Nota publicada el 13/05/2018 -
En el límite de la pre-cordillera Mendocina y Sanjuanina se encuentran las últimas estribaciones de la cordillera del Tontal y el cordón de Santa Clara, donde su cerro más alto denominado “los Azules” domina el paisaje. Es una zona inhóspita y muy poco visitada ya que para ingresar solo quedan los vestigios de antiguos cateos mineros que datan de hace más de un siglo. El cordón de Santa Clara tiene una vista privilegiada ya que se enfrenta a todo el circo cordillerano desde la cordillera frontal mendocina, cordillera principal, Cordón del Tigre, de Ansilta y la Ramada, hasta las sierras del Tontal dando la espalda a los llanos desérticos del Este, entre San Juan y Mendoza, teniendo 360 grados de vista paradisiaca.
Hace algunos años intentamos ascender a su cumbre con Pedro Szigueti, Daniel Von Matuchka, Fernando Pierobon (uno de los que encontraron la momia del Aconcagua) y Carlos Bello (todos ellos próceres del montanismo Mendocino) el camino, la logística y el clima no nos habían ayudado a lograrlo aunque 3 años después teníamos nuevamente nuestra revancha.
Salimos de la ciudad de Mendoza al mediodía el jueves de Semana Santa y, al ser solo 3 los integrantes de nuestra pequeña expedición (Pedro Szigeti, Sandra Ballester, Lucas Sbriglio y nuestros perros Pampa y Perrini ), decidimos ir en un solo vehículo cargados con picos palas barretas y muchas ganas de tener nuestra revancha.Partimos hacia el Oeste…ese punto cardinal por el que tenemos tanta predilección los amantes del montañismo.
En lugar de ir hasta Mediagua y subir por la ruta 153 al Oeste, como lo habíamos realizado en el intento anterior, decidimos ir hasta Uspallata y tomar un antiguo camino minero abandonado, que transita en dirección al norte pasando por infinidad de ruinas de emprendimientos mineros del siglo pasado, con un paisaje fascinante y plagado de historia. Es un viejo camino que pasa por las entrañas de la pampa seca y del Yalguaraz, y que nos llevó directamente a la altura de otra huella minera que se desprende al norte de la ruta 153 (ruta que une Los Berros con Barreal).
Aquí comenzamos a sufrir la travesía de recorrer caminos desolados y muy poco transitados aunque, con ayuda de picos palas y trabajo, fuimos sorteando uno a uno los obstáculos que nos interponía el camino hasta llegar a un páramo desolado donde estaba la boca de una mina abandonada hace muchos años. Allí dejamos el vehículo, nos colgamos en la espalda nuestras mochilas, y nos dirigimos hacia la entrada de la quebrada que al día siguiente tendríamos que sortear para llegar al col que va hacia la cumbre.
Caminamos alrededor de 3 horas y llegamos a una ciénaga de donde surgen las vertientes que forman un arroyo en donde, ya con agua, leña y una luna llena que se avecinaba, nos dispusimos a armar nuestras carpas para descansar y levantarnos temprano al día siguiente. El GPS nos marcaba que todavía estábamos en la provincia de Mendoza, colindante con el Parque Nacional El Leoncito, que alcanza una superficie de 89.900 hectáreas, en las que se entremezcla la eco-región de Monte de Sierras y Bolsones, Puna y Altos Andes.
La flora y la fauna del lugar lleno el cuenco de nuestros ojos todo el tiempo, tropillas de guanacos (lama Guanicoe), zorros grises (licalopex griseus, zorros colorados (licalopex culpaeux) y hasta choiques cordilleranos (rhea pennata) se nos fueron cruzando todo el tiempo. En ese punto se mezclan mis dos pasiones ya que siendo veterinario el conjunto de fauna y montaña forman un momento perfecto, que termina por adornarse con las yaretas (azorella compacta) Retamas (Bulnesia Retama) Jarillas (Larrea Nitida) y Coirones.
A las 7 A.M. emprendimos nuestra marcha hacia la larga quebrada que nos depositó en el lejano col donde apareció la maravillosa vista del Cordón de la Ramada, la Cordillera del Tigre, y hasta lejanamente el Cordón del Plata y la cordillera principal donde resaltaba el gran Aconcagua!! (Teníamos a todos los colosos de culto frente a nuestros ojos a la vez) Debajo se veía claramente la Pampa del Leoncito, en el principio del valle de Calingasta. La vista era paradisiaca y el día diáfano, por lo que no se nos podía escapar su cumbre. Luego de 4 horas de marcha llegamos al col y tras dos horas más ya divisamos su torreta cumbrera, estábamos muy felices. El GPS marco 4297 msnm y, para nuestra sorpresa, en el interior del Parque Nacional el Leoncito dentro de los límites de la provincia de San Juan, en una chapa que estaba fijada a la torreta de cumbre pudimos leer la leyenda “Leoncito” a S 31° 58´ 22” W 69° 07´08”.
Tras comer algo, hidratarnos y sacar algunas fotos, comenzamos a bajar y desandar la quebrada donde nos esperaban nuestras carpas, una cálida fogata y el merecido descanso. Nuestros fieles acompañantes perrunos Perrini y Pampa llegaron exhaustos pero felices, Pampa tenia las almohadillas plantares muy irritadas así es que pusimos sus patitas en el arroyo y luego las atendimos para aliviarlo. No fue nada que unas horas de descanso y una crema no solucionaran. Volvimos a encender la fogata y comenzamos con las rigurosas anécdotas de fogón y montaña que no pueden faltar.
El día sábado regresamos a Uspallata y luego a la ciudad de Mendoza. Traíamos con nosotros la satisfacción de la cumbre y, también, la alegría de no haber visto a ninguna otra persona, en los 3 días que estuvimos internados en este desolado páramo de montaña. Así nos dispusimos a pasar un domingo de Pascua en familia, que es el lugar al cual uno siempre quiere llegar, incluso con más ansias que a cualquier cumbre.
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