Nací y me crié en mi querida Mendoza. Luego descubriría que tiene la zona más alta de los Andes con su Centinela de piedra: el cerro Aconcagua con sus casi 7000 msnm. Es el más alto del hemisferio sur y de Occidente. siempre escuché relatos asombrosos, casi increíbles, sobre los que lo habían desafiado. Por tanta influencia y tanta magnificencia podía imaginar historias y aventuras con solo abrir la puerta de mi pequeña casita en el pedemonte de la precordillera de los Andes. Allí se congelaba el agua en los charcos y mi pelo peinado a jopo que lo usaba para asistir abrigado a mi escuelita estatal Nº 68, Dr. Severo Gutiérrez del Castillo.
Quisiera contarles infinidad de cosas, como las que escuché y las vividas y también las compartidas pero sería interminable. Quizás cometería el pecado de exagerar pero me remito a explicar por qué un ser que se siente, se sabe Agua se quedará para siempre en la región Cuyana verdaderamente Semidesértica como dicen los libros de Geografía. Les contaré cómo hice de un pequeño canal, el Emilio Civit o el Jarillal, que conduce el milagro del agua a la ciudad de Mendoza, mi Mar Interior y mi verdadera pasión de sumergirme.
Allí, reteniendo la respiración y dejándome llevar por la corriente o desafiándola nadando y escalando en horizontal el fondo iba agarrado de las piedras y raíces de los álamos criollos, sauces y pimientos Aguaribay que bordeaban mi pequeño Mundo Agua.
Mi primer pedido a los “Reyes Magos “ fue un equipo de buceo que tardaron dos años en conseguir y traer a este pequeño de seis años. al recibirlo, la alegría fue indescriptible. Por primera vez, tenía mi máscara con snorkel de tapa bolita, mi bibotella con regulador bitráquea (dos mangueras), un cinturón de plomos y un cuchillo impresionante, las aletas con las que me costaba caminar. Al usar el equipo, el agua bañaba mi pequeño cuerpo y verdaderamente era feliz.
Con el paso inexorable del tiempo, todo aquello me fue forjando a ser quien soy: un buzo profesional que sigue jugando pero ahora sin tanques de plástico. No obstante, queda el mismo sabor en cada inmersión al sentir el lento ascenso de las burbujas y el incesante latir del corazón.
En respuesta a un pedido que me hizo mi amigo, el Cnel Orlando Rubén Interlandi, autor de las Vivencias en la fragua del Hielo, a través de Alex y luego Cristina, ambos del CCAM, acordamos compartir algunas de nuestras campañas de Buceo de Altura, o sea sobre los 1000 msnm.
En la década de los `80, explota el auge del buceo deportivo. En esa época, planeamos las primeras campañas a los espejos de agua escondidos entre las más altas montañas. Así, participamos de la producción de “La Aventura del Hombre “, producida por Proartel Argentina. Lo hicimos en un capítulo llamado “Hacia las Entrañas de la Tierra”. Está disponible en youtube aún. Ello nos motivó a realizar nuestras próximas aventuras en un mundo que se ofrece al que esté muy dispuesto a penetrar hasta lo inimaginable.
Corría el año 1983/86 y recibimos la visita de Proartel Argentina Canal 13 Para "La Aventura del Hombre" lo que nos motivó a seguir produciendo materiales documentales que dieron la vuelta al mundo, hoy vuelven a la vida gracias al CCAM…
Entre las tantas experiencias, haremos foco en dos joyas escondidas: Laguna del Diamante a 3300 msnm al pié del Vn Maipo de 5323 msnm y Laguna del Valle Hermoso a 2200 msnm. La primera lleva su nombre por la forma que dibuja el Vn Maipo, una imagen romboidal que asemeja un diamante en la laguna.
Para acceder a Valle Hermoso es ineludible pasar, previamente, por Las Leñas. Hasta allí, el camino es todo asfaltado, viniendo desde Malargüe, desde San Rafael o desde la Ciudad de Mendoza. A partir del centro de esquí, el camino se torna sinuoso, en pendiente y con obstáculos como escalones formados por el agua, grandes piedras y arroyos. Por eso, se recomienda transitar esta parte en motos, camionetas o bicicletas. Sin embargo, armados de paciencia, y considerando que en muchas ocasiones habrá que transitar a paso de hombre, se puede avanzar en auto común, por un llamado camino de cornisa
Aquí es frecuente ver el temido “Hongo”, sombrero de nubes lenticulares que cubre la cumbre del Vn Maipo (5323 msnm), considerado activo por los registros de cuatro erupciones estrombolianas, ocurridas entre 1826 y 1941. Los escoriales de basalto son testimonio de su estado de latencia. La hermosa laguna de forma ovoidal ocupa el centro del caldero principal, con sus 14 km cuadrados de superficie. Hemos registrado en ella, más de 70 metros de profundidad con ecosondas puesto que sólo descendimos hasta los 40 metros donde llega muy poca luz solar y el frío es omnipresente. Sin un buen traje resulta casi imposible estar algún tiempo en el agua.
Con un factor de corrección de 0,67 de ATA, la Profundidad Ficticia hace que nuestros buceos sean muy cortos, corrigiendo paradas de descompresión o de seguridad y la velocidad de ascenso a la superficie encontramos caída la presión parcial de los gases y la sofocación por la insuficiencia de oxígeno lo que puede motivar un accidente de buceo.
Se debe considerar Tabla A para llegar a estas altura y dejar doce horas de adaptación. Para que imaginen los riesgos, 40 metros de profundidad real de buceo se transforman en casi 60 metros de profundidad ficticia y si agregamos el factor frío, es muy riesgoso seguir bajando o permanecer más tiempo de lo planeado. Ni mencionar que estamos a un día de viaje fuera de ruta de cualquier centro de salud de alta complejidad que pueda atender un accidente tampoco hay posibilidad de evacuación volando.
No está disponible la laguna para buceo ni navegación de ningún tipo por DRNR de la provincia de Mendoza del gasoducto de alta presión y los pasos a Chile Numeradas al norte y al Sur “Maipo”. Para que esto se cumpla, hay control de la Dirección de Recursos Naturales Renovables de la Provincia y Gendarmería Nacional.
Llegamos a la reserva por ruta nacional 40, desde ciudad de Mendoza desde el departamento San Carlos, paraje Pareditas, por Ruta Provincial 98. El camino es de tierra y se recomienda hacerlo en una 4x4 o similar. Se ingresa previa compra de ticket, cuyo valor es de treinta dólares para argentinos y de setenta dólares para extranjeros.
Al llegar al refugio Alvarado, ex Ejército Argentino, nos entregan las bolsas de residuos que deberán ser presentadas y evacuadas al retornar.
Nos hacen un control estricto de los vehículos. Luego, continuamos hasta el refugio Cruz de Piedra, hoy en desuso. Aquí comienza la verdadera subida hasta los parajes Casa de Piedra, Pampa de los Avestruces, Vegas del Yaucha. A poco andar, próximos a los 4000 msnm, llegamos al Monolito que recuerda la Tragedia de los Baqueanos o la Epopeya de los Soldados. Allí, el 18 de agosto de 1953, treinta y seis efectivos del Ejército Argentino, Gendarmería Nacional y baqueanos debían llegar al refugio de Laguna del Diamante pero fueron sorprendidos por un terrible temporal que provocó la muerte de veintiún soldados y dos gendarmes.
Hoy hay una tradición: detenerte y frente a la placa recitar en voz alta y clara: “El viento de las cumbres repetirá los nombres de los soldados muertos, sobre la huella del deber y aquel viajero que a este sitio llegue, en su recuerdo los verá nacer”.
Yo también, con un nudo en la garganta lo logro cada vez que voy. Más aún, después de ser atrapado, en este mismo lugar, un 17 de enero de 1999, en pleno verano por un temporal de viento blanco, garrotillo y una nevada que tapó el camino. Dejó diez vehículos bloqueados por cuatro días en la nieve por lo que debimos despejar el camino con máquinas de Vialidad Nacional cuatro días después. La columna de más de veinte personas fue evacuada a pie hasta el refugio Cruz de Piedra. Apenas podíamos vernos y movernos. Allí tiritamos toda la noche frente al fuego y no dejamos de agradecer a nuestros ángeles salvadores, mi hoy gran Amigo Suboficial Mayor Martín Pavez y el Jefe de Regimiento, Luis Bedini, que arriesgaron sus vidas para salvarnos.
Con el objetivo de conocer, documentar y cuidar nuestros parajes de montaña nos propusimos realizar la campaña “Maipo y hacer el buceo en la Laguna del Diamante”. Hacia principios de los `90, una doble columna escalaría el Volcán por dos rutas pero sólo haría cumbre la que ascendía por el Norte.
La ruta Norte era larga y no tenía agua hasta el campamento de Altura al que llegaríamos el segundo día. Allí fundimos nieve a los 4600 msnm. Ese segundo día, ascendimos a la cumbre con cámaras de tv cintas SVHS.
Tomamos unas diapositivas que deslucidas por el tiempo quisimos compartir igual con todos. Próximos a la cumbre por el hombro norte, uno de los integrantes comenzó a sufrir el temido MAM (Mal Agudo de Montaña), con fuerte dolor de cabeza. Fue asistido y evacuado por el enfermero de la expedición. Con nuestro guía Gerardo Castillo, reconocido montañista, saltamos a la cumbre a la que llegamos cerca del mediodía. Filmamos la película que esperamos recuperar antes que se pierdan para siempre.
Con Gabriel Diez, camarógrafo de Aconcagua TV, Gerardo y quien suscribe, festejamos la cumbre asombrados por los dos inmensos calderos que el volcán posee en la cara Este y que desde abajo no se ven.
Descendemos con la secreta necesidad de volver alguna vez. Muy preocupados por el estado de nuestro compañero, los encontramos descansando. Había empeorado al punto de no podía hablar y apenas podía caminar. Llegamos al campo de altura, descansamos unos minutos y desarmamos todo para continuar la evacuación. No podíamos pedir ayuda VHS hasta llegar a la zona de alcance visual, lo que nos llevó doce horas de camino penoso y con carga de los equipos.
Después de esas largas horas, pudimos comunicarnos con el refugio Laguna. Eso hizo posible que el camión ambulancia, que afortunadamente nos asistió toda la campaña, llegara a nuestro punto de encuentro en el ingreso del arroyo “El Gorro”. Llegamos al refugio a altas hora donde pasamos la noche asistiendo con oxígeno y medicación al Gendarme accidentado. Con las primeras luces del nuevo día, lo evacuaron a Mendoza para su atención. Al bajar, nos enteramos que había recuperado el habla y había mejorado su salud. Luego de su pase a su provincia, Formosa, supimos que no volvió a subir montañas.
Ya estaban acampando nuestros compañeros a la espera de mi regreso para bucear en distintos puntos de la laguna con el antecedente de haber subido el Volcán donde la presión atmosférica llega a un medio ½ ATA (Atmósfera Temperatura Absoluta). Es decir, queríamos pasar de ambientes Hipobáricos en la cumbre condición Hipóxica a Hiperbáricos en el buceo Hiperóxico y efectuar algunos estudios y conclusiones. Por una condición natural de adaptación a esta exigencia, pudimos tomar algunos datos empíricos que se deben seguir estudiando más profundamente.
Con el nuevo día y ya mucho más tranquilos, decidimos seguir con el plan de buceo y con nuestro objetivo: la margen Oeste al pie de los Escoriales donde nunca habíamos buceado. Los móviles nos aproximaron, cruzando por lo que hoy es la Zona Intangible. Descendemos a una bahía amplia que nos parecía profunda. Copiando la ondulación de los escoriales, alcanzamos 25 metros de profundidad con 5 minutos de fondo, en tres grupos de tres buzos cada uno. Todos cumplimos el plan de descompresión.
Durante el ascenso, la visibilidad era buena y la temperatura de fondo marcó seis grados y en superficie, ocho.De vuelta al campamento, el debriefing (informe) obligado y luego la cena, la hidratación profunda, estimando un litro de agua cada mil metros de altitud. Al estar a más de tres mil metros, nos daba como mínimo unos cinco litros de líquidos.
El último día, el domingo, decidimos cumplir el plan de bucear la margen enfrentada, la Este Oeste, también hoy considerada zona intangible. Descendimos hasta los seis a ocho metros de profundidad. Cae con un corte brusco, alcanzando los treinta metros. Decidimos volver pese a que el agua del fondo estaba más limpia y se veía mejor.
Encontramos una sobrepoblación de copépodos naranjas y negros mezclados y en colonias. También hallamos crustáceos del tamaño de una cabeza de alfiler que pueblan todos estos ambientes acuáticos de altura y brindan abundante comida a las truchas, salmónidos introducidos por el pescador para desarrollar su deporte pasión. Suelen poblar estos ambientes de altura cisnes coscoroba, de cuello negro, avutardas bandurrias, cauquenes patos andinos, flamencos que tornan el color de su plumaje de acuerdo a la abundancia de los pequeños crustáceos que filtran con sus extraños picos.
En esta expedición, pudimos avistar pocos ejemplares de trucha de pequeño porte y notamos desproporción de cabeza y cuerpo por lo que estimamos poca alimentación por el largo y crudo invierno de aquellas épocas. Hoy vemos una recuperación en las dimensiones y cantidad de animales, creemos que puede ser producto del calentamiento global lo que ha provocado que la temperatura haya subido hasta alcanzar doce grados en superficie al final del verano y ocho grados en profundidad. Además, la Laguna ha perdido más de dos metros de su cota original y al mismo tiempo, ha perdido el vertido de sus aguas al río Diamante que da vida al oasis de San Rafael.
La laguna está a unos 350 km. de la ciudad de Mendoza, al Sur por la ruta 40 y volvemos a ella cada vez que podemos. Llegamos una vez mas al departamento de Malargüe, cruzando el río Atuel. Tomamos la ruta provincial 222 hasta el centro invernal Las Leñas. Desde allí, por un camino de tierra en plena montaña, cornisas y cuestas bravas se llega al mirador del Valle Hermoso donde se destacan los ríos Cobre y Tordillo que dan naciente al Grande. Este valle se estima que se formó cuando terminó la última glaciación cuando el hielo se funde en ríos que cavaron cañones en las montañas más grandes. Hoy el manto de agua se filtra en el suelo entre las morenas y alcanza lo que llamamos “nivel estático”, disolviendo calizas y yesos, ahuecando los cerros y el suelo y dando lugar a la formación de grandes dolinas.
Llegamos a la laguna donde hay un refugio parador de Las Leñas con camping y servicios, que ha generado un impacto antrópico en el paisaje, en la flora y en la fauna. El lugar, con sus 2400 msnm, nos invita a sumergirnos en sus frías y profundas y cristalinas aguas. Con dieciséis grados en superficie y seis grados a los treinta metros de profundidad, nos reciben, como siempre, las escurridizas truchas marrones y las arcos iris que fueron introducidas y hoy están adaptados a estos ecosistemas.
Fuimos invitados por amigos de la empresa INKA (Aconcagua Expediciones) a instalarnos durante las temporadas de verano para atender con actividades de buceo al pasajero que se atreve en semejante lugar a tener un “bautismo de buceo”. Con equipo completo casi astronautas, dentro de un traje de neoprene, con equipo autorrespirador tanque, con chaleco compensador y regulador y aletas iniciamos la experiencia. Le vamos agregando plomos de lastre a medida que avanzan en las destrezas bajo el agua hasta que logramos sumergirnos en un gran jardín de algas de todos los verdes, producto de la clorofila y la fotosíntesis. Siempre nos acompañaron truchas que se acercan a mordisquear cuanto levantamos del fondo algo o cuando llevamos para compartir con ellas. La experiencia bajo el agua dura unos cuarenta minutos que pasan muy rápidos pero son eternos en la memoria del aventurero!!!
Volvemos a la superficie y, nuevamente, nos hallamos entre las montañas, esas formas infinitas que hacen un juego de luz sombra de la tarde. Allí, el viento siempre está presente, a veces, implacable al punto de destruirnos el campamento. Nieva y a veces llueve. En el valle, se agradece la caída del agua porque verdea la pastura para la veranada de los piños de chivas, de las ovejas cabalgares y de los vacunos.
Cae el sol, se va el verano y se anuncia el invierno. Acá arriba todo es definitivo, sin términos medios. Los guanacos y el ganado inician el camino a los llanos como si tuvieran el mejor e infalible parte meteorológico. Las aves ya criaron a sus polluelos que vimos crecer y volar. Las lagunas se congelarán, nevará hasta cubrir los refugios, el gran manto blanco invernal detendrá todo excepto al viento y las nubes que esperamos traigan mucha agua y la almacenen en los Glaciares que estamos perdiendo día a día con nuestra conducta.
Me gustaría volver a creer que el agua mágica en sus tres estados: líquida (lluvia, ríos y lagunas), sólida (nieve y glaciares) y gaseosa (vapor de nubes) es infinita como el mar de ese pequeño que se fue y nos deja con el verdadero desafío de cuidar este mundo que llamamos Tierra.
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