Los escaladores de Buenos Aires no tienen cerros cercanos. Igualmente, cientos de amantes del montañismo entrenan todos los días, desde hace ya cuatro décadas, como si estuvieran en la montaña. Lo hacen en la "palestra de Buenos Aires". Se trata de uno de los pocos grandes muros –tiene casi 20 metros de altura– totalmente revestidos de piedra natural que hay en el mundo. Y es el único del país que permite la práctica de diversas modalidades de escalada, como trepar por sus fisuras empleando equipo artificial.
Cualquier habitante del Gran Buenos Aires sabe que vive en una enorme llanura: la zona del país que habitan unos 15 millones de argentinos no tiene cerros, acantilados en desnivel ni grandes piedrones. O sea que cualquier persona que quiera practicar el cada vez más popular deporte de escalada, solo tiene como opción concurrir a un muro de escalada deportiva.
El problema es que esos muros se construyen con tomas de plástico y resinas, fijadas con bulones sobre placas de madera: algo muy diferente de lo que se encuentra en la verdadera escalada de "montaña".
Por eso, los escaladores del AMBA que quieren hacer sus prácticas y entrenar en un muro equivalente a los escenarios de rocas naturales que ofrece la cordillera o las sierras, tienen solo dos opciones disponibles: viajar algún fin de semana, por varios cientos de kilómetros y buscar algún lugar de escalada en ciudades como Tandil o Mar del Plata. O, la alternativa más simple, concurrir a la Palestra Nacional de Andinismo, que está ubicada en el CeNARD, a pasos de la cancha de River Plate, en pleno barrio porteño de Núñez.
Esta Palestra monumental está administrada por el Centro Andino Buenos Aires (CABA) y hoy es el mejor lugar de la ciudad y el Gran Buenos Aires para poder practicar -y entrenar- las diferentes técnicas que se emplean en la escalada en roca. Y esto incluye algo que hoy ningún muro "plástico" puede ofrecer: subir por verdaderas fisuras de piedra, colocando seguros móviles y "empotrando" las manos y pies entre las grietas de las rocas para poder progresar con las cuerdas hasta la cima.
La "Pale" no solo es utilizada por deportistas socios del Centro Andino. Además, regularmente entrenan allí –y completan cursos de perfeccionamiento– diversos grupos dedicados a la seguridad y el rescate en altura. Por ejemplo, equipos y miembros de la Policía Federal, el ejército y el cuerpo de bomberos.
Quienes suben escalando (o por la escalera metálica interna) pueden, desde su "cima", practicar descensos usando arnés y cuerdas para aprender a hacer, en forma correcta y segura, técnicas de rappel. Por otra parte, dada la considerable altura, casi 20 metros, buena parte de sus vías tienen instalados diferentes tipos de anclajes (parabolts y spits) especiales que permiten la práctica de armar relevos aéreos. De esta manera, una "cordada" (un equipo de 2 o 3 personas que escala unidos por una misma cuerda) puede ensayar y simular todos los movimientos para completar una sesión "real" y practicar como es una escalada en la montaña que abarque varios largos de cuerda.
Como la "Pale" está parcialmente iluminada, también es posible practicar en una modalidad "nocturna", empleando linternas frontales. Y además se pueden ensayar las antiguas técnicas de "chimenea", apoyándose en ambas paredes para subir. Para completar sus enormes posibilidades, algunas "paredes" (partes) de la palestra son levemente extraplomadas, lo que le agrega una dificultad extra a todas las prácticas. Y, otra vez, la acerca todavía más a la realidad de algunas vías duras de las montañas.
Por otra parte, en los dos mega-muros de piedra que conforman la palestra, instructores del CABA periódicamente dictan cursos de iniciación y perfeccionamiento de escalada en roca abiertos y accesibles a todos los aficionados que quieran comenzar a familiarizarse con este deporte. O avanzar hacia nuevos niveles más exigentes.
Y, desde hace ya un lustro, también en ese mismo espacio se realizan las actividades prácticas de algunas de las materias que dicta el Instituto Centro Andino Buenos Aires, organización que ofrece una carrera oficial y habilitante: la Tecnicatura Superior en Guía de Montaña, título oficial que tiene validez nacional, reconocido por Parques Nacionales.
Finalmente, en el predio y en las paredes de la palestra, el CABA periódicamente se organizan festivales recreativos y competencias deportivas de diversas especialidades, que buscan difundir y profesionalizar el deporte de montaña entre millones de personas que habitan una zona de llanura.
En los años '50 los socios del Centro Andino Buenos Aires que querían practicar en forma cotidiana solo tenían una opción para trepar. Y esta era muy poco práctica: ir a escalar a algunas paredes de los cerros de Sierra de la Ventana, distante unos 700 kilómetros de la capital. O "colarse" a escalar en las paredes de ladrillo que aún quedaban en pie de una antigua destilería ubicada en la zona de Escobar, distante unos 30 kilómetros de la ciudad.
Esa vieja fábrica de licores había cerrado sus puertas en 1890, y apenas quedaban unas paredes, los huecos de las ventanas y una gran chimenea. Desde su altura los entusiastas probaban variantes técnicas y hacían rappel con las cuerdas.
Otra alternativa, sucia y –sobre todo– peligrosa, era recurrir a escalar algunas paredes de piedra que todavía hoy pueden verse recubriendo algunos puentes de la Avenida Gral. Paz, algo que hacía saltar la adrenalina. Pero no por la altura, sino porque los autos pasaban a más 100 km/hora a, literalmente, a no más de 90 centímetros de los atrevidos escaladores urbanos.
Para poder superar esas limitaciones prácticas desde el CABA y la F.A.S.A., a principios de los años '80 se conversó con autoridades de la Secretaría de Deportes de la Nación quienes, tras conocer una palestra de hormigón instalada en Alemania para el entrenamiento de sus alpinistas, aceptó financiar la construcción de una gran palestra similar, pero revestida en piedra traída de canteras de la provincia de San Luis.
Las paredes que finalmente se construyeron alcanzan en su parte más alta los 18 metros y en extensión ofrecen una gran variedad de "vías" de diferente dificultad técnica, desde las más "simples" o "vías escuela" hasta "rutas" muy duras que solo logran completar los mejores escaladores del país. De hecho, están graduadas desde 5tos grados (fáciles) hasta un duro 7C+.
La palestra comenzó a funcionar a pleno en 1982, en el predio de lo que hoy es el CeNARD (Centro de Deportes de Alto Rendimiento). En estas cuatro décadas miles de entusiastas se iniciaron en esta práctica deportiva, usualmente tras tomar cursos de introducción a la escalada que dictan periódicamente los instructores socios del Centro Andino de Buenos Aires.
La "Pale" original se construyó sobre terrenos que, a la fecha de su erección original, pertenecían a la Nación, dado que la ciudad de Buenos Aires aún no existía como jurisdicción independiente. Cuando ésta nació, tras la reforma constitucional instrumentada en 1996, el CeNARD quedó bajo la administración del estado nacional pero el terreno sobre el que estaba la Palestra quedó regularizado como "patrimonio" de la Ciudad de Buenos Aires (si bien la administración, la seguridad y el acceso sigue haciéndose desde el CeNARD nacional). Esta particular y compleja situación jurídica puso más de una vez en compromiso la continuidad de la actividad en la Palestra a lo largo de su historia.
La última de estas peripecias es muy reciente y data de mediados de 2024, cuando el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires presentó públicamente un proyecto para ampliar el vecino "Puente Labruna" que, desde la Avenida Udaondo, permite el cruce de autos y peatones por sobre la Av. Lugones mano al centro.
El proyecto de ampliación de este puente implica la demolición de la Palestra para poder construir nuevas rampas para el acceso vehicular.
De concretarse, esta situación dejaría a cientos de escaladores "urbanos" sin la posibilidad de practicar su actividad preferida, nada menos que un deporte que se está volviendo cada vez más popular en todo el mundo. La mejor prueba de su creciente aceptación social es que, desde el 2020, la escalada deportiva ya es uno de los selectos deportes olímpicos.
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