Jaime Suárez González, montañista argentino, tuvo como objetivo lograr ser el primer andinista en completar el ascenso a las diez montañas más altas de Argentina. Respecto de esta experiencia, recuerda: “¡Qué poca información teníamos en la década del 90 y años posteriores, de muchas de las más altas montañas de Argentina y Chile! Algunas veces ascendimos una cumbre que no era la principal y otras tuvimos que dejar la expedición como mera exploración por no saber por dónde se debería haber accedido o ascendido! Durante años fui informando, con relatos y películas, de los resultados de las expediciones que realizábamos”
Pero no sólo se destacó en eso. Fue diez años presidente de la Comisión de Ecología de UPAME (Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo y Escalada). Dirigió el operativo "El día que limpiamos el Aconcagua" que en 1991 limpió las diez toneladas de basura acumuladas durante casi cien años de expediciones a esa montaña.
Ocupó la presidencia de UPAME durante el período 2000 al 2004. Escribió artículos en publicaciones de montaña y durante diez años lo hizo en la revista Weekend. Realizó filmaciones de sus principales ascensiones. Fue empresario, profesor en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Cuyo. Recibió el Cóndor Dorado por el Ejército Argentino. Es socio honorario del CAB (Club Andino Bariloche), del CAM (Club Andinista Mendoza), es padrino del Museo de Montaña de los Seismiles de Fiambalá en la provincia de Catamarca y Miembro Honorario del Club Andino Inti, de La Rioja
Jaime Suárez montañista
No comenzó a hacer montañismo como muchos lo hacen. Lo hizo ya con 37 años y con amigos del Club Andes Talleres de Mendoza, al que pertenecía. En aquel entonces, esa institución tenía un refugio de montaña en Vallecitos, el San Bernardo, en el que desde su fundación en 1943 se practicaban esquí y andinismo.
Vallecitos yace enclavado en las bases del Cordón del Plata. Las alturas y las diferentes dificultades de las cumbres que lo rodean, que van desde los 3.100 hasta los casi 6.000 msnm lo convierten en un lugar ideal como escuela de montañismo.
Desde el refugio que allí se encuentra, hizo sus primeras prácticas de esquí y realizó su primer ascenso de montaña al Co. San Bernardo (4.150 msnm).
Siguieron varias cumbres más, como el Rincón (5.369 m) y finalmente la máxima altura del cordón, El Plata (5.968 m) en enero de 1986 como antesala a su primer Aconcagua (6.962 msnm) en ese mismo año.
Sus logros prosiguieron y ellos lo llevaron a ser el primero en coronar las diez cumbres más altas del límite argentino-chileno.
Argentina tiene diez importantes cumbres y sistemas montañosos con más de 6.500 msnm. Cinco de ellas se encuentran dentro de su territorio y cinco son compartidas con Chile como cumbres limítrofes.
Ya con 47 años de edad, y luego de tres ascensos al Aconcagua (6.962 msnm) (uno por la directa del Glaciar de los Polacos) (1986/89/91), al Ojos del Salado (6.893 msnm) en 1991; al Tupungato (6.565 msnm) en 1992,
Mercedario (6.770 msnm) en 1993. Encontró una publicación de Marcelo Scanu en la revista Pyrenaica del año 1991 sobre las trece más altas de América. Fue cuando decidió encarar la empresa de terminar de ascender las montañas más altas de Argentina, lo que en aquellos años, por gran falta de información, no era tarea nada fácil. Recuerda que cada objetivo, con muchísima carencia de datos, demandaba trabajo y esfuerzo, no sólo en la parte deportiva sino también en la organización y en la planificación ya que cada espacio de la Cordillera de Los Andes imponía su especial geografía.
Continuaron así expediciones al Nevado Pissis cúspide Ej. Argentino (6.788 msnm).con determinación de cumbres, en 1994, Llullaillaco (6.739 msnm) en 1995, Bonete (6.759 msnm) en 1995; Inca Huasi (6.638 msnm) en 1997; Tres Cruces, en exploración, Sur Chilena (6.535 msnm) en 1997, Pissis cúspide CAM (6.795 msnm) en 1999, Walter Penck (6.658 msnm) en 2000 y Tres Cruces Limítrofe Sur (6.749 msnm) en 2001.
A estos logros se fueron sumando otros. Fueron esencialmente en Hispanoamérica, con la excepción del Aneto (3.404 msnm) en los Pirineos. En 1992, ascendió el Volcán Popocatepetetl (5.452 msnm) en México, donde regresaría en 1997 para ascender el Iztaccihuatl (5.286 msnm). Luego, en diferentes años, el Volcán Cotopaxi (5.962 msnm) en Ecuador; los Volcanes Pacaya (2.552 msnm) y Acatenango (3.975 msnm) en Guatemala. El Huayna Potosí (6.080 msnm) en Bolivia, El Pico Bolívar (5.007 msnm) en Venezuela; el Prateleiras (2.560 msnm) en Brasil y el Volcán Barú (3.475 msnm) en Panamá.
Acepta que iba aprendiendo a medida que ganaba experiencia y ésta la iba transmitiendo entre sus compañeros de cordadas del Club Talleres y posteriormente del Club Andinista Mendoza.
No obstante, reconoce que esto no hubiese sido posible sin algunos que reconoce como sus maestros, tales los casos de Fernando Grajales, Alfredo Magnani y Ulises Vitale.
Entre los compañeros que más recuerda en sus inicios, aparece en la memoria, Eduardo Gélvez, con quien compartió varias cumbres en Mendoza y Bariloche. Luego, con el devenir de los años y las expediciones, fueron ampliando el grupo el grupo de amigos que compartían la actividad, como Alejandro Giménez, Hans Siebenhaard, Guillermo Almaráz, Nico Pantaleón y muchos más, en diferentes montañas y lugares.
Su trayectoria como montañista le permitió coincidir en expediciones y tener encuentros con montañistas conocidos, tales como Jordi Pons con quien tuvo ocasión de compartir varias cumbres.
También el Cnel. José Hernández, gran camarada de expediciones y montañas y Hans Siebenhaard, compañero de múltiples ascensos y exploraciones.
Con varios más, muy renombrados y apreciados, también compartió encuentros, expediciones y salidas, que ha podido reflejar en varios capítulos de sus libros.
Debido a su pasión por el montañismo, confiesa que todos sus ascensos, sin excepción, fueron sus favoritas y queridas. Y, todas las que no pudo coronar, deseables. Pero tal vez ya, estas últimas, físicamente inalcanzables.
La lectura de libros se convirtió en una fuente, no sólo de información, sino de formación. Fue llenando su biblioteca con muchos libros de montaña. Todos y cada uno, desde el más antiguo al más nuevo, fueron valiosos y aportaron importantes referencias e historias. Títulos como El Cordón del Plata, Vallecitos de Adrián Jorge Sánchez; Diccionario Incompleto de Montaña e Ideas y Pensamientos de Montaña del Cnl. (R) José H. Hernández; Annapurna Este de Jordi Pons; + 6500 de Darío Bracali y Guillermo Almaráz; Ecos de la Montaña de Jorge González; Mendocinos en los Himalayas de Alfredo Eduardo Magnani; y Quizás Vivir sea esto de Jorge Egocheaga Rodriguez, entre muchos otros, son de asidua lectura de Jaime Suárez.
Respecto del montañismo en el presente, su larga experiencia, lo autoriza a opinar. Explorando en la historia, admite que a fines del siglo pasado no existían prácticamente impedimentos para el acceso a las montañas. No se subían cerros para marcar récords sino para disfrutar o coronar montañas. Toda una preciosa época del andinismo romántico.
Con el nuevo siglo, la superpoblación y el avance de la burocracia, cada día aparece un alambrado nuevo, una barrera, un escritorio por el que hay que realizar trámites, o una casilla de cobro. Van desapareciendo poco a poco los grupos de montañistas en pos de un objetivo deportivo y van apareciendo múltiples empresas y guías comerciales de expediciones.
Lamenta que, cada vez están más lejanas las cumbres de libre acceso que se pueden ascender con libertad y con el placer del montañismo romántico o deportivo. Pero no deja de considerar que las expediciones se deben encarar preferiblemente desde la tutela de un club de montaña y con experiencia, conocimientos y responsabilidad.
Algo que caracterizó a Jaime y que luego se va a convertir en su principal aporte a todos los que hacen montañismo, fue escribir amplios y copiosos informes. Lo hacía previo a cada ascenso, cuando existía o se podía conseguir alguna información. Servía para planificar la expedición. Luego, al regreso de la cumbre o de la exploración, hacía un informe que dejaba en el Club y que inmediatamente publicaba para que fuese de utilidad a otros montañistas.
Jaime Juárez escritor
Jaime Juárez González no se quedó con sus experiencias como si fuera un capital exclusivamente personal. Su hábil y virtuosa pluma permite recuperarlas a través de la lectura de un número más que considerable de publicaciones suyas. Entre los libros que editó se encuentran: NEVADOS DEL ACONQUIJA, COME CABALLOS Resera Laguna Brava, NEVADOS DEL FAMATINA, MIS CERROS Compañeras pioneras en cumbres, exploraciones y anécdotas, CINCO SEISMILES, EL SENDERO SECRETO, POR TIERRAS DE VOLCANES y HACIA EL TRES CRUCES.
Parte de sus publicaciones se han convertido en piezas de estimable valor por la defensa de la ecología en contra de la megaminería. En ellos se sostiene que los sistemas montañosos están soportando desde los fines del siglo pasado una tremenda, sistemática y organizada expoliación y destrucción, que conlleva la utilización y contaminación de los recursos hídricos. Se destruyen glaciares, vacían napas de agua en altura y se contaminan, junto a disminuidos cauces otras napas a niveles inferiores.
Todo fríamente calculado por un Orden Económico Mundial que no sólo definió el texto de la ley de minería, sino las leyes y prebendas que la rodean. Es contundente al afirmar que muchos países, -previa y fácilmente endeudados- son marionetas del poder que succiona sus recursos naturales.
Estima que los que ascienden montañas y contemplamos desde las cumbres los entornos montañosos, no podemos dejar de observar cómo con el paso de los años recursos valiosos como el oro, el cobre, molibdeno, tierras raras y en estos momentos el litio, que podrían haber permitido a nuestro país pasar a un importante plano económico mundial, son vilmente explotados y libremente transportados fuera de nuestras fronteras junto con los dólares que generan. Quedan migajas y contaminación. En su libro Por Tierra de Volcanes nuevamente vuelve a hablar como montañero y ecologista sobre este tema y sobre la falta de agua en poco tiempo más.
La valoración de la mujer montañista está presente en sus libros. Su libro Mis Cerros está dedicado a sus compañeras de montaña. Esto no es casual. Tanto en Andes Talleres como en el Club Andinista Mendoza, la mujer tuvo un importante papel y participación en las actividades de montañismo. También en UPAME, donde la montañista chilena Julia Meza ocupó la presidencia de esta Institución desde el año 1996 al 2000, y muchas mujeres dirigieron comisiones, brindaron capacitaciones e intervinieron en las expediciones que se organizaban.
Como resultado de ello, hubo una muy importante participación femenina en ascensos a cumbres americanas, y en muchas ocasiones lograron ser las primeras en concretar también cumbres hasta entonces prácticamente logradas sólo por hombres.
En el libro Mis Cerros reflejo la participación de las que fueron pioneras en varias cumbres de Argentina, ya sea en expediciones internacionales o por la participación en cordadas locales.
Jaime Juárez González en la UPAME y otras instituciones
UPAME es la Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo y Escalada.
Reunidas en Santiago de Chile durante los primeros días de marzo de 1976 las delegaciones de Argentina, Bolivia, Ecuador, México, Perú y Venezuela
Y con la invalorable participación de la Federación Española de Montañismo se creó la UNION PANAMERICANA DE ASOCIACIONES DE MONTAÑISMO –U.P.A.M. – firmándose una declaración de principios donde se determinaba que este organismo agrupaba a las instituciones rectoras del montañismo de los países de América, y que tendría como objetivo la difusión, promoción y reglamentación de las actividades de montaña.
Había nacido el 8 de marzo de 1976, la UPAM y su primer presidente fue el Sr. Hernán Berti de Chile, motor de incontables proyectos en relación al montañismo.
Poco a poco se fueron incorporando otros países americanos a esta institución. Pero a pesar de la realización de cursos de instructores y de seminarios no era fácil la presencia de los países integrantes ni la concreción de asambleas. La labor de la UPAM era muy difícil en aquellos años, considerando las extensas distancias, la demora de las comunicaciones, y las limitaciones económicas.
Así fueron pasando los años sin mayores o significativas acciones. Pero el interés de los montañistas americanos fue mayor a los impedimentos que surgían y se determinó, para darle nuevo ímpetu al organismo, la realización de una Asamblea General Ordinaria que se realizó en la Federación de Andinismo de Chile y en el refugio del Club Andino de Chile en Lagunillas, desde el 12 al 16 de abril del año 1990.
Estuvieron presentes delegados de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México y Perú y como principal premisa en los acuerdos que se obtuvieron fue la de concretar realidades y no dejar ninguna buena intención pendiente. Luego se fueron agregando países como Brasil, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Panamá y Venezuela. Con el desarrollo de la escalada deportiva UPAM pasó a denominarse UPAME.
Se formaron comisiones como la de Expediciones, Protección del Medio Ambiente Andino, Rescate, Capacitación, Escalada, Medicina de Altura, Escalada y Senderismo en cada país integrante, para reforzar el funcionamiento de UPAME. La finalidad era mantener constante comunicación entre la Comisión Directiva y todas las Comisiones de Trabajo.
Jaime comenzó su participación en UPAME en la Asamblea de Lagunillas de 1990 representando a la FASA. A partir de esa reunión, quedó a cargo de la Comisión UPAME de Protección del Medio Ambiente Andino (Ecología) durante 10 años. Posteriormente y desde el año 2000 al 2004 ocupó la presidencia de esa Institución.
Hasta pocos años atrás UPAME realizó aparte de sus asambleas anuales, expediciones, congresos de ecología, capacitaciones y cursos en los diferentes países que la componen, con la participación de la U.I.A.A en muchas de ellas.
También se caracterizó por apoyar instituciones ligadas al montañismo. Es padrino del Museo de Los Seismiles de Fiambalá, junto a personalidades como Jordi Pons (España), Luis Sablé, Bruno Baschung (Francia) y el doctor Arseth Sverre (Inglaterra).
Este Museo fue inaugurado el 8 de julio de 2007. Sus fundadoras fueron la Profesora María Magdalena Acevedo (Directora) y la Ingeniera Lis Sablé (Vice Directora). Está ubicado en la localidad de Fiambalá, también considerada como “Capital de la Cordillera” o “La Puerta de Los Seismiles”, a los 1.550 metros de altitud, en Catamarca. Funciona, como organización autónoma, dentro del edificio que alberga al Museo del Hombre que depende de la Municipalidad de Fiambalá.
En este Museo se aprecian y exhiben elementos utilizados en el montañismo, testimonios de cumbre, cartografía, fotografías, biblioteca y archivos visuales, principalmente donados por montañistas y arrieros. Anualmente, especialmente en su aniversario, se realizan en él importantes encuentros culturales donde intervienen montañistas del país y del extranjero. El Museo es visitado por turistas y montañeros de Argentina y todo el mundo.
Jaime a pesar de tener una vida llena de logros de cumbres y de haber comenzado a escalar de grande a la edad de 37 años, el día más difícil en la montaña fue cuando se dio cuenta que no le era tan fácil ascender las montañas más altas de la Argentina como en sus comienzos: “Es un momento muy trascendental y que atraviesa todo andinista cuando se da cuenta que ya no podrá disfrutar de la visión de cima.”
AL PIE DE LA MONTAÑA
Una vez más,
y años después...,
ya no para emprender una cumbre,
sino para remozar y tal vez despedirme
de los perfiles que,
desde siempre, tenía en mi mente,
...estaba al pie de la montaña.
Una vez más iniciaba el paso a paso,
sólo que,
cansinamente,
con torpeza,
dirigiéndome en pos de la montaña,
lo más allá que pudiese,
y no ya pidiendo el apoyo de mis muertos
y mis vivos,
sino que sintiéndolo profundamente.
Estaba en el punto,
como desde tantos años atrás hacía,
en que pedía al duende de la montaña
permiso para acceder a ella.
Pero en esta circunstancia no la subiría,
sólo quería,
...despedirme.
Y escuché su voz:
- ¡Te veo abajo y no subirás!,
veo que llegó el momento,
extrañaba nuestros encuentros.
- ¡Cuéntame qué sientes!
- Una vez más siento frío...
Me respondió:
- No es mi frío,... ahora son tus recuerdos.
- Una vez más, siento cansancio.
Me contestó:
- No es tu cansancio,... ahora son tus emociones.
-Pero más que nunca siento que Dios existe...
Y me dijo:
- Todos quieren coronar la cumbre,
sin saber que la mayor emoción está en ascenderla.
Pero tú has perdido lo individual.
Casi somos uno...
Has descubierto más que el límite
de lo que tus ojos han visto...
¡Has entendido,...lo que ya sabes!
Viejo amigo, vuelve o llámame...
yo estaré, no sólo en las cimas,
sino junto a ti,
donde sea te encuentres...
Hubo algunas lágrimas en ambos rostros...
Jaime Suárez Gonzalez
Andinista
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