Se llevó a cabo en la ciudad de Mendoza el Domingo 12 de Mayo de este 2024, la puesta en valor del Museo de Montaña que es albergado en el "Puesto Puerta de la Quebrada”, al pie del cerro Arco.
El cerro Arco lleva en sí el apellido de quien fuera un oficial del Libertador Don José de San Martín, ya en aquellas épocas era este cerro un mirador estratégico para el Ejército de los Andes, nos cuenta Domingo Alvarez.
El día 16 de Abril del 2004, Domingo y un amigo, Jorge Giaquinta tomaron la decisión de crear juntos un lugar que fuera sitio de encuentro para los amantes de la montaña, un sitio en el que, con el tiempo pudieran llevarse a cabo actividades culturales y deportivas relacionadas con el montañismo en general. Ambos amigos tenían hijos en edad de disfrutar de las actividades al aire libre y en el ámbito de montaña y entonces por un tiempo fueron juntos dándole forma a este sitio que fue bautizado “Puerta de la Quebrada”, los dos tanto Jorge como Domingo, entrenaban, tenían una buena relación, salían juntos a la montaña llevando a sus hijos y generaron entonces este lugar de encuentro. Surge así este lugar físico en el que actualmente existe un Museo de Montaña que también cuenta con un salón en el que se pueden degustar comidas criollas o disfrutar de una cerveza artesanal e incluso a veces disfrutar de buena música regional en vivo.
Al comienzo se realizaban jornadas de capacitación, había días de relatos y charlas, reuniones de Astronomía entre otras actividades. Luego anexaron al lugar una pequeña biblioteca que fue creciendo con el aporte de amigos, con libros de montaña e información relacionada a esta actividad.
Por un lado habían logrado capacitar a gente interesada en el montañismo, pero también invitaban a distintas personalidades que dieran charlas de entrenamiento en montaña o técnicas de escalada.
Empezó a suceder que la gente al final venía a este sitio a “comer un asado” y las charlas se fueron convirtiendo en un pretexto para reunirse a comer, entonces hubo ”desencuentros” en cuanto a los fines que reunía este sitio.
Con el tiempo empezaron entonces a donarse equipos de montaña para ser exhibidos y que la gente común los conociera y algunas personas fueron trayendo equipos, fotos y documentos para que sean ”resguardados” en este lugar formando parte de la colección de objetos de montaña. Esto los llevó a ver que en forma simple al comienzo podían explicar o mostrar los rudimentos de la escalada, por ejemplo, cómo hacer nudos, cómo utilizar el material de escalada y de paso fueron enseñando y transmitiendo experiencias valiosas.
En esa época, Jorge y Domingo que antes llevaban a a sus hijos a este sitio fundado por ambos, dejaron de trabajar juntos en este lugar por cuestiones cotidianas y de crecimiento de sus niños en general, ocurrió que los hijos de Jorge ya no asistían a los encuentros y entonces él decide retirarse de la forma de sociedad que habían armado.
Domingo queda solo con sus hijos y deciden darle un nuevo empuje al sitio, mejorarlo, transformarlo básicamente en un lugar más específico de montaña, con un pequeño hornito de barro y una parrilla, además empezaron a colocar material de montaña, de escalada como clavos, y otros elementos relacionados a la práctica montañista y comenzaron a brindar información al respecto.
Seguían haciendo montaña, al comienzo Domingo dice que se dedicaba más a escalar que a caminar, padre de ocho hijos ahora a su lado permanecen tres que son quienes lo acompañan en este proyecto (Matias, Andrea y Juan con quienes generalmente se encuentra los fines de semana allí en el Puesto).
Tienen armadas salidas como ascensos en luna llena (caminatas a la luz de la luna)
y otras actividades y empezaron entonces a entregar cada vez más información a la gente que requiere datos de la montaña y también surge como iniciativa el darle un empuje de museo a esa muestra de tantas cosas que tenían guardadas con la idea de que gente que no sabe nada de montañismo comience a informarse, empezaron a contar también historias del entorno, por ejemplo la historia del nombre del cerro Arco que debe su nombre a Antonio Arco, quien fue Comandante de Campo de Don José de San Martín y narran que el cerro Arco (de 1668 mts de altura y con 4 kilómetros de recorrido) en épocas de la Campaña Libertadora fue “un mirador estratégico” ya que desde cierto sitio se pueden visualizar todos los puntos cardinales y para donde uno mire se ve bien.
Al saber esta historia, el sitio se transforma cada vez en un lugar más recorrido por la gente común, este cerro fue siempre como un lugar de inicio de entrenamiento para los montañistas, también por detrás existen otras montañas como el Cerro Áspero con mil metros justos de desnivel, el Gateado con el mismo desnivel, lo que convierten a la zona en una gran vía, un lugar ideal para entrenamientos en base a desniveles.
Este lugar, donde está enclavado el museo, si uno lo busca en los medios aparece con el nombre de “Puesto, Puerta de la Quebrada” y está situado en el pedemonte, exactamente en el ingreso del camino que conduce a la cima del cerro Arco al que se llega atravesando primero el Parque Gral. San Martín y el circuito del Challao en el departamento de Las Heras.
Fue idea de Domingo y sus hijos el transformar este sitio en un lugar de información, de asesoramiento, de encuentros, donde se puedan narrar historias, contar relatos e informar. Querían que sea un “sitio de encuentro de montañistas”.
Allí Domingo armó una maqueta del Aconcagua y en ella marcó todas las rutas, las más conocidas porque a decir de su autor “en el Aconcagua aún quedan rutas para hacer como en cualquier montaña” también están allí los datos de quiénes subieron por cada ruta marcada.
En nuestra charla también nos cuenta que tuvo la posibilidad de enriquecer un poco el material del museo gracias a las relaciones y circunstancias que le tocaron vivir, porque en tiempos en que se creó la Escuela de Guías de Montaña, Domingo fue “guía en el Aconcagua“ de quien en aquella época fuera gobernador en ejercicio de la provincia de Mendoza y abrieron una ruta nueva, una variante que se llamó, Ruta de los guías mendocinos, hacia el Oeste y esto lo realizaron en el marco de una expedición que se llamó Expedición Ecológica, que tenía el fin de poder, de alguna manera, conservar el recurso de Horcones (esto fue en el año 1994).
Siente también Domingo Alvarez que tiene la suerte de haber sido uno de los primeros mendocinos que subieron por la Pared Sur del Aconcagua, en los años 1981 y 1983 había intentado escalarla con el “Yuyo” Tarditti pero aunque estuvieron muy cerca (arriba de los 6700 mts.) no pudieron hacer cumbre debido a las avalanchas y el mal tiempo.
El hecho de haber participado en esta expedición,de alguna forma sintió que lo ayudó, porque la gente presta “un poquito más de atención” porque sabe que “éste hizo tal cosa”. Entre otros acontecimientos, Domingo también participó en la documentación de “El camino incaico” (con Antonio Beorchia Nigris), sintiéndose atraído por “lo incaico” y aprendiendo mucho al respecto tras haber vivido en Tucumán y conocido los lugares de los pueblos originarios en el Norte. Dice que “uno se queda prendido a esas cosas que vive”.
En Tucumán vivió entre los años 1983 y 1990, por cuestiones de trabajo y colaboró con la formación de la Escuela Técnica de Montaña del Club Andino Tucumán, oficiando un tiempo como director de la misma, cabe destacar que en aquellos años la escuela tenía más de cincuenta alumnos y que se organizaron desde allí varias” expediciones escuela” que Domingo Alvarez y un grupo de tucumanos propiciaron con éxito. Logrando también coronar el Llullaillaco, el Antofalla, el Acay, La Hoyada y Cachi, entre otros cerros.
Domingo plantea que gracias a todas estas experiencias vividas, la gente se fue acercando y fue colaborando con materiales, equipos y datos, libros, fotos y documentos y elementos pertinentes al montañismo que les pertenecían o que habían encontrado y ellos los fueron guardando hasta que decidieron darles un orden, y “museisarlos”, luego se pusieron a ver datos concretos en cuanto a, por ejemplo: ¿quiénes subieron al Aconcagua desde el comienzo, desde sus orígenes? primero, integrantes de pueblos originarios, seguramente en la época de Huayna Cápac, ¿y quién lo vio primero? Charles Darwin y habla de un volcán, el primero en subirlo fue Mattia Zurbriggen, en 1897 y dice Domingo, tenemos fotografías aquí en el museo que trajo el tataranieto de Zurbriggen… y entonces empezaron a “afirmarse” como museo.
Entre otros documentos tienen “comprobantes” (testimonios de cumbre) del Teniente Primero Ibáñez del año 1953 en el Chañi, en Jujuy , colaboración de Jorge “yuyo” tarditti, también el testimonio de cumbre de una cordada vasca conformada por M. Zavaleta y su compañero, Xavier Errú, los primeros que suben por la ruta de Grajales y hacen las dos cumbres, otro testimonio de los mexicanos que hicieron la ruta del padre Fernández de la Mora, la de Daniel cabrera cuando hace el filo Suroeste, las dos cumbres y baja por el Polaco.Todos estos son comprobantes de cumbre “originales” bajados varios por el propio Domingo Alvarez, Daniel Alto, Silvia Centeleghe, Yuyo Tarditti, Carlos Parajón y otros amigos, que ahora se han transformado en “cuadros” para ser conservados y que ilustran las paredes del museo.
Otros elementos que pueden verse exhibidos en la muestra son piquetas, crampones, sogas, botines, mochilas y pédulas de escalada marca Tarditti (de Córdoba) materiales también de la marca Dediol (de origen mendocino) como mochilas, ochos, piquetas, mosquetones entre otros elementos, también en la muestra se puedan ver los distintos tipos de nudos de escalada, catálogos, la piqueta de Ursula Díaz, la segunda mujer argentina que sube el Everest y que es catamarqueña.
En este sitio también se pueden degustar artículos de gastronomía y cerveza artesanal.
Domingo Alvarez no reside en este predio donde funciona el museo y nos cuenta que escribió un libro titulado “Cuando el marketing no alcanza”, y lo hace vinculándolo con relatos de montaña, dice en su libro, según nos relata, que las herramientas del marketing están al alcance de todo el mundo pero la diferencia la hacen las personas y cuenta algunas experiencias como por ejemplo, narra que el gobernador de Mendoza sin haber sido montañista llega a la cumbre del Aconcagua “por esto, por esto y por esto” … El trata de explicar, dice :“cómo el compromiso genera la diferencia, cómo el compromiso ayuda a generar cosas hasta inimaginables en una visión común, al existir el compromiso, hay cosas que se pueden lograr y entonces víncula esta idea a la experiencia del montañismo al día por día."
La idea que Domingo venía trabajando hace rato y que originó el evento de revalorización del museo el día 11 de Mayo de 2024 fue movida por el anhelo de que se reconozca a este lugar como parte del patrimonio de Mendoza, porque ellos quieren mostrar algo que no pudo hacer aún el gobierno que es una muestra, en un museo “de la historia del montañismo”. Charlando con sus hijos reconocieron que tenían mucho material que debían poner en valor, desocupando un poco el lugar de otras cosas para darle sitio al museo en sí, transformando el lugar para poder contar de alguna manera cómo ha ido evolucionando todo y entonces, cómo ese proceso de evolución puede seguir hasta ”convertirse en un museo“, guardián de tantos tesoros con el valor de ”comprobante original”. La idea es que la gente que venga pueda ver esos comprobantes históricos que ellos tenían guardados en maletines como recuerdos pero que ahora abren a la gente, los exponen para que todos puedan palpar, en esos objetos originales, las cosas como en verdad sucedieron.
Para ponerlo en valor, dice Domingo, ”lo que hicimos fue darle un ordenamiento” y "luego invitamos a “los amigos”. Reconoce tener la suerte de que esos amigos, son ”maestros” que han estado enseñando en las escuelas de montaña, entre ellos está Lito Sánchez (con quien Domingo subió la Pared Sur del Aconcagua) además de ser Lito el primer argentino en subir un ochomil, fue también el primer argentino y sudamericano que sube un ochomil en invierno y que logró las cumbres del Dhaulagiri y el Cho Oyu, estaba en el encuentro también Heber Orona que fue maestro de la escuela y que subió el Everest sin oxígeno, y tiene las siete cimas más altas de cada continente, las “Seven Summits” en su haber, Lito tiene 76 cumbres del Aconcagua, estaba Alejandro Randis que tiene el récord de ser el primero en subir las dos cumbres en el día, Danielón Rodríguez que es quien hace la primera ruta en la pared Oeste lo que se llama la Tapia de Felipe que sale a la cumbre Sur, asistieron también los hermanos Fernando y Juan Carlos Pierobón que son quienes encuentran la momia del Aconcagua en el año 1985 a 5.300 mts de altura, estaba el Yuyo Tarditti, enorme escalador, guía de montaña y maestro de escalada y hacedor de la primera ascensión a la pared Sur del Cerro Chañi. Cada uno de los visitantes fueron gente de mucha experiencia. También asistió personal del municipio autoridades de Desarrollo Económico, de Turismo.
“De alguna manera, dice Domingo Alvarez, cuando la gente ve que uno le va poniendo la impronta y sigue avanzando empiezan a ayudar”.
“Hay cosas que yo conozco”, añade, como la historia del montañismo, la evolución,etc. Pero hubo que armar la biblioteca, acomodar, colgar los cuadros y a todas estas cosas lo hicimos juntos, mis hijos, yo y Alejandro Randis que vino el día anterior a ayudarme, me pidió herramientas y me preguntó qué precisaba que haga, y estuvo en todo el reacomodamiento, pasó que nos sobraba material por estar repetido por ejemplo y había que elegir, cuál de los crampones exponer o por ejemplo, teníamos zapatos claveteados de la década del 1930 y entonces vimos que eran como los que en algún momento usó Link, incluso hay fotos de él en esa época”.
Hay gente que les acercó una colección de fotos del Teniente Primero Ibáñez en los cursos de escalada, con los estribos y todo lo que usaban ellos para escalar en ese entonces.
“Uno de los asistentes me preguntó, dice Domingo -¿te molesta si te regalo mi piqueta? - y fue al auto y me trajo una de esas piquetas barracuda que me hubiese gustado a mí y a muchos tener en nuestra época, cuando subíamos al Tolosa, una joya súper moderna, con un gancho y una pala impresionantes que nosotros no la tuvimos nunca, por supuesto”.
Es bueno que se puedan contar historias, que cada cual cuente su historia y traiga lo que muestra como su documento, de lo que vivió en la montaña, de eso se trata también abrirnos para que nos conozcan, para que la gente que venga pueda ver, percibir en esos objetos las distintas historias transcurridas en las montañas a través de los tiempos.
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