Integrantes: Emanuel Pérez y Claudio Fredes
Los autores estuvieron en el Aconcagua, completamente solos, durante trece largos días, en la plenitud del invierno con todas las características que en el mes de julio ofrece para estas actividades la montaña, temporal de nieve y viento ( de entre 110 y 120 km/h ) cuando lo normal en general en la cumbre es que el viento suele soplar a menos de 55/60 km/h, mucho frío por ende, mucha exigencia física para quien se aventura en esta empresa.Sin embargo, Claudio Fredes y Emanuel Pérez, ambos mendocinos y guías de montaña, pudieron narrar está odisea desde un sitio “amable” si se puede decir algo para definir está aventura.
Mi descubrir la montaña comenzó sobre una bicicleta, narra Claudio Fredes, mi compañero de cordada y yo nos conocemos desde que teníamos los dos 14 años y lo primero que compartimos fue un viaje en bici a casa de mi abuela que vivía en Potrerillo, hasta ese entonces nunca habíamos subido una montaña, después de esa experiencia decidí entrar en la escuela de guías de montaña y esto me gustó, entonces dejé de hacer viajes en bicicleta para empezar a subir montañas.
Emanuel ingresó al Parque Aconcagua para convertirse en guía y porteador. Juntos hicimos nuestro primer 4000 que fue el Punta Negra, luego vino El Plata y el Aconcagua, la primera vez que lo subimos yo aún no me había recibido de guía y él era porteador, actualmente yo llevo 12 años trabajando en el Parque y Emanuel 15 años, yo tengo 15 cumbres hechas y él 22 a lo largo de estos años. Esta cumbre invernal era un anhelo de ambos, no la habíamos hecho antes en invierno y fue maravillosa la experiencia.
Era la primera vez en años que estábamos completamente solos, sin gente, todo el cerro para nosotros dos.
Sabiamos que era muy duro el Aconcagua en invierno pero queríamos desafiarlo, arriesgarnos y hacerlo bien, todo fue cuidadosamente planeado y vivido. Pese a la dureza del clima, todo nos salió como habíamos imaginado, estábamos fuertes físicamente y de ánimo por eso el día que hicimos cumbre disfrutamos mucho, lo disfrutamos ambos, fue perfecto todo ese día.
Durante el invierno el Parque Provincial Aconcagua se encuentra “desolado”,completamente vacío, en la región no hay andinistas ni personal de la Patrulla de Rescate,tampoco comunicación,ni guías.En el ingreso a Horcones están sí,los Guardaparques. Sólo se puede apreciar el magnífico esplendor de la montaña en esta época de invierno,, su nieve, sus filos,sus cumbres, el profundo silencio, lo agreste. Los desafíos en esta montaña son enormes en tiempos de verano, en julio se multiplican las dificultades y los cuidados deben extremarse.
Así cuentan los protagonistas los detalles de su aventura.
*El día Domingo 16 de Julio de este año (2023), salimos de Mendoza y entramos al Parque, caminando 6 kilómetros y medio desde Horcones utilizando todo el tiempo raquetas por la gran cantidad de nieve blanda acumulada, y llegamos hasta el primer campamento llamado Confluencia, allí pasamos la primera noche.
*El Lunes 17 avanzamos otros 20 kilómetros hasta Piedra Ibáñez (también llevábamos raquetas por la nieve blanda), ese día el viento fue terrible en Playa Ancha, ya que es un valle enorme por donde el viento baja derecho sin encontrar escollos y entonces nos “ frenaba” todo el tiempo, nos empujaba hacia un costado, teníamos que ir muy abrigados porque el frío calaba fuerte (íbamos con todo el equipo puesto como si fuéramos ya a la cumbre, hasta con pantalones de pluma).Fue este sin dudas para nosotros “el día más duro”.En Piedra Ibáñez decidimos armar la carpa, pegada a una enorme piedra, para refugiarnos del viento y descansar.
*El martes 18 desarmamos campamento y caminamos por la cuenca del río congelado unos 4 kilómetros hasta Plaza de Mulas que esta a 4300 metros de altura y allí armamos carpa nuevamente sin que el viento cesara un instante y era tan frío que congelaba todo.
En todo momento las nubes tapaban el cielo y se movían muy rápido por el viento que había, la carpa se sacudía y parecía que iba a volar. Nos alimentamos con fideos y alimentos liofilizados (que son livianos para llevar y se preparan sólo con agua caliente).
Para hidratarnos,fundamentalmente para estar en altura,debimos derretir nieve constantemente,ya que tomábamos 4 litros de agua cada uno de nosotros.
* Miércoles 19 y Jueves 20 descansamos y tomamos fuerzas.
*Viernes 21 iniciamos nuestro trabajo de aclimatación. Nos abrigamos, fuimos primero hasta el campamento Canadá( 5000 metros de altura) para portear y de allí regresamos a Plaza de Mulas. En este trayecto soportamos ráfagas de viento que soplaba a aproximadamente 80 km/h. Casi nos congelamos.
*Sábado 22 y Domingo 23 descansamos sin que paren el viento y la nieve. Si bien estábamos solos físicamente, dentro del parque, teníamos mucho apoyo desde Mendoza con excelente comunicación,apoyo logístico y permanentes datos de pronóstico que nos llegaban para saber cómo movernos en la zona del Aconcagua.
El sistema de comunicación que usamos fue a través de un aparto muy liviano y pequeño, el InReach ( de Garmin) que es un dispositivo de comunicación por satélite que nos permitió sentirnos seguros y nos aportó tranquilidad. durante nuestros días en el cerro.Con está tecnología uno puede mantenerse comunicado, se pueden emitir y recibir mensajes, navegar por tu ruta o hacer un seguimiento del trayecto y compartirlo
Los pronósticos nos indicaban que había un viento fuera de lo común en la cumbre de 110 a 120 km/h.
Sabíamos- que debíamos esperar y estar tranquilos,debíamos aclimatar por eso nos quedamos en Plaza de Mulas.
Entre otras cosas debimos afrontar complicaciones a nivel grupal e individual, no podíamos salir de la carpa,estábamos encerrados por el mal tiempo, sin embargo los dos sabíamos que al Aconcagua no debíamos subestimarlo, hay gente que por años intenta su cumbre sin lograrlo y en época invernal, estas complicaciones naturales son dos o tres veces más duras de sobrellevar,el peligro al que nos exponíamos era mayor y había que cuidarse.
*El Lunes 24 fue el más frío, el de menor temperatura pero no había viento, así que decidimos portear hasta Nido de Cóndores (a 5500 metros de altura) y luego regresar a descansar nuevamente a Plaza de Mulas.
*El Martes 25 supimos que se acercaba la ventana de buen tiempo,descansamos,nos relajamos y ultimamos detalles para el ascenso.
Esa noche nos ocurrió un acontecimiento de película : un zorro nos robó el InReach y pasamos tensos momentos hasta encontrarlo.
Como dentro de la carpa no teníamos buena señal, habíamos dejado nuestro InReach afuera y dentro de una bolsa para preservarlo un poco del frío, parece ser que la bolsa tenía olor a comida y un zorro se la llevó, nos dimos cuenta porque al salir, el aparato no estaba allí. Vimos las huellas del zorro en la nieve y empezamos a buscarlo en plena noche y lo encontramos como a 100 metros de la carpa, estaba junto a la bolsa rota. Esa media hora buscando el InReach fue muy dura porque aunque todo estaba bien, veníamos de una comunicación fluida con nuestro equipo de apoyo y no podíamos explicarles nada de nuestra ausencia en línea, era pasar a estar totalmente incomunicados, si no lo encontrábamos tendríamos que bajar y esto hubiera significado un caos a estas alturas por lo que era probable también hubiera sido el fracaso la expedición. Por suerte fue solo una anécdota que ahora podemos compartir.
*El Miércoles 26 decidimos volver a subir hasta Nido de Cóndores emprendiendo la marcha cerca de las 13:00 h y allí nos quedamos ese día y el siguiente.
*El Jueves 27 estando aún en Nido, el viento seguía soplando y no levantaba la temperatura.
Durante la travesía tuvimos momentos de mucha ansiedad,euforia pero también de mucha voluntad y concentración en lo que hacíamos, la sensación más dura fue pensar cómo seguir adelante con tantos días “ quietos” en el campamento base esperando que mermara el viento, esperando con incertidumbre que se abra una ventana con buen tiempo.Teniamos la experiencia, conocíamos el cerro pero dependíamos de la hostilidad de ese clima.Teniamos conciencia de que quizá deberiamos esperar un mes a que cambien las circunstancias. ¡Nos habíamos propuesto no bajar hasta hacer cumbre porque volver a organizarnos otra vez con papeleos y logística nos iba a llevar otra eternidad, así que no bajaríamos hasta lograr la cumbre, eso nos sostenía!
Estábamos allí porque siempre elegimos ir a sitios que no se conocen, rutas nuevas, lugares donde no hay porteadores, ni guías, ni mulas.
Queríamos “vivir” el Aconcagua de otra manera, sin “servicios”solos y con el toque distinto de que era “ invernal”, todo un desafío.
¡Y llegó el gran día!!!...
*El Viernes 28 salimos hacia la cumbre a las 08:30 hs, antes no porque hacía mucho frío y el viento no paraba, hasta Campo 3 fuimos en sombra y con el viento incesante pero teníamos buen equipo asi que, cerca de las 10:00 hs.estábamos en el campamento Cólera y allí, por fin aflojó de soplar y no supimos más de él !!!.
A las 14:00 hs. llegamos a La Cueva, donde comimos algo.
Quedaba la canaleta que estaba llena de cristales y nieve.Habia que abrir huella, así que pusimos la cabeza baja “ cabeza de tractor” y arremetimos, para arriba! Siempre para arriba!.
La cumbre se despejó para recibirnos con los brazos abiertos!!!, estaba ahí cerca !!!.
Llegamos cerca de las 15:30 con unos minutos de diferencia entre ambos, nosotros estábamos solos, lejos de todo pero con mucha confianza, así que la disfrutamos muchísimo.Compartimos tanto en nuestras vidas!, empezamos a salir a la montaña en bici hace 23 años, hicimos el primer 4000 juntos y nuestra primera cumbre aquí hace años y ahí estábamos los dos de nuevo “viviendo”…
El día era “perfecto”, fue increíble,cada día de los anteriores el viento nos había “matado”,pero ese día fue buenísimo, ni siquiera nos hizo falta mucho abrigo especial.
Recuerdo haber hecho cumbre y haber mirado hacia abajo los cerros nevados y a nadie más que nosotros en esa inmensidad.Fue una sensación inolvidable.!
Fue algo maravilloso disfrutar el logro de hacer la Cumbre del Aconcagua en pleno invierno.
A las 16:15 hs. felices, iniciamos el descenso, pensábamos en el reencuentro con nuestra gente, mirábamos el horizonte, las montañas gigantes y nevadas, pero abajo nuestro y nos dábamos cuenta de lo alto que estábamos. Nos concentramos sabiendo que en las bajadas suelen ocurrir las tragedias, estábamos solos y no debía pasarnos nada malo.
Enfrentamos el Gran Acarreo y a las 18:00 hs. estábamos en campo 2. Seguimos bajando, hasta Nido de Condores, allí, en minutos, desarmamos la carpa que habíamos dejado y guardamos todo “como viniera” en las mochilas para seguir bajando hasta Plaza de Mulas (a donde llegamos a las 20:00 hs. del viernes 28de Julio). Aquí armamos nuevamente la carpa, hidratamos y nos alimentamos para recuperar energías
Alrededor de las 10:00 h. del sábado 29 dejamos el campamento y bajamos sin parar hasta Horcones.Estábamos cansados y cargados pero queríamos regresar a la ciudad así que juntamos fuerzas una vez más para seguir, había mucha nieve y con el sol de los últimos dos días se había ablandado bastante por lo que tuvimos que ir abriendo huellas lo que genera un gran desgaste físico.
Al llegar a Horcones nos felicitaron los Guardaparques y nos esperaban nuestros seres queridos,quiénes también nos habían despedido allí al partir hacia la cumbre.Estamos agradecidos por todo esto y lo vivimos como un regalo de la vida, un privilegio.
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