El propósito de esta nota es poder ofrecer información certera y actualizada para ascender el cerro Tolosa por la nueva ruta “Directa al filo” AD + 55° 1200 mts. Cara sur.
En las montañas somos más auténticos, reales, ellas nos demuestran lo insignificantes que somos, lo pasajera que es la vida y la necesidad de vivirla a pleno.
En estos lugares logramos vivir en el presente como en ningún otro lugar, paso a paso logramos transitar el camino elegido.
El que desee realizar la ruta debe poseer experiencia previa en terrenos nevados y en la progresión del mismo, así como también tener desarrollado un buen “criterio”, ya que una buena o mala decisión pueden determinar o no el ascenso. Todos conocemos las historias del Tolosa.
Recomendamos que las personas que se adentren en esta ruta y en cualquiera del Tolosa, tengan experiencia en altura y en escalada, tanto en hielo como en roca, para poder superar cualquier obstáculo de una forma segura. Claramente debemos ser conscientes en donde nos estamos metiendo. El cerro no regala nada, tanto la subida como la bajada suponen un desafío en la navegación y en lo físico como en la toma de decisiones.
“Debido a esta excelente ubicación su cima fue un codiciado objetivo de los primeros exploradores andinos de la zona. En efecto, las visitas a su cumbre comienzan en los albores del siglo XX, a propósito del viaje de luna de miel que Nadine Lougonine von Meyendorff y Conrad von Meyendorff realizan a la región (1903). Posteriormente, en 1908, el gran explorador Federico Reichert alcanzó por tercera vez su cúspide. En este ascenso, describe que desde la cima “se presenta majestuosamente el macizo de Aconcagua con su fascinante precipicio de hielo meridional, sobrepasando su cumbre en más de 1.000 metros nuestro punto de observación (...). Estas y otras de las primeras expediciones que ascendieron el Tolosa, tomaron como ruta de ascenso el portezuelo que forma con el cerro México, accediendo a él a través del valle de Horcones. Alrededor de 40 años después, en febrero de 1945, los estadounidenses Arthur Emmons y Teodoro Crombie, junto al argentino Miguel Caffaro, abren una nueva aproximación a la montaña. Esta se realiza por el poniente a través de la quebrada de Matienzo, tributaria del valle de Las Cuevas.
Sin embargo, desde el punto de vista escénico y deportivo, su principal atractivo radica en su famoso glaciar del Hombre Cojo, masa de hielo cuya denominación hace alusión a la curiosa forma que presenta al bajar por su ladera meridional y sobre la cual se han desarrollado las más atractivas rutas hasta su cima.
Tal es el caso de la vía que recorre la “pata larga”, abierta en 1960 por Alfredo Magnani, F. Monserrat y otros(*); y la “pata corta”, abierta por Gustavo Pizarro y Manuel Donoso el 12 de septiembre de 1992. Otra importante vía, es la abierta en noviembre de 2010 por Luciano Fiorenza, a través de una canaleta por su cara sur. Por su parte en el 2015 los argentinos Gabriel Fava y Roberto Piriz abren una ruta en el espolón suroeste a la que llaman Dioses del Ocaso.
No se tiene conocimiento de dónde surgiría la denominación Tolosa, aunque en su diario la baronesa von Meyendorff se refiere siempre a él como “Torlosa”. No obstante, el topónimo que actualmente se ocupa para referirse a la montaña es el que ha prevalecido en el tiempo” (Andeshandbook).
Nos sacamos el sombrero ante estos primeros exploradores de los Andes. Hoy, 120 años después de su primer ascenso, continuamos su legado.
El ascenso comenzó con una charla con “Juancin” que me contó que tenía ganas de subir al Tolosa. Tenía ganas de ir como sea solo o acompañado. Me mostró la ruta y no la dudé.No encontramos ninguna información de la ruta que queríamos hacer, solo unas fotos nos ayudaron a planificar por dónde subiríamos.
Nos organizamos. Nuestro plan era hacer la ruta en estilo alpino: subir por la cara sur y descender por Matienzo. Esto significaba llevar todo el equipo a cuestas. Aun así nos llevamos toda la artillería para poder pasar lo que encontráramos y más importante aún, bajarnos de donde fuera necesario. Planificamos subir de noche toda la pared y tener todo el día para realizar el laberinto de bajada.
Sacamos los pasajes y el sábado salimos a las 7 am de la terminal de Mendoza en dirección a Las Cuevas.
La aproximación comienza en la curva de la “Soberanía”, antes del túnel de Las Cuevas. En este lugar también se encuentra la Casucha del Rey”, otro punto de referencia que puede ser de utilidad. Desde este punto se puede acceder también a la quebrada de Navarro.
Una vez en la ruta, debemos tomar la quebrada hacia la derecha y seguirla durante 4 km, hacia el noroeste.
Se tendrá en primera plana el “Pináculo”, llamativa formación en uno de los filos del Tolosa.
La quebrada asciende progresivamente por un terreno deformado por el paso de los glaciares. Elegir bien el camino por las morrenas va a hacer que la aproximación sea rápida.
Una vez que subimos el mayor desnivel de la quebrada, ésta se aplana y forma varios posibles caminos. Nosotros elegimos un filo en el centro de la morrena que nos permitió no perder altura y llegar al lado de la pared. Tuvimos que encontrar una pasada para bajar del filo de la morrena ya que hacia la derecha la dirección que teníamos que bajar se pone muy vertical, con paciencia y buscando la pasada. Al final del filo, se encuentra un canal de deyección (básicamente donde caen todas las piedras). Por ahí bajamos con cuidado, primer crux superado.
Llegamos a la base de la pared y nos armamos un vivac.
Tardamos 3 horas hasta allí (3900 msnm). A las 15 hs., ya estábamos tomando mates y viendo la línea que elegimos y observando cómo se comportaba la montaña por donde íbamos a pasar. Pidiendo permiso, nos encomendamos en la actividad y confiando en nuestras habilidades y experiencias previas.
Tuvimos una noche hermosa. No hubo viento ni frío. A mi me costó dormirme, una mezcla de emoción y pensamientos antes del pegue. Cada vez que abría los ojos, veía por dónde nos íbamos a meter y me invadía una felicidad plena. Tantos años de entrenamiento y preparación sumó para estar ahí, desde el querido Champaqui a los porteos en Aconcagua. En la montaña, el camino es lo que importa como las experiencias que vamos sumando. Juansi, típico de él, se durmió como un bebé.
Pusimos el despertador 11:50 hs., momento decisivo si los hay. Levantarse, prender el calentador y hacer el tecito, creo que estos momentos determinan la escalada, cumplir el plan, salir de la bolsa con frío y disfrazarse.
A la 1 hs. ya estábamos con los crampones puestos saliendo para arriba. Pilas nuevas que ayudarán a develar la navegación en la pared. Arrancamos a caminar y a los diez minutos aproximadamente, llegamos a la rimaya que pasamos sin problemas. De ahí, el canal comienza a pararse y afinarse en la primer sección ( 60° aprox). Luego de pasar esta primera parte, el canal se ensancha y cambia la inclinación a unos 40/45°. Seguimos hacia arriba hasta que encontramos la zona de los mixtos, en la mitad de la ruta. Consideramos que es el crux a sortear. Pasamos un resalte de 4 mts de roca de buena calidad de un 4to grado. Luego de este resalte, continuamos uniéndolos entre nieve y roca, hasta que volvimos a conectar al canal superior que ya nos sacaría al filo. Esta parte superior del canal mantiene una inclinación de 55° hasta la salida.
Llegamos al filo al amanecer, 6:20 hs.. Pudimos disfrutar del calor que nos brindó el sol. Con energías renovadas, continuamos a la cumbre central por un filo ancho que va conectando varias falsas cumbres. Paso a paso, nos dirigimos a la cumbre. La altura ya se empieza a sentir.
El viento nos recuerda quién manda. Los andes son indómitos. La montaña siempre tiene la última palabra: nosotros proponemos y ella dispone.
Cumbre!!! 9 hs. (cumbre central). Tantos sentimientos que afloran y tantos sueños. Nos acordamos de los amigos, los que están y los que se fueron, cómo no pensar en Luisito, siempre estuvo presente en todo el ascenso.
Encontramos los testimonios en la cumbre. No dejamos nada, no encontramos la lapicera. Estuvimos 5 minutos en la cumbre que tiene un sillón natural, con los pies colgando hacia el abismo.
Ahora a bajar. Nuestra concentración estaba puesta en eso. Bajar y llegar con los amigos a festejar, muchas fotos de retina. La pared sur del Aconcagua brillaba majestuosamente en el horizonte, el Tupungato, Juncal, Plomo, Gemelos y un mar de montañas que no llegamos a identificar. Sentimientos que confirman por qué estamos acá.
“La verdadera cumbre está en casa” es el mantra que repetimos.
Desde la cumbre central, fuimos uniendo el filo a la cumbre norte donde se encuentra una cruz con otro libro de cumbre. El plan era descender por el col Tolosa - México, pero unos acarreos que bajaban directo hacia Matienzo nos sedujeron para ir por ahí, uniendo nieve y roca. Muchas veces, los acarreos congelados y una pasada clave nos llevó a un canal que nos dejó fuera de peligro y rápidamente bajamos muchos metros de desnivel. Averiguando, Gabi Fava también bajó por allí.
Una vez fuera de las dificultades, nos refugiamos en unos rocones y nos dormimos una siestita. Nos levantamos media hora después, con la panza medio vacía pero con el corazón lleno de alegría y satisfacción por lo que habíamos hecho. Los dos habíamos soñado con el Tolosa desde que llegamos a vivir a Mendoza.
Desde ahí, en dos horas estábamos en Las Cuevas esperando el bondi que nos llevaría de regreso a la casa. Festejamos con unas birras al lado de la ruta. Todavía no caemos, seguro tardará un tiempo en decantar todo lo que vivimos. Ambos coincidimos que fue un pegue que nos marcará para toda la vida. Cada vez que veamos el cerro será con otros ojos. Gracias Apu Tolosa por dejarnos pasar y abrirnos las puertas de esa forma.
El ascenso lo llevamos a cabo en libre. No nos aseguramos en ningún lugar, pero teníamos los elementos para hacerlo. Logramos pasar por el terreno más evidente en donde nos sentíamos cómodos, siempre para arriba. En todo el itinerario fuimos juntos, nunca nos separamos
Al parecer abrimos una ruta por lo que investigamos y consultamos con personas conocedoras del lugar y revistas (American Alpine club, Andes Handbook). De lo contrario, será una nueva invitación a subir el Tolosa por la cara sur, aventura asegurada para el que escuche esta invitación.
Consideramos que la ruta varía la dificultad dependiendo las condiciones en la que se encuentre el canal. La zona de los mixtos será el crux a superar, probablemente debiendo asegurarse si no hay nieve que los conecte.
Nosotros encontramos unas condiciones muy buenas para los Andes Centrales: la nieve estaba dura y el canal se encontraba en su totalidad nevado.
Creemos que tiene una graduación AD + según las condiciones que la encontramos.
Debe ser un ascenso rápido y de noche, para evitar las caídas de piedras. La ruta no presenta muchos riesgos si se hace el ascenso de noche y si se tiene bien dominada la técnica clásica de progresión.
Encontramos agua de buena calidad en la base de la pared. Hacia el oeste se encuentran unas paredes donde habían unas cascadas de deshielo. En la aproximación, encontramos agua en las morrenas, en algunos ojos de glaciar. Desde la ruta a este punto no encontramos agua.
Los Andes Centrales tienen muchísimos lugares por descubrir, pudimos encontrar un lugar poco explorado a cuatro kilómetros de la ruta. Eso es increíble.
Este es el equipo que llevamos y que recomendamos utilizar :
Gracias a todos los que estuvieron presentes en cada paso, gracias a todos los maestros que nos apoyaron y enseñaron, gracias a los que nos prestaron algunas cositas imprescindibles para el pegue.
A disfrutar del camino…
Tenemos un gran parque de juegos.
VIVAN LOS ANDES!!!
Abrazo de cumbre.
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