.
El camino andino fue una red de más de 23,000 km de longitud que conectó varios centros de producción, administrativos y ceremoniales construidos a lo largo de más de 2,000 años de cultura andina preincaica. Sin embargo, hoy día, mucho del camino y los sitios se encuentran en ruinas, y ponerlos en valor resulta una tarea compleja, dado que como patrimonio mundial se deben seguir procesos muy específicos de conservación para garantizar que se mantengan su “valor universal excepcional.”
Las obras en general suelen tener estándares sencillos para solicitar ofertas de empresas constructoras. Pero en este caso, se buscaron otras alternativas para realizar este trabajo por la naturaleza de las obras de recuperación de sitios preincaicos, el interés de las comunidades originarias locales y el aislamiento de los sitios de intervención a varias horas de caminata a pie. Ahí es donde entra el programa de entrenamiento en el que participó Daniel. En lugar de contratar una firma constructora, el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) colaboró con la Subsecretaria de Patrimonio Cultural, y el ejecutor del Programa la Secretaría de Financiamiento del gobierno de la Provincia de Salta para financiar el entrenamiento de los 15 becarios y la recuperación de estos sitios.
La dirección de estas obras está a cargo del arqueólogo Christian Vitry, Director del Programa Qhapaq Ñan y de la arqueóloga peruana Amelia Pérez Trujillo. El equipo de becarios que materializaron la obra diariamente está integrado por: Alberto Vidal Quipildor, Daniel Arjona, Damián Barboza, Valentina Chuichuy, Diego Copa, Felipe Copa, Moisés Cruz, Félix Viveros, Emanuel Mamaní, Faustino Quipildor, Nicolás Ramos, Adolfo Vilca y Victor Hugo Vilca.
Distintas comunidades de la zona presentaron y seleccionaron a sus candidatos, quienes luego fueron capacitados en la teoría y práctica de la construcción preincaica. Cuenta Daniel “nos capacitamos un período en Salta, y otro periodo en Tastil, en el propio sitio en lo que es restauración de las estructuras. ¡La verdad es que nunca pensé estar trabajando aquí en este lugar!”
Los becarios, quienes fueron organizados en tres grupos, autonombrados los “cardones”, “los suris” y “los halcones viejos”, trabajaron bajo la guía de los arqueólogos, por 40 días tomando registros minuciosamente detallados del sitio y realizando un trabajo de conservación de la “pucara” de Tastil, que había sido construida siglos antes por sus antepasados. Valentina Chuchy, colega de Daniel y otro becario, cuenta el orgullo que tiene, en particular como la única mujer del grupo, de trabajar en el sitio de sus ancestros, reconociendo la importancia no solo personal, sino también de los jóvenes en dar un valor al sitio.
“Hay muchos chicos más jóvenes que yo, y los veo entusiasmado y aprendiendo” conto Valentina de sus compañeros, testimonio de que, en empoderar este grupo de habitantes de la zona, sobre todo los jóvenes, en la propia conservación del sitio, se ha creado una nueva generación de custodios del patrimonio cultural de la región. Dijo Valentina “es algo que defendemos como pueblo originario y vamos a continuar haciéndolo.”
El financiamiento del BID conseguido por la Provincia de Salta, fue administrado directamente por las comunidades a través de la “Asociación de Emprendedores de los Cerros Turu Yaco”, quienes a su vez sub contrataron a habitantes del territorio para brindar la logística, tal es el caso del transporte en mulas que estuvo a cargo de Mariano “Chinguila” Tolaba, de Las Capillas; el alojamiento y otros aspectos logísticos fueron responsabilidad de Manolo Copa, líder de la comunidad indígena de La Quesera; y de la alimentación se hizo cargo la Asociación Rumi Huasi, de Gobernador Solá, liderada por Esteban Vilca. La Asociación de Emprendedores de los Cerros Turu Yaco, congrega a numerosas poblaciones de la Quebrada de Toro y es importante considerar que la logística fue una tarea complicada pero aún más cuando en Tastil los becarios trabajaron en la alta montaña, a casi 4,000 metros de altitud. “Para nosotros es un orgullo” declaro Primitivo Yapura, secretario de la asociación de Turu Yaco. “Nuestros antepasados, hace años, han puestos estas piedras para desarrollarse, para vivir y ahora esta generación ha vuelto a tocar estas piedras”.
La puesta en valor de este sitio arqueológico es parte de un nuevo tipo de desarrollo para esta zona. El proyecto de conservación fue financiado por un programa del BID que tiene como objetivo de incrementar el ingreso y el empleo generados por el turismo en la Provincia de Salta, y lograr una distribución más equitativa de ambos en el territorio y la población. Si bien hay desafíos de desarrollar el turismo en sitios culturales sensibles, tiene gran potencial para el desarrollo rural comunitario. Hablando del proyecto, Manolo Copa, presidente de la Unidad de Gestión Local de Tastil comentó que “es un bien nuestro, de los pueblos originarios y ahora el cuidado real es en manos de nosotros. Lo que ha hecho el BID es confiar en nosotros, y hemos cumplido.”
Muy cerca del pequeño poblado de Santa Rosa de Tastil existió la ciudad precolombina más grande de Argentina. En el siglo XV, Tastil era una próspera ciudad a más de 3.100 metros de altura que llegó a superar los 2.000 habitantes. Nadie sabe con claridad qué ocurrió, pero la ciudad fue abandonada antes de la llegada de los españoles. Algunos estudios apuntan a que los habitantes se quedaron sin agua o que fueron desplazados a otras ciudades.
Sin embargo, la respuesta podría estar cada vez más cerca: la reapertura del sitio arqueológico en la zona está despejando cada vez más incógnitas sobre si, por ejemplo, la ciudad fue abandonada antes o después de la llegada de los incas.
En todos los alrededores de Tastil, donde están los sitios inca, se encontraron construcciones y cerámicas del estilo tastil, entonces “lo que yo postulo es que los incas desarticularon esa ciudad, es decir, redistribuyeron a la población a otros lugares como trabajadores, lo cual era una práctica frecuente en ellos”, manifestó Christian Vitry, Director del programa Qhapaq Ñan (Camino del Inca) en la provincia de Salta, Argentina.
Tastil fue probablemente una de las ciudades a lo largo del Qhapaq Ñan, la red de caminos que los incas crearon para conectar centros de producción y de culto a lo largo de más 40.000 kilómetros en América del Sur. Este tejido de senderos —también conocido como Camino del Inca— se expandía por los actuales territorios de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
En nuestro país, la longitud alcanza los 3.000 kilómetros distribuidos a lo largo de siete provincias y con 32 sitios arqueológicos asociados. La trascendencia de esta majestuosa infraestructura vial es tal que, en 2014, la UNESCO la declaró Patrimonio Mundial de la Humanidad.
No es de extrañar que, para las comunidades de esta zona, las obras de conservación en Tastil hayan trascendido mucho más allá de los descubrimientos arqueológicos. La reapertura del sitio representa una oportunidad de preservar y, hasta cierto punto de celebrar, su cultura milenaria. Fue precisamente este componente el que más llamó la atención a Joseph Milewski, jefe del equipo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para involucrarse en el proyecto. “Nuestra responsabilidad es mejorar vidas. En este caso había capacidad y voluntad por todas las partes de trabajar directamente con las poblaciones, y fue mucho más eficiente, en términos del impacto económico y social, trabajar directamente con la población local”, señalo oportunamente Milewski.
Las mismas comunidades involucradas en el emprendimiento también seleccionaron a las 15 personas, en su mayoría jóvenes que iban a trabajar en el yacimiento quienes recibieron becas y fueron capacitados en técnicas constructivas prehispánicas para realizar las tareas de conservación y consolidación.
“En este momento estamos haciendo restauración; hay muchos colapsos de estructuras, ya sea provocado por las personas o por factores climáticos”, decía Daniel Arjona, uno de los jóvenes becarios. “La verdad es que nunca pensé estar aquí, porque aquí trabajó mi bisabuelo como cuidador hace un tiempo, y nunca pensé estar en este mismo lugar donde trabajó mi bisabuelo”. “Lo interesante de estos jóvenes es que, aunque vengan de lugares muy aislados, están extraordinariamente concentrados en su trabajo, y lo hacen con una vivacidad, alegría y capacidad técnica que sorprendió a todos”, comento Milewski. “No siempre necesitamos contratar empresas; podemos también trabajar directamente con los beneficiarios”.
La experiencia ha sido tan enriquecedora que, este año, se replicará en otros sitios arqueológicos del Camino del Inca en Salta, como el Valle Calchaquí. Vitry lo sintetiza así: “Nuestra labor no es solamente decir a estos jóvenes cómo se ponen las piedras: es contarles la historia, es transmitir lo que uno sabe sobre la región, para que se enamoren de lo que están haciendo, que conozcan a las personas, que posiblemente fueron los tatarabuelos de sus tatarabuelos, que estaban detrás de las piedras”.
Por su lado, el anhelo de muchos de estos jóvenes es seguir estudiando y trabajando en áreas relacionadas con la arqueología, como la gestión de recursos patrimoniales o la guía turística. Tastil no sólo les ha recordado quiénes son: les ha dado la opción de explorar quiénes quieren ser.
En la semana del 15 al 22 de abril pasado se trabajó en el tramo del Qhapaq Ñan entre Tastil y Las Capillas, logrando asi 14 kilómetros de caminos incas restaurados. Sólo restan unos 6 km para concluir con esta obra de carácter histórico en Salta y en el país, pues, es la primera vez que los caminos arqueológicos reciben atención especializada, no sólo desde la arqueología y conservación, sino, fundamentalmente, por las manos de los pobladores de los diferentes parajes de la Quebrada del Toro, quienes heredaron de sus ancestros las técnicas de pircado y, además, recibieron una capacitación técnica, para orientar sus saberes tradicionales en función de las normativas internacionales de conservación.
Durante la semana anterior se logró restaurar la Kallanca de Capillas (un edificio Inca de forma rectangular y techo a dos aguas pronunciado, donde se realizaban actividades políticas y religiosas). En Argentina, solamente hay dos de estos edificios que se mantuvieron en pie, Potrero de Payogasta y Las Capillas, ambos en la provincia de Salta y hoy Sitios del Patrimonio Mundial y Monumentos Historicos.
Aparte de las tareas de restauración arqueológica, también se están llevando a cabo investigaciones para la conservación del Qhapaq Ñan Salta en su totalidad, lo cual se hace en el marco del Proyecto de Investigación N° 2523 del Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta, dirigido por el arqueólogo Christian Vitry e integrado por un equipo más de diez profesionales de diferentes disciplinas (Arqueología, Antropología, Patrimonio Cultural, Ingeniería Civil, Biología, Recursos Naturales, Arquitectura, Geología, Geomática, Geografía, Ecología y Fotografía.
Luego de casi dos meses de trabajo entre los 3.000 y 4.500 metros de altura, el grupo de becarios de las comunidades de la Quebrada del Toro, bajo la dirección de los arqueólogos Amelia Pérez Trujillo y Christian Vitry, terminaron las obras de restauración del camino arqueológico que vincula el Valle Calchaquí con la Quebrada del Toro. En total fueron intervenidos 25,5 kilómetros de camino El trabajo en el territorio fue realizado a pico y pala, con gran esfuerzo por parte de los becarios, quienes hoy son los únicos que poseen una especialización única en el país y esperamos puedan seguir especializándose y trabajando en temas patrimoniales. Ellos son los verdaderos protagonistas y héroes de esta histórica intervención.
El pasado 30 de abril, en el paraje de Gobernador Solá (Quebrada del Toro, Salta, Argentina), se hizo entrega de los certificados a los becarios de las comunidades de la región que participaron de la capacitación y obras de conservación del Qhapaq Ñan desde noviembre de 2018 hasta fines de abril de 2019.
Fue la Unidad de Gestión Local del Qhapaq Ñan Tastil la encargada de seleccionar a las personas que recibirían la capacitación. También la UGL de Tolar Grande envió dos representantes puneños que fueron capacitados. Este esquema participativo y de beneficio directo a las comunidades de base es inédito en nuestro país, como también lo es el hecho de haber realizado obras de conservación en un tramo de camino Inca en Argentina.
La ceremonia de entrega de certificados fue simple y emotiva. Estuvo presidida por la señora Rita Cruz (Presidente de Turu Yaco) y el Secretario Primitivo Yapura. En el acto hablaron además el Presidente de la UGL Tastil, Sr. Manolo Copa; la arqueóloga Amelia Pérez Trujillo (capacitadora), el Senador Sergio Ramos; el Director del Qhapaq Ñan Christian Vitry y finalmente, el Subsecretario de Patrimonio Cultural Diego Ashur Mas. Cada uno de los oradores destacó el excelente desempeño de los becarios como también, la prolija administración de Turu Yaco y los servicios recibidos por los prestadores. En la región, queda un grupo de jóvenes especializados en trabajos patrimoniales, que esperamos seguir brindándoles la posibilidad de perfeccionarse más con otras oportunidades.
De esta manera se dio por finalizada esta primera etapa de capacitación y obras del Qhapaq Ñan en la Quebrada del Toro y próximamente comenzara un nuevo desafío en el Valle Calchaquí Norte.
Sus iniciales BID en castellano y IDB en inglés: Inter-American Development Bank, es una organización financiera internacional con sede en la ciudad de Washington D.C.(Estados Unidos), creada en el año 1959 con el propósito de financiar proyectos viables de desarrollo económico, social e institucional y promover la integración comercial regional en el área de América Latina y el Caribe.
El Banco es encabezado por una comisión de Gobernadores que se sirve de un Directorio Ejecutivo integrado por 14 miembros para supervisar el funcionamiento de la institución apoyándose en un equipo de gerencia. La Asamblea elige al presidente para un período de 5 años y a los miembros del Directorio para un período de 3 años.
Los países miembros que son 48 se clasifican en dos tipos: miembros no prestatarios y miembros prestatarios. Los miembros no prestatarios son 22 en total y no reciben financiamiento alguno pero se benefician de las reglas de adquisiciones del BID, pues solo los países miembros pueden suministrar bienes y servicios a los proyectos financiados por el banco.
Los no prestatarios son:
Alemania, Austria, Bélgica, Canadá, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Israel, Italia, Japón, Noruega, Paises Bajos, Portugal, Reino Unido, República de Corea, República Popular de China, Suecia y Suiza.
Los prestatarios son:
Por otro lado, los 26 miembros prestatarios del BID poseen en conjunto el 50.02% del poder de voto en el directorio y se dividen en 2 grupos de acuerdo al porcentaje máximo de financiamiento que pueden recibir.
Grupo I: Argentina, Bahamas, Barbados, Brasil, Chile, México, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
Grupo II: Belice, Bolivia, Colombia, CostaRica, Ecuador, ElSalvador, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua,
Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Surinam.
China se integró al Banco Interamericano de Desarrollo como país donante, fortaleciendo sus crecientes vínculos con América Latina y el Caribe, convirtiéndose en el 48º país miembro. El gobierno chino se comprometió a contribuir US$ 350 millones para el desarrollo en América Latina y el Caribe.
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