Nació el 13 de junio de 1921, en la antigua Checoslovaquia, dado que su madre tenía un médico amigo de su familia, que vivía allá y viajó para dar luz, aunque fue posteriormente, anotado en Austria; sus padres fueron, José Watzl y doña Ana Müller.
Desde muy temprana edad tuvo inclinación por los deportes de montaña y es así que, a los doce años ya compartía los refugios con destacados alpinistas de la época de origen alemán y austriaco, entre ellos, Mathias Rebitsch y Andreas Anderl Heckmaier (quien fue el conquistador del Eiger). Sus primeras escaladas las realizó en el Wilden Kaiser, en el año 1937, su acelerado aprendizaje le permitió superar el quinto grado de dificultad.
Su figura era más bien baja, cabello siempre corto, seguro que este hábito lo había aprendido en la milicia, serio, de pocas palabras pero justas, de una corta y apenas expresada sonrisa, cuando aceptaba o le gustaba algo, de mirada penetrante, con sus ojos cristalinos azules, de buena amistad con el que aceptaba como tal, sus palabras eran un documento difícil de cambiar, de contextura física mediana pero robusta, mantenía el acento extranjero a pesar de hablar muy bien el castellano.
La Segunda Guerra Mundial, lo llevó a conformar las Fuerzas del Eje, desde 1940 a 1945, participando como oficial de tropas comandos, de la División Brandenburg, sus preparaciones previas, exigencias que le daban las propias montañas y la dura vida del cuartel y la guerra, le permitió superar las situaciones límites, que se produjeron cuando fue aprehendido por las fuerzas soviéticas, y en su escape y evasión diaria, pudiendo poner a prueba y comprobar sus capacidades tanto físicas y técnicas, como también psíquicas en su repliegue y reinfiltración de las líneas propias.
Comentaba que, cuando le tocó participar en la Segunda Guerra Mundial, nos decía:
Muchas veces en la guerra debí matar para poder defender mi vida, para poder escapar y vivir; me tomaron prisionero los rusos, en dos oportunidades y las dos pude escaparme, recorriendo en una de ellas, durante más de sesenta kilómetros, descalzo y harapiento, hambriento y con sed; otra vez, con el uniforme de mí propio enemigo, que le habíamos quitado a uno de ellos, esto me permitió mimetizarme con ellos, pero con el peligro de que cuando tuvimos que reinfiltranos en nuestras propias líneas, nos podrían haber matado por confundirnos con el enemigo. Dormía de día sobresaltado, escondido, mimetizado en la zona y durante la noche marchaba, para evitar ser descubierto. Este tipo de situación, entre la vida y la muerte, me enseñó a foguearme, sobrevivir a la adversidad, a la supervivencia, esto me formó el carácter y me dio una gran lección, valorar la vida!!!
Desde el año 1945 al 1948, realizó algunas vías de gran dificultad, con su compañero de cordada, Luis Vigl, recordemos que éste alpinista fue compañero de escaladas de Hermann Buhl, en el Kaiser. Con él, realizó la pared Noroeste del Wiesbachhorn, el Grossglockner, la canaleta del Palavicini, y otras escaladas más. Sus primeras clases de esquí las recibió a la corta edad de seis años, en Arosa, Suiza; luego, en la Escuela de Cazadores de Alta Montaña de St Johann, en el Tirol, perfeccionó su técnica y realizó además, un curso sobre manejo de itinerarios preparados, con cuerdas de acero, en paredes de aproximadamente seiscientos metros.
El 28 de diciembre de 1948, llegó a la Argentina, su segunda patria y muy rápidamente se incorporó al ambiente de montaña, actividad ésta, que todavía se carecía de experiencia técnica y fue así que, comenzó a participar de algunas actividades andinas brindando sus vastos conocimientos, que le abrieron las puertas en los clubes de montaña del país.
En el año 1952, integró la “Expedición Argentina a los Hielos Continentales", con la responsabilidad de efectuar con un grupo de andinistas algunas escaladas próximo a la línea de marcha de los que intentaban cruzarlo, cumpliendo exitosamente este cometido, la misma fue organizada por el doctor Bruno Guth. El grupo lo integraban además: Carlos Stegmann, Juan Guthmann, Alain Casaux, Juan Pillet y Víctor Ostrovsky. Otro grupo formado por el Capitán Emiliano Huerta, Mario Bertone, Folco Doro, Ruiz Beramendi y Bianchi encararon el cruce del Hielo Continental llegando hasta el divortium acuarium. Un tercer grupo de científicos lo formaban los doctores Geile, Utvaheli y Sander. El grupo de escaladores llegaron hasta la ventana que mira al Marconi.
En el año 1952, la FASA organizó un curso de escalada en hielo en las laderas del cerro Tolosa en Mendoza a cargo de Louis Depasse, que había participado en la expedición francesa al Fitz Roy. Resultó anecdótico y gracioso, que por ese entonces se discutía sobre las ventajas de los grampones con diez puntas de los franceses o doce puntas que se usaban cada vez más. Gerardo con doce puntas le ganó a Depasse con diez.
Con su vasta experiencia, Watzl, insistió en la necesidad de que los andinistas también debían saber esquiar, por eso organizó en el año 1952, un Curso de esquí en Bariloche, para los socios de CABA.
En enero del año 1953, fue jefe de la Expedición del CABA, a la cordillera de Los Penitentes, con la participación de cinco hombre además de Watzl, J.V. Pillet, C. Stegmann, J. Guthmann, F. Memmelsdorf y F. Boucher y dos mujeres: B. Perenyi y H. Boucher.
Escalaron en las estribaciones del cerro Aconcagua, la difícil pared de La Mano y tres cumbres vírgenes que bautizaron:
Paúl Güssfeldt, Federico Reichert y Matthias Zürbriggen, en honor de los destacados pioneros andinistas de orígenes alemanes y suizo. El grupo culminó con la ascensión de la Pared Este del Cerro Vallecitos del Cordón de la Plata.
En enero de 1954, organizó y dirigió para el CABA, el Curso de escalada en hielo, en los faldeos del cerro Tolosa en Mendoza, a mediados de 1954.
Se desarrolla en 1954 “La Primera Expedición Argentina al Himalaya” al mando del Teniente Francisco Ibáñez. Watzl integrando la primera cordada con el Sirdar Pasang Dawa Lama y la segunda cordada con Alfredo Tito Magnani y el sherpa Ang Nima alcanzan el filo cumbrero del Dhaulagiri a 8000 metros SNM. Después de un vivac sumamente precario con poca comida y sin bolsas de dormir resuelven regresar debido a la fuerte nevada durante la noche, faltándoles, hasta la cumbre menos de 200 metros, sin más dificultades técnicas, pero su acertada decisión les permitió salvar la vida. Cabe destacar que los campamentos 5, 6 y 7, fueron establecidos por Gerardo, sin problemas de avalanchas. Siguiendo esa ruta y estableciendo los campamentos en los mismos lugares, pasaron veintiocho años y muchas expediciones, hasta que un grupo de escaladores japoneses alcanzaron la cumbre por esa ruta.
Entre los años 1955 a 1959, realizó ascensiones en la región de la localidad de Bariloche con su esposa Jacqueline, tales como el Pico Argentino del Monte Tronador, pared frontal de la Lührs, en el Cerro López y tres escaladas de la torre Principal del Catedral.
En invierno, fue instructor de esquí en Bariloche y en verano de escalada en hielo, en la zona del ventisquero Negro del Tronador. Por esos años fue presidente del Centro Andino Buenos Aires, función que cumplió durante treinta años, promoviendo a la juventud el sano entusiasmo por la montaña, asesorando a todos y fundamentalmente, inculcando ética y seguridad entre los andinistas.
A comienzos del año 1959, asesoró a Cesare Maestri y Toni Egger, sobre los accesos y las posibilidades de ascensión del cerro Torre. Lamentablemente, Toni, falleció el 2 de febrero de 1959, cuando regresan.
En el año 1961, son invitados Jacqueline y Gerardo, por Rebitsch y Vigl, para acompañarlos al Llullaillaco, siendo Vigl, quien coronó la cumbre y el matrimonio alcanzó, los 6.600 metros SNM., lugar éste donde muchos años después fueron encontrados las momias de los sacrificios incaicos.
En el año 1962, viajaron en camioneta desde Buenos Aires hasta Huaraz, en Perú, donde ascendieron la pared del Palcaraju Chico. Al regresar visitaron Machu Pichu.
En el año 1963, visitaron a Eric Shipton en la Royal Society, en Londres.
En unos acantilados sobre el mar, en Kullen, Suecia, dictó cursos de escalada en roca para unos dinamarqueses, que iban a explorar las montañas de Groenlandia.
En el año 1965, realizaron una nueva expedición en vehículo al Perú, a la cordillera Huayhuash, donde escalaron el nevado del Siulá Chico. Por pedido del doctor Moravek, de Austria, colaboró en el año 1966, en la organización de una expedición a la Argentina, durante la cual José Luís Fonrouge del CABA, con el mejor austriaco del momento escalaron la pared Sur del Aconcagua. En el año 1966, pasó seis meses en Europa, donde realizó varias ascensiones de los Alpes.
Por tercera vez, en el año 1968, viajó en auto rumbo al Perú, junto con escaladores del CABA y de Córdoba. Con José Luis Fonrouge alcanzaron la cumbre del Nevado Huandoy.
En el año 1970, preparó y eligió a los escaladores para la “Expedición Argentina al Everest”, que luego por desinteligencias entre ellos y el jefe de la expedición, no alcanzaron los objetivos.
Entre los años 1979 y 1980, visitaron con Jacqueline, Sudáfrica, donde saliendo de Durban, llegaron hasta los montes Drakkenberg. Más adelante, realizaron una larga recorrida por EE.UU. Canadá y Alaska visitando los principales montes y glaciares del Oeste de Norte América.
En el año 1980, seleccionó y preparó a los escaladores del CABA, integrantes de una nueva “Expedición Argentina al Dhaulaghiri”, al mando del Segundo Comandante de Gendarmería Nacional, Mario Serrano.
Durante el año 1981, el matrimonio viajó a Nepal, previo a eso, pasaron por Sudáfrica y Kenia, visitando algunos parques nacionales. Volaron a las islas Seychelles y luego a Sri Lanka; de Colombo siguieron a Bombay; en India, visitando Nueva Delhi, Cachemira, Srinagar, Amritsar. Luego de Delhi a Katmandú y de allí, en ómnibus a Pokhara. Con un sherpa y cuatro porteadores, en diez días caminaron doscientos Kilómetros hasta el campamento base del Dhaulagiri, en donde se quedaron diez días, regresando en siete, recorriendo nuevamente los doscientos kilómetros de senderos. El viaje de vuelta, fue por Tailandia, Hong Kong, Tokio, Hawai, EE.UU. y Buenos Aires.
Los siguientes años, fueron dedicados a recorrer todos los caminos y huellas de la Patagonia argentina y chilena, con su casa rodante.
Por último, en el año 1993, ayudó a preparar la “Expedición Argentina al Shisha Pangma”, de 8.013 metros, cuya cima fue alcanzada por Marcos Couch, del CABA y Nicolás de la Cruz, del Club Andino Bariloche. A pesar del extraordinario éxito deportivo y como todos sus integrantes volvieron ilesos, esta expedición no tuvo prensa en nuestro país.
Gerardo Watzl fue durante más de treinta años presidente del Centro Andino Buenos Aires, durante los cuales se logró realizar siete expediciones al Himalaya y la segunda Ascensión al Cerro Chaltén (Fitz Roy), lograda por dos argentinos, José Luís Fonrouge y Carlos Comesaña. El mismo José Luís Fonrouge, expresaba de él: Gerardo, era un eximio instructor, hasta nos daba los cursos de hielo en la antigua fábrica de Escobar, utilizando las barrancas naturales de tierra dura; había también participado de la Primera Expedición Argentina al Himalaya. Hombre de mucha experiencia en montaña, su óptica simple y manera de enseñanzas castrenses quedaban grabadas a fuego e imposibles de olvidar. Su modo objetivo de ver los problemas en la montaña influía en todos los que recibíamos de él sus lecciones. Siempre promocionó la realización de ascensiones e insistió que no era un requisito importante el nivel de ingreso de los andinistas, pues siempre fueron muy modestos, y que las expediciones bien organizadas con objetivos importantes, siempre han encontrado quien les ayude, financieramente o con productos o servicios.
Él, siempre consideró que, un andinista completo debe poder moverse con seguridad en roca, en hielo y con esquís,
para alcanzar objetivos deportivamente interesantes. Y una frase que expresaba siempre:
En la montaña no se compite entre compañeros, solo se compite con la naturaleza y a ésta se la debe conocer a fondo y respetar, sino ésta no perdona. En la montaña lo más importante es regresar.
La primera vez que me encontré con Gerardo Watzl fue en 1995, me pareció parco y distante, con el tiempo y el trato descubrí que solo era su timidez y que detrás de esa fachada se encontraba un hombre amable y sensible, en muchos encuentros en su casa del barrio de Olivos me aconsejo tanto desde su experiencia como montañista y de la vida, compartió conmigo muchos entremeses que muy pocos conocen sobre lo que ocurría en el ambiente montañistico, de aquellas charlas quiero compartir la versión de lo que me contó Gerardo sobre lo que le ocurrió verdaderamente a Jacques Poincenot (integrante de la expedición francesa al Fitz Roy de 1952) ya que el se encontraba en la zona de Patagonia en esa fecha como uno de los jefes de la expedición juntamente con el coronel Emiliano Huerta realizando el primer cruce transversal del Campo de Hielo Continental Patagónico.
La versión oficial cuenta que Poincenot se ahogo cruzando el río Fitz Roy y lo que me relato en varias oportunidades Gerardo Watzl fue que un estanciero de la zona lo encontró con su esposa y este en un arrebato de celos lo mató de un disparo de escopeta, la verdadera versión no se dio a conocer para evitar problemas diplomáticos, fue además precursor en la escalada en hielo, cuando llego a la Argentina todavía se escalaba con la técnica francesa de grampones de 10 puntas y piqueta larga, se dedico a compartir y enseñar la técnica de escalada austriaca que usaba grampones de 12 puntas, piqueta corta y puñal con la cual de allí en adelante muchos argentinos pudieron sortear dificultades que hasta ese entonces con la vieja técnica parecían imposibles…
Siempre recuerdo algunas de sus expresiones que me quedaron fuertemente grabadas:
Muchacho, y vos ¿qué es lo que hiciste en montaña para opinar así?
Era su pregunta directa a cualquier novel aspirante a andinista que hablaba demasiado vendiendo la piel del oso antes de cazarlo.
Aun tratando que el Club funcionara razonablemente en lo administrativo él siempre defendió que lo principal era escalar, y dentro de ese clima se operó la positiva relación entre aquellos grupos de origen europeo y las posteriores generaciones del CABA.
Gerardo era un autentico hombre de montaña y si alguna ocasional rudeza pretendía esconder su verdadero carácter, para todos nosotros al volver de una ascensión era reconfortante oírle decir el esperado...
¡Bien hecho, muchacho!
Falleció en Buenos Aires, luego de padecer una pancreatitis aguda, el 25 de enero de 2004.
Cuando conocí a Gerardo, él ya tenía ganada toda una fama, desde sus logros en Montaña hasta un carácter implacable y exigente. El Centro Andino Buenos Aires entonces era un Centro de andinistas (todavía, no un club ) su frase, para que podamos ingresar era, también exigente..." nos interesa saber que has hecho para merecer entrar en este centro "... Fue presidente más de 30 años del CABA y sin duda marcó una época, éramos muy pocos escaladores... Al regresar de escalar el Fitz Roy en el 84, la amistad empezó a tener peso, habíamos cumplido, podemos decir. Volviendo de la expedición al Xixa Pangma me nombró como presidente del CABA. Hoy día cuando paso por el CABA me alegra ver a la eterna secretaria Hilda ( otra institución !! ) y me impresionan los cambios.
Puedo asegurar que fue el tipo más fuerte de esa expedición (Dhaulagiri), fue para mí una persona muy importante en mi vida de montaña. El valorizó mucho nuestro trabajo de la sur del Yerupajá en el año 1958, entonces él se daba cuenta que sus amigos de Mendoza que eran mis amigos luego, una generación después, ya les había pasado la hora y yo necesitaba alguien con quien hacer cosas, así fue que me presentó a Guillermo Vieiro y allí comencé a realizar una parte muy importante de mi actividad en montaña (2da.directísiva glaciar Polacos en el Aconcagua, travesía de todas las cumbres del Illimani, Everest, Manaslú hasta que el destino me tenía reservada un macabro destino que fue el de tener que buscar y encontrar el cuerpo de Guillermo y su compañero en la sur del Tupungato, y allí cerré una parte muy importante de mi vida de montañéz al lado de Guillermo. Después con Gerardo nos encontramos en la 2da.argentina del Dhaulagiri y fue allí donde me comentó que se estaba repitiendo la misma situación de la expedición del 54, terminando con la vida de su jefe, en aquellos tiempos con Paco y luego con Mario Serrano. Volviendo al tema, Gerardo Watzl, puedo asegurar que fue en sus mejores tiempos un tipo duro y muy completo, por algo pudo regresar con vida del frente ruso en la 2da.guerra mundial.
Entrevista a Gerardo Watzl
Por A. de Conceicao y Omar Moscoso
"Muchas cosas que cuenta Gerardo Watzl en esta entrevista me fueron también contadas en muchas reuniones en su casa de Ricardo Gutierrez en Olivos, té de por medio, Fue uno de los montañistas mas importantes en lo que respecta a la nueva etapa de escaladores que comenzaron a aprender renovadas técnicas de escalada en roca y hielo a partir de su llegada a la Argentina en la década del cincuenta. Además se le suma a esta, una nota escrita al fallecer Gerardo en enero del 2004, contando de una manera sintetica y clara su vida, realizada por el desaparecido Ernesto Bendinger. También quiero agradecer tanto a Gerardo como a Jacqueline Watzl por el apoyo al Centro Cultural Argentino de Montaña con donaciones y consejos."
Guillermo Martin |
Penetrar un poco en el pensamiento de las generaciones pioneras, siempre tiene algo de enriquecedor y de nostálgico. Hoy frente a un hombre nacido en las montañas, descubrimos un pasado de actividad intensa que lo tuvo de protagonista en importantes empresas en los Alpes, los Andes y en el Himalaya. Un té, una charla amena y un hombre que aún sigue acercándose a las montañas cada temporada.
¿Cómo fue su primer contacto con la montaña?
Bueno, es muy fácil, yo soy tirolés, soy de Kitzbuhel (Austria), que es un lugar como Bariloche y por supuesto, a los 4 años tenía los esquíes puestos, y a los 11 empecé a escalar, con mi madre y con un guía amigo de mi padre, y así comencé a frecuentar el Kaiser, un zona de roca calcárea, aprendí muy rápido e hice muchas escaladas hasta la guerra. Allí conocí a Heckmair y a Harrer que después hicieron la Norte del Eiger, yo escalé con todos esos alpinistas cuando era un muchacho, escalé también con Alberto, el rey de Bélgica.
¿Como lo afectó la guerra?
Y... no había nada que hacer, te tocaba y tenías que ir, entré en el ejército donde estuve en el Cáucaso con las tropas de Alta Montaña, era comando y paracaidista.
¿Como se reinsertó en la montaña?
Después de la guerra me reuní con Hermann Buhl (primera ascensión al Nanga Parbat '53) quien era un capo en escalada en roca con Vigl, quien era muy bueno en escalada en hielo, estos fueron a Chamonix y dejaron pasmados a los mismos Terray y Rebuffat por sus veloces escaladas. A los franceses les encantaban sus grampones de 10 puntas y nosotros usábamos 12 puntas desde la época de Harrer y Heckmair. En el '38 conocí los grampones de 12 puntas y durante la guerra, se perfeccionaron, y así con Vigl hice la Wiesbachhorn, Nordwestwand y la Palaviccini, rutas técnicas y verticales en hielo.
¿Como fue su llegada a Argentina?
Llegué a Argentina el día de los inocentes del '48 con 27 años, y a pesar de tener una profesión lo que más sabía era hacer montaña. En el '50 me reuní con otros montañistas que querían formar un club y así surgió el tema del C.A.B.A. (Centro Andino Buenos Aires). Al principio me pareció raro armar un club de montaña en Buenos Aires, pero después pensé que los clubes más potentes, por ejemplo en Europa el Club Alpino de Berlín es uno de los más fuertes, están en las grandes ciudades. Y así empezó el C.A.B.A. con algunos muchachos que se entusiasmaron, fue un grupo chiquito, el Dr. Müller, Enrique Wolf, Stegman pero recién se consolido con la primera expedición al Hielo Continental. Y así nació el C.A.B.A., como un grupo chico de estudiantes y vagos. Al principio eran muchos franceses y alemanes, muchos extranjeros, pero con el tiempo, cuando se agrando ingresaron muchos argentinos.
¿Recibía el Centro Andino Buenos Aires aportes del Gobierno?
No, todo era privado, siempre fuimos pobres, y así sin fondos, en el '53, hicimos una expedición a la Cordillera de los Penitentes, y allá realizamos la primera ascensión directa al Cerro La Mano, que en aquella época tenía mucha nieve y era una ascensión difícil para esos años. También hicimos el Gussfeldt, el Zurbriggen, todos cerros bautizados por nosotros. Después volvimos a Mendoza y hicimos la Pared del Vallecitos y allí estaba Canepa y nos dijo "si hacen esta pared los invito a todos a comer un asado" y nosotros fuimos y la escalamos.
¿Cómo fue esa expedición al Hielo Continental?
Fue organizada por el Dr. Guth en el '52, y era un equipo de 21 personas, había dos grupos: el grupo de travesía donde estaba E. Huerta y yo era el jefe del grupo de montaña donde estaba Stegman y Pillet, hicimos el Marconi Norte y el Domo Blanco, ese mismo año estuvimos con los franceses del Fitz Roy y yo los introduje en el tema de las 12 puntas.
¿Cómo surgió el tema de la Primera expedición Argentina al Himalaya de 1954?
Estaba Francisco Ibáñez, quien me invitó, ya que necesitaban escaladores con experiencia, así me hice ciudadano argentino junto con Dinko Bertocenlj. Esta expedición fue totalmente financiada por el presidente Juan Domingo Perón, teníamos equipo de fabricaciones militares, pero también equipo francés como carpas y bolsas de dormir. Estaba Dinko Bertoncelj, Magnani, gente con mucha experiencia. Los 7 campamentos que se hicieron los arme yo y ninguno se derrumbó, ni tuvo problemas con las avalanchas. Se tardó 30 años en hacer esa ruta, no era ningún chiste y lo que hicimos estuvo bien hecho, no llegamos a la cumbre, aunque yo creo que hubiera llegado, pero siempre pensé que con quien salgo, con este también quiero regresar.
¿Qué papel jugó el presidente Juan Domingo Perón en esa expedición?
El aportó la plata, yo lo conocí personalmente 3 o 4 veces, era una persona macanuda y era uno de esos tipos que se daba cuenta rápidamente de las cosas. Cuando le explicamos como iba a ser la expedición nos dijo: "a mi me parece que llevan demasiado equipo", ya que llevábamos 13 toneladas y era verdad. El hizo un curso de montaña en Italia y sabía del tema.
¿Considera que le quedó alguna escalada pendiente?
Sí, en el '54 teníamos planeado realizar la ascensión de la vía directa a la Pared Sur (hoy vía eslovena) del Aconcagua, lo teníamos bastante estudiado y teníamos un grupo muy fuerte, pero después salió lo de la expedición y nos fuimos al Himalaya.
¿Cómo se desarrollo la actividad después de esta expedición?
Después de esta expedición se acercaron mucha gente nueva al C.A.B.A., y a lo que le dimos mucha importancia es al tema de los cursos, desde el '55 hice como 20 cursos de Escalada en Hielo. De ahí aprendieron Carlos E. Comesaña,Gerardo Lamuniere (Chulengo), José Luis Fonrouge y un montón de montañistas conocidos. También hice 16 cursos de ski, yo siempre fui de la opinión de que un verdadero andinista tiene que saber roca, hielo y ski, porque el ski ayuda mucho en hielo, ver mejor la cuestión de las avalanchas, las condiciones de la nieve y tener una mejor visión de la elección de la ruta. Esto de la elección de la ruta es un don que lo tenes o no lo tenes, yo conocí muchos buenos andinistas pero que para elegir una ruta no funcionaban.
¿Quién fue su compañero de cordada que más recuerda?
Lord Vitón, Jorge Vitón y también Vicente Pillet que eran tipos muy confiables. Cuando yo iba a una palestra (Pared) siempre miraba al segundo, siempre miraba si este segundo estaba atento a lo que hacía el primero, porque los accidentes generalmente se producen por esas cosas.
¿Cuáles fueron sus mejores alumnos?
Bianchi, el compañero de Pippo Frasson era muy bueno, pero el mejor alumno que tuve fue Peterek y por eso lo incluí en la expedición al Everest. Yo tenía una prueba muy simple, cuando el tipo no se daba cuenta lo empujaba de la pared y si se recuperaba bien estaba bien y si no era un zoquete.
¿Cómo continuó su actividad en montaña?
Estuvimos en el Norte, en el Llullaillaco y después hice 3 expediciones a Perú, dos en la Cordillera Blanca donde hicimos el Palcaraju Chico y el Huandoy, donde lleve a Jose Luis Fonrouge para que intente la Pared Sur, yo quería que fuera con Peterek pero al final fue con Juárez y después de unos largos tuvieron que bajar porque a Juárez no le daba el nivel para hacer esa pared. Después fuimos a la Cordillera Huayhuash donde de nuevo encontré a Fonrouge con Comesaña y yo estaba con Vigl, el segundo de Hermann Buhl y Purtscheller.
¿Qué le parece importante en las escaladas de altura?
Una cosa importante es que las cosas que realmente sabes son las que te salen automáticamente, si pensás ya es tarde. Bajando dé los 8000mts.estaba Magnani con un sherpa y se cayó, y me tiró sobre Magnani y lo frenamos, después lo tuvimos que subir 30 metros y nos dimos cuenta que no sabía hacer rapel, entonces yo lo bajé con una soga de 100 metros en mi espalda y lo salvamos.
¿Qué función le otorga al jefe de una expedición?
El tema en las expediciones no es muy democrático, uno tiene que agarrar la manija y tiene que tener mayor poder de decisión, por eso digo que ninguna expedición tiene que salir sin jefe, sino lo necesitan mejor, pero si lo necesitan es bueno que haya alguien que tome decisiones. El gran tema de las expediciones es la plata, y quien pone la plata puede poner condiciones, y el jefe tiene que ser lo suficientemente inteligente para que esto no sea perjudicial. Por ejemplo en la expedición que se está desarrollando al Xixapangma, estoy completamente tranquilo porque esta Hector Cuiñas, Marcos Couch, Nicolas de la Cruz, Ulises Vitale y otros.
¿Qué tipo de escalada prefería?
Siempre me gustó el hielo, en Europa era así: de 100 alpinistas, solo 10 iban por el hielo, aunque también hice roca, cosas que hoy los nuevos escaladores en roca se pueden reír con las nuevas técnicas, la escalada en roca cambió mucho. Cuando vino Lionel Terray a hacer el Fitz Roy, ese era mi nivel en escalada en roca, pero en hielo el asunto se mantiene, a pesar de las nuevas herramientas, pero por ejemplo en el Himalaya hay que subir con las piernas y con los pulmones, esa cuestión no cambia.
¿Cómo ve a la distancia la experiencia del Everest?
La expedición era civil y militar, el jefe civil era yo y la relación con el jefe militar no era fácil, yo lo cargaba diciéndole que él había escalado pinos hachados porque era de intendencia y yo había sido comando. Y así se perdió la oportunidad, como Fonrouge llegó tarde él lo mando de vuelta, lo que yo hubiera hecho es mandar a Fonrouge con un sherpa, ya que los demás no querían ir con él, imagínate dos cordadas, Fonrouge con un Sherpa y Peterek con un sherpa... y así deje la expedición y me remplazó Comesaña. Otra cosa que yo hubiera hecho era llevar toda la comida para arriba por el Khumbu, esta parte la hicieron en 2 días, casi ninguna expedición lo hizo tan rápido como la argentina, pero no fue así, los de arriba no tenían más comida y todavía tenían unos 15 días de excelente buen tiempo y tuvieron que volver.
Volvió a fallar la parte organizativa?
Lógico, los problemas con las expediciones al Himalaya siempre fueron organizativos. Con la expedición de Serrano, yo estaba allí, y cuando vi que a las 10 de la mañana salió el primero a orinar... En el Himalaya desde las 5 de la mañana a las 12 vos tenes las mejores condiciones para escalar. Otra cuestión muy provechosa es que el jefe no quiera hacer la cumbre, esto jorobó en la primera expedición, por eso no lo hicimos, y con Serrano (Daulaghiri '81) también, ya que él quería llegar. Un jefe experimentado que no pretenda hacer la cumbre puede decidir con mayor objetividad quien puede y quien no puede seguir subiendo.
¿Qué opina de la mujer en la escalada?
Las mujeres andan bien, cuando vas a escalar con una mujer tenes que ser bueno, no vas a matar a tu novia, yo estoy casado con Jacqueline y cuando ella tenía 18 años hicimos por primera vez la Principal del Catedral sin el permiso de sus padres, recién a la tercera ascensión obtuvimos su permiso. Y así hicimos juntos la primera ascensión a la pared de la Punta Lührs (Bariloche).
¿Que relación tenía con Otto Meiling?
Yo era profesor de ski con él, en el año '53 me entrené para el Himalaya con Meiling. Teníamos como 40 alumnos, algunos me decían como podia trabajar con él por su carácter. Yo a Otto le decía “yo a vos no te voy a hacer cambiar pero vos a mi tampoco, cualquier problema que tengas conmigo decímelo y yo con vos igual". Así trabajamos a las mil maravillas.
¿Qué escaladores de esa época considerabas más completos?
Dinko Bertoncelj, Tonchek Pangerec, el que se mató en el Paine, Otto Meiling era muy bueno aunque era menos técnico.
¿Cuáles fueron sus escaladas más técnicas?
En el Kaiser (Austria) allí hacía escaladas de VIº de esa época en paredes de 400 metros. Tomaba el sábado la bicicleta y de donde dejaba la bicicleta caminaba 45 minutos al refugio y al día siguiente a la pared. Cuando vi el primer muerto tenía 11 años, y el guía lo metió en una lona y me dijo: "ves ese brazo, tráelo", y yo lo mire medio con pánico y me dijo: "idiota, éste está muerto" y así lo tuve que bajar por el acarreo, esto fue parte de mi educación en la montaña, la vida y la muerte.
¿Alguna vez estuvo cerca de matarse...?
En el Kaiser me caí 30 metros, con soga de cáñamo de 12 milímetros encordada directamente al cuerpo.
¿Cuál fue su último contacto con una expedición?
Lo último fue en la expedición al Himalaya del '81 que llegué con Jacqueline al Campamento Base, pero igual todos los años me voy 15 días a esquiar, me hago 5 o 6 bajadas, 40 kilómetros en total.
¿Tuvo problemas físicos debido a sus escaladas?
En el Dhaulaghiri volví con congelaciones en las manos y en los pies, después de pasar un vivac sin bolsa de dormir, pero por suerte teníamos un buen médico. Caminé los 200 km. del Base hasta Pokhara sobre mis talones con 2 bastones de ski y me salve los pies. Los zapatos los hicieron con piel de foca que cazaron en el sur 14 días antes de salir y los hicieron rápido para la expedición y resultaron terribles, esas focas se vengaron (risas).
¿Expediciones ligeras o pesadas?
Seis escaladores esta bien, que por lo menos cuatro se puedan mover si a uno le pasa algo, ya que no todos están siempre en las mismas condiciones, y todos deben saber automáticamente lo que hay que hacer. Las cordadas deben ser de dos, en el Himalaya una cordada de tres es para un idiota perfecto, uno que no sabe, por el tiempo que perdés, más en partes difíciles no te digo para pasar algunas grietas, pero después siempre tienen que ser cordadas de dos. La forma alpina tiene ventajas, pero en el Himalaya un poco de organización con algunos campamentos ayuda a la seguridad.
¿Qué visión tiene de la escalada deportiva?
Creo que es una cosa aparte, distinta, como soy bastante adelantado no niego este asunto, esto existe y es posible que sea algo bueno. Por supuesto a mi me interesa más la montaña, pero si saco dos de este tipo de escalada para la montaña, es un éxito completo. Siempre fue así, primero la gente se dedicó a la escalada en roca y solo algunos se convertían en andinistas completos.
¿Qué opina de Lito Sánchez, el primer argentino en ascender un ochomil?
Excelente, me dio una muy buena impresión, es un muchacho bien concentrado, que sabe lo que hace y que muchos deberían tomarlo como ejemplo, ya que no es solo un asunto de plata. Nosotros nunca tuvimos plata, esta última expedición (Xixapangma '93) tuvieron que dormir dos noches en Frankfurt en un pasillo cuidando las cargas, ya que no tenían plata para un hotel.
¿Cómo ve la actualidad del C.A.B.A.?
Mientras esté en actividad tiene sentido, tenemos gente que hizo el Torre, Fitz Roy, cruces al Hielo Continental, expediciones al Himalaya, entonces vale la pena dar tiempo y esfuerzo para ello. Muchos chillaron contra el C.A.B.A. pero se hicieron cosas, y eso es lo importante, a uno que realmente hizo cosas importantes en montaña pero que hizo alguna macana soy capaz de perdonarlo. Lo mismo si uno de la Palestra hace algo importante, por ejemplo los chicos que hicieron el Fitz Roy esta temporada, ni me importa que paguen la cuota. Creo que mejoró.
El uso de los Grampones de 12 puntas
Por Gerardo Watzl
Por primera vez se oyó en círculos alpinistas del empleo de grampones de 12 puntas, en ocasión de la primera ascensión de la pared norte del Eiger, por las cordadas Heckmair-Voerg y Kasparek-Harrer. Pero recién durante la última guerra los "12 Puntas" fueron probados y utilizados en gran escala, por parte de la escuela militar de alta montaña de Fulpmes (Austria).
Desde entonces, en Alemania y Austria prácticamente solo este tipo de grampones es utilizado en ascensiones en escalada en hielo. La ventaja principal de los "12 Puntas" radica en que su empleo ahorra casi siempre el trabajo de cortar escalones en el hielo, que es quizás uno de los mas cansadores que debe realizar el andinista, siempre que camina con los antiguos "10 Puntas". En paredes de hielo de hasta 70° pueden recorrerse los 40 metros de soga sin escalones, quizás con un clavo intermedio, y al final del largo de soga se fija un clavo de seguridad y se cavan tres escalones, lo que alcanza para la seguridad y para dar inmediato descanso al segundo escalador. Esto es necesario pues los músculos de la pierna son muy exigidos por el caminar en "12 Puntas". Otra ventaja de este tipo de grampones es la de evitar la distorsión antinatural del pie que con los antiguos "10 Puntas" era necesaria al caminar en pendientes de hielo pronunciadas, lo que originaba en ascensiones largas, cansancios prematuros.
Aca, en la Argentina, hemos aprendido a valorar las ventajas de los "12 Puntas" en dos expediciones (Hielo Continental 1952 y Mendoza, Cordillera de los Penitentes 1953). Especialmente en Mendoza, donde hay paredes de hielo de l000 a 2000 metros y donde es necesario trabajar por encima de los 5000 metros. Allí es imprescindible ahorrar fuerzas; esto quiere decir cavar la menor cantidad posible de escalones y salir de la pared de la manera más rápida pero siempre también mas segura.
Debido al cuero blando usado para suelas en este país, es aconsejable acoplar a los grampones un freno (ver figura 1) de la articulación, para el caso de ascensiones difíciles. Esto contribuye notablemente a aminorar el cansancio de las piernas. En cuanto a la técnica en "12 Puntas": el error principal y más común es que se insertan las puntas delanteras de los grampones de arriba hacia abajo (ver figura 2), en la creencia de que hay que usar únicamente las puntas delanteras de los grampones.
La verdad es que las puntas delanteras de los grampones forman con el primer par de puntas verticales una pinza y es esa pinza la que permite la subida sin los escalones tradicionales. Esto en cuanto a la teoría. Pero solo la practica puede dar experiencia y seguridad en el trabajo en hielo. Me permito decir a mis jóvenes camaradas de montaña, que el asunto no se resuelve únicamente con la compra de un par de "12 Puntas". Solo la practica puede formar un alpinista en hielo. La escalada en Hielo es mas difícil y engañador que la roca y exige por consiguiente un aprendizaje más largo. Por lo demás una pared de hielo que ha podido ser ascendida en 1953, por ejemplo, podrá constituirse un año más tarde en un problema casi insoluble, debido a las condiciones siempre cambiantes del hielo.
- Enciclopedia Incompleta de Montaña
- Revista "Escalando" N°5 Junio 1993
- Boletín del CABA de julio de 1953
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