El sector oeste del departamento Tinogasta, Catamarca, Argentina, presenta la mayor acumulación de los volcanes más altos de la tierra. Aún a esta altura del siglo XXI algunas partes apenas están exploradas.
La zona, caracterizada por una extraordinaria colección de montañas, lagunas y depósitos salinos, tiene dos grandes cuencas hidrográficas de dirección norte-sur.
Al oeste un valle endorreico parte desde las laderas del monte Pissis hasta los pies de los volcanes Tres Cruces y Solo. Contiene lagunas de colores extraordinarios y salares (Laguna Negra, Laguna Amarga, Laguna Tres quebradas) y al norte el río Salado, un extravagante curso termal que probablemente de origen del nombre del volcán más alto del mundo, el Ojos del Salado.
Al este otra cuenca, cubierta de pastos andinos y poblada por gran cantidad de vicuñas contribuye con el río Cazadero y por al valle de Chaschuil con el río Chaschuil-Guanchín, donde está ruta internacional 60 que por el Paso de San Francisco permite el paso a Chile.
Las alturas que forman la divisoria se desarrollan en dos porciones bien diferencias.
Al norte, entre terrenos complejos y extremadamente áridos, la divisoria de aguas la componen los volcanes, A.T.A. (Asociación Tucumana de Andinismo), Walter Penck (o Cazadero, Tunupa, Nevado González, Tipas) y Nacimiento (o Nacimientos o Bayo).
Sigue inmediatamente un enorme paso de montaña cubierto de roca desmenuzada y dominado por el ambiente periglacial que en antiguos mapas es llamado “Campo Negro”. Es un sitio de valor histórico y arqueológico; una pretérita senda subía por el río Cazadero aprovechando leña, pastos y agua y por el “Portillo”, bajaba a Tres Quebradas donde hacía el paso a Chile.
En el sector sur la divisoria de aguas pierde altura, cambia su carácter geológico y se simplifica en un solo cordón: la Sierra Pintada (rocas metamórficas y sedimentarias) y en llamativos conos volcánicos, los Cerros de Lagunas Frías.
Al suroeste declina la altura hacia el “Abra del Campo Negro” por donde hoy una huella lleva al destino turístico llamado “Balcón del Pissis”.
La zona es un “área definida geográficamente que ha sido designada o regulada y es administrada a fin de alcanzar objetivos específicos de conservación” (Artículo 2° del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), Área Protegida).
En la zona el clima es extraordinariamente seco. Las cimas parecen tener un nivel de precipitación preferencial respecto a los escasos 100mm anuales que se calculan para los valles. No siempre la nieve es sinónimo de frio, montañistas provenientes de otros lugares no deben confundirse: especialmente en invierno suelen experimentarse temperaturas muy bajas, amplitud térmica notable y viento constante. Normalmente los cielos son diáfanos, tendiendo en todo caso a aparecer cierta nubosidad por las tardes. No hay árboles ni arbustos, a cotas bajas apenas pastos y plantas tipo cojín (yaretas o cuerno de cabra) y a veces siquiera eso. Hay vicuñas, zorros, parinas, patos y pequeños insectos.
El agua potable es un problema: cualquier surgente debe ser mirada con desconfianza porque puede contener substancias tóxicas. Es preferible elegir agua del deshielo. Es habitual la existencia de grandes y perdurables manchones de nieve, a veces cubiertos de endurecidas nieves penitentes. No se observan morenas, valles en forma de U ni formas que evidencien acción glaciar.
En los Cerros de Lagunas Frías la topografía volcánica tiende a crear depresiones que suelen contener lagunas por deshielo de los alrededores, algunas a gran altitud, estacional, con ciclos de congelamiento y descongelamiento.
En este sector hay varios problemas toponímicos, las cartas oficiales, raquíticas en topónimos, al mismo tiempo contienen claros errores. Croquis, mapas, cartas antiguas no solucionan demasiado, suelen ser contradictorios y están expresados en escalas tan grandes que impiden tener certeza al intentar trasladar la toponimia al terreno.
Altitud: 5.588 m. Prominencia: 748 m. Dominancia: 13.43%.
A partir de las nacientes del río Cazadero (“Los Nacimientos”) el terreno se levanta en un extenso cordón notablemente colorido.
La titánica elevación de las masas rocosas solo esta interrumpida en pequeños cauces transversales secos que labran las laderas en sentido transversal a la sierra culminando por debajo en enormes abanicos aluviales, siempre sencillos de caminar. El agua generada por la precipitación en altura termina encauzada en esos valles y después de infiltrarse y desaparecer en los pedregales reapareciendo en características vegas donde pasta gran cantidad de vicuñas y surge un intermitente arroyo, del Cuerno, afluente del río Cazadero. Por el oeste probablemente el agua escurrida sea la responsable de la notable laguna Celeste, caracterizada por nutridos restos arqueológicos.
Sin embargo, la erosión retrocedente de estos cauces (la de la parte superior), llamados cañadas en los mapas, no ha tenido energía suficiente para que el socavamiento prosiga hasta el filo que entonces luce hasta hoy casi inalterado. En términos orométricos la Sierra Pintada es un largo filo de escasa indentación (desnivel entre cumbres y collados). En términos morfológicos el paisaje es joven, la erosión apenas comienza su trabajo. Sin embargo, no necesariamente los movimientos terrestres que elevaron la sierra Pintada son nuevos: la erosión está retrasada porque las precipitaciones son escasas.
En algunos croquis anteriores a las cartas oficiales del IGN-IGM aparecen las denominaciones Cerro Bayo y Cerro Vallo.
El topónimo - se precede con la palabra “Cerro” y no “Sierra” - se ubica en el extremo norte donde afloran muy llamativas rocas de color bayo (del pelaje de los equinos, blanco amarillento, coloración muy común en la zona).
Sobre el meridiano de la Sierra Pintada también aparece la denominación de “Cerro Azul”; otra vez: “cerro” y no “sierra”. Desde el Campo Negro, especialmente a la tarde, a media ladera, las rocas de la Sierra Pintada tienen tonos verdes y gris azulado (este último debido a una bella formación metamórfica con bandas de minerales blancos).
Por último, aparece (tanto al este como al oeste de los nacimientos) el nombre de Cerro Morado (siempre cerro y no En “Recorriendo la pampa del Matambre hasta el Cerro de Lagunas Frías”, (Centro Cultural Argentino de Montaña, mayo 2019, Noticias y Novedades), Guillermo Almaraz sitúa esta cima al este, fuera del ámbito de la Sierra Pintada.
El nombre de Sierra Pintada aparece en la importante carta topográfica 1:1.000.000 “Atacama” de la American Geographical Society of New York 1927 (gentileza Ingeniero Claudio Bravo) y en los croquis de la expedición Polaca del Club Alpino Varsovia que seguramente tuvieron a la vista la carta norteamericana.
La denominación se corresponde con el extraño aspecto que la geología ha dado a las laderas, que parecen pinceladas: las pendientes se comportan como cintas transportadoras, los materiales desprendidos cruzan las zonas inferiores en un movimiento lento generado por la humedad, el congelamiento y descongelamiento. De alguna manera ese desplazamiento parecería no respetar la gravedad, a veces parece que cruza la montaña con una apariencia diagonal algo anómala.
En lo que nos ocupa, respecto de las cartas topográficas oficiales se usa el topónimo Cerro Bayo. Pero mientras en la antigua versión 1:500.000 había señalado correctamente la posición del Cerro Nacimientos, hubo un error en el traslado a las cartas 1:250.000 y 1:100.000 yendo a parar el topónimo kilómetros al norte, pasando el Cerro Bayo (sector norte de la Sierra Pintada) a denominar el Cerro Nacimientos y el topónimo Cerro del Nacimiento pasó a situarse sobre lo que hoy conocemos como Vn. Walter Penck-Cazadero.
En el otoño de 1949 Alfredo Magnani, Vicente Cicchitti e Ignacio Granero remontan con la ayuda de un arriero el río Cazadero hasta sus nacientes.
Relata Cicchitti: “…llegamos a Nacimiento con viento helado y armamos campamento… el día 18 (de abril) después de apresar dos animales varios kilómetros más abajo, resolvemos escalar uno de los picos del cordón, dejando para otra ocasión la tentativa de escalamiento del Ojos del Salado, ya que estamos urgidos por nuestras tareas en Mendoza. A las 16 llegamos a una cumbre de 5.200 m y que bautizamos con el nombre de “San Fernando” desde la que por fin vemos totalmente los altos cerros que marcan el límite de Argentina con Chile. El Ojos del Salado tiene escasa glaciación, hacia el norte el Incahuasi muestra sus laderas nevadas y más abajo se levantan el Indio Muerto, Patos, Tres Cruces y más lejos, en el suroeste, el Pissis. Observamos atentamente la ruta de acceso para escalar el Ojos del Salado. Tomamos nota de los puntos de referencia y filmamos el imponente panorama. Volvemos de noche al campamento donde encontramos al baqueano que ha vuelto con sus animales…” ("Revista Andina", 1949 Numero 69, pág. 33, “Reconocimiento Mendocino del Ojos del Salado, 1949”, el remarcado es nuestro).
En la cima, denominada en honor a un profesor de la institución donde trabajaban, dejan un libro de cumbres de la Asociación Mendocina de Actividades de Montaña. Como desconocían denominación para la montaña ascendida la bautizan y siempre la nombran como “San Fernando.
¿Qué punto de la sierra Pintada alcanzaron los ascensionistas?
Queda descartado que hayan alcanzado la cima principal de la Sierra Pintada. Desde las nacientes del rio Cazadero de donde partieron hasta la cumbre hay muchos kilómetros que transcurren entre 5000 y 5.588 m, hubiera que hubiera sido extraordinario recorrer el trayecto ida y vuelta en una sola jornada. Además “…observan atentamente la ruta de acceso para escalar el Ojos del Salado…” (el objetivo de aquella expedición) siendo que desde la cima de la Sierra Pintada el volcán Nacimiento impide ver el Ojos del Salado. Por otra parte, Cicchitti habla de haber llegado “…a una cumbre de 5.200 m…” y no a la culminación de este largo cordón, debiendo tenerse en cuenta también que la altitud estimada es 400 m inferior a la cima principal. Por último; en las alturas principales de la Sierra Pintada no encontramos el libro de cumbres depositado por el grupo.
Sería de interés encarar una pequeña exploración en las alturas al sur y sureste de las nacientes del rio Cazadero para hallar aquel libro de cumbres y así terminar de desentrañar esta parte de la historia de nuestro andinismo.
En interés de ascender este prolongado cordón, Alejandro Szabo, Ezequiel Dassie y quien escribe nos acercarnos desde el sur partiendo del campamento del valle del Zapato. En tres horas establecemos un sencillo campamento a 5000 m desde donde se observa un extraño paisaje de apretados conos volcánicos que recuerda el cuento “Zona de Espera” de J. G. Ballard.
Con el sol matinal seguimos en amplio zigzag por terreno sencillo. Solo es el viento el que va aumentando la dificultad. En la que será la última parada en varias horas aprovechamos para componer nuestro abrigo y tomar agua porque arriba será casi imposible.
Una vez que dejamos abajo las nacientes de los valles laterales (Cañadas Primera y Segunda) arribamos al filo cumbrero. La altura es tan constante que resulta imposible intuir donde está la cima. No nos gusta nada pero debemos servimos de datos ajenos al paisaje y “navegamos” hacia el norte buscando la altura. Hemos investigado la supuesta ubicación con sencillas aplicaciones de navegación en coincidencia con el trabajo “Andes +5000” (Máximo Kauch y Suzie Imber, basado en las pautas de dominancia de Eberhard Jurgalski, modelos digitales de elevación de SRTM y ASTER e imágenes Landsat para correcciones).
El filo ampara algo del viento, pero la caminata se prolonga sin ganar ni perder altura. Es todo muy dudoso pero de a poco vamos arrimándonos al sitio donde supuestamente se levanta lo más alto. Finalmente, cerca del punto teórico, entramos a una superficie perfectamente plana que hacia la norte baja francamente. Batidos por un viento violento levantamos una apacheta en esta extravagante cima donde entraría un pueblo pequeño. El bello y múltiple Nacimientos obstruye la vista hacia el rey de los volcanes, el Ojos del Salado.
Sabemos que una vez abajo estas incertidumbres se agigantan. Expuestos al viento del oeste cambiamos la trayectoria y regresamos por el mismo filo. Intentamos verificar si hay otro punto más alto. Pasamos una laguna congelada y al sur aparecen más alturas. La cumbre anterior ya no está a la vista, no hay modo de comparar visualmente, quedamos en manos de los display digitales...
Paulatinamente, subimos otra elevación. Se necesita energía para vencer la resistencia del viento que ahora sopla de frente. Levantamos otra apacheta (el vendaval insiste en impedir que nada sobresalga del piso y varias veces derrumba la torre de piedras). No dejamos comprobante.
Otra vez surgen dudas: ¿Aquello será más alto? Conversaciones mudas, gestos, el rugido del viento que sin obstáculos sopla desde los vastos espacios al oeste impide toda comunicación, aún cara a cara.
De nuevo rumbo norte. Subimos otra altura y por fin el GPS de Ezequiel registra la mayor de las tres marcas (5.575 m). Con dificultades elevamos otra apacheta y tampoco dejamos comprobante.
Esta altura parece ubicarse en la zona donde aparece un “punto acotado” de 5.588 m del Instituto Geográfico Nacional (punto del terreno que ha sido medido altimétricamente y no esta materializado en el terreno, carta 1:100.000 versión web IGN; la antigua carta 1:500.000 refiere 5.570 m).
Perdemos rápidamente altura, es terreno ideal para descender, el viento se apacigua. Levantamos la carpa y en una hora estamos en el campamento base que ha cambiado bastante porque el viento se ha ocupado de trasladar gran parte del campamento.
En el sector sureste de la Sierra Pintada, apenas pasada la cumbre principal, surge un pintoresco grupo de cumbres cónicas, cercanas unas a otras, unidas por altos collados con pocos valles interpuestos, los Cerros de Lagunas Frías que en la ya descripta divisoria de aguas reemplazan a la ya menguante sierra.
Por el norte limitan con la Sierra Pintada, por el sur con la cuenca de la laguna y salar Los Aparejos, por el oeste con el Abra del Campo Negro y por el este con el afluente sur del río Cazadero llamado Arroyo del Cuerno y la pampa del Matambre.
Son cinco cimas principales, de mayor a menor altura (IGN): Vn. Pirca Redonda 5.382 m, Cerro de Lagunas Frías 5.349 m, Grupo Guardacocha (en realidad ocho a diez cimas sobre los cinco mil metros), 5.252 m; Vn. Zorro Chico 5.209 m y Vn. Inca del Mar 5.135 m.
Si bien la forma general de estas montañas es atractiva acumulan poca nieve dando a veces apariencia es árida. En las vistas desde el norte, el este y el sur sobresale el Cerro de Lagunas Frías, desde la Laguna Aparejos es notorio el Vn. Inca del Mar.
No hay evidencia de actividad glaciar, ni casi resaltes, el paisaje se compone de las habituales laderas cubiertas de roca suelta. El sector norte y el oeste son más áridos porque el noreste linda con grandes vegas que alimentan la cuenca del río Cazadero, pobladas por huidizas vicuñas que siempre parecen sufrir lo indiscriminado, antes la caza hoy la esquila.
Los complicados eventos geológicos que acumularon grandes cantidades de material sobre las laderas de las montañas fueron cortados por la erosión hídrica dando una particular apariencia aterrazada a la zona.
El observador empeñado en dar una cronología al paisaje se pregunta si estas alturas surgieron antes, durante o después que la Sierra Pintada y cuáles de las cimas de los Cerros de Lagunas Frías son más nuevas o antiguas. Al sur los desagües fluviales parecerían sugerir que algunos de los volcanes de Lagunas Frías son posteriores. El Vn. Pirca Redonda esta menos erosionado que el Co. de Lagunas Frías, por lo que uno supone que es –paisajísticamente- más joven.
Los cerros de Lagunas Frías contribuyen al norte con la cuenca del río Cazadero-Chaschuil (a través del arroyo del Zapato y el arroyo del Cuerno) y por el sur con la laguna y salar de Los Aparejos.
Como es habitual el agua generada en las alturas difícilmente se sostiene en superficie, se infiltra y termina alimentando las vegas, lagunas y salares.
En la cuenca sur hay tres cursos importantes. El más notable –“Gran Cañada Sur” en los mapas- tiene un desarrollo prolongado en el que sostiene varias vegas. Otro curso parte del valle que vincula el Vn. Inca del Mar con la cima principal del Guardacocha y también en ciertos tramos forma algunas vegas. Algunos de estos arroyos secos tienen antiguos pirqueados, vinculados al collado de la Pirca Redonda.
En la cuenca norte está el arroyo del Zapato, curso permanente y algo salobre que se enclava en las entrañas geográficas de estos volcanes. Es un buen lugar para acampar, cierto reparo al viento, laderas cercanas y protectoras en medio de tanto espacio abierto. Ese valle tiene valor arqueológico, ha sido paso de los hombres entre el río Cazadero y la Laguna Aparejos, los restos son variados, a ambos lados y en la misma abra (portezuelo de la pirca redonda, entre los volcanes Pirca Redonda y Guadacocha Suroeste).
Hay una notable laguna, “Lagunas Frías” así, en plural, aunque sea una sola. En algunos mapas aparece una “Laguna Amarga” que -si es que existió- parece haber desaparecido; el único resto podría ser una depresión de pequeñas dimensiones.
Desde antigua data los croquis y mapas contienen los topónimos para estas montañas: “Cerros de Lagunas Frías” o “Cerros de las Lagunas Frías” o “Co. de Lagunas Frías”.
Ya solo por ser representaciones en escalas grandes es difícil o imposible precisar la ubicación de los topónimos: decenas de kilómetros terminan expresados en centímetros de mapa y recíprocamente cualquier nombre insertado en el mapa se extiende varios kilómetros en el terreno. A eso se agregan errores y confusiones que cargan las cartas oficiales argentinas (IGN-IGM escalas 1:250.000 y 1:100.000) y un topónimo introducido modernamente en una carta geológica con errores de representación y sin correspondencia con el terreno real.
Especialmente las dudas se ciernen sobre el grupo Guardacocha (o cerros de Lagunas Frías o cerro de Laguna Amarga) y sobre el cerro de Lagunas Frías (o cerro Sin Nombre).
Ni siquiera es seguro que el topónimo plural cerros de Lagunas Frías deba aplicarse a todo el grupo de montañas o solo al grupo Guardacocha.
En un apartado se resumen problemas y dudas. Hemos adoptado algunos nombres –en los mapas el sitio para insertar topónimos es estrecho - por considerarlos las opciones más ciertas.
Sin embargo, en varios casos no es posible “la verdad absoluta”. Ya se sabe; “la montaña no contesta si la llamas”.
Altura: 5.135 m. Prominencia: 403 m. Dominancia: 7,88 %.
Se encuentra en el extremo sur del grupo de los cerros de las Lagunas Frías y es el más bajo de todo el conjunto de los Cerros de Lagunas Frías. Al sur tiene una notoria antecumbre.
Presenta una muy llamativa vista desde la laguna Aparejos y también se ve bien desde el este lo que probablemente haya motivado la actividad de otras culturas.
Limita al norte con el grupo Guardacocha mediante una cañada de desagüe seca que paulatinamente va tomando altura hacia el noroeste.
El primer ascenso lo realizaron Rolando Linzing, Juan Labra, Marcos Cocconi y Guillermo Almaraz el 18/10/2000 (en oportunidad de realizar el segundo ascenso de la cara sur del Nevado Tres Cruces).
Hay evidencias arqueológicas en la cima, un depósito de leña de pequeñas dimensiones. Según los primeros ascensionistas “…al encontrar una ofrenda de leña en la cumbre se nos ocurrió llamarlo Co del Inca y habiendo tantos a lo largo de la cordillera, Rolando Linzing sugirió agregarle del Mar, por nuestra ciudad de origen…”
Ascendí la montaña con mi compañero Adrian Petrocelli en abril del 2006 aclimatando para el primer intento a la vía suroeste del Ojos del Salado. Lo hicimos por el notorio y tedioso filo sur, arribando a la antecima y luego, collado por medio a la cumbre. Como siempre batidos por el viento.
En la cima encontramos rastros de leña y el comprobante del primer ascenso. No ubicamos rastros del segundo ascenso en el cual se había “rebautizado” la montaña como “Abaucán” en honor a “los verdaderos primeros ascensionistas de esta montaña” refiriendo al pueblo nativo que habitaba el sector oeste de lo que hoy es la provincia de Catamarca.
Altura: 5.209 m. Prominencia: 317 m. Dominancia: 6,08 %.
En la consabida forma cónica esta montaña mantiene dos cimas principales, más alta la norte. Sin embargo, componiendo el contacto con la Sierra Pintada, hay una característica formación volcánica que sobre los cinco mil metros se diferencia claramente del volcán principal, por color, textura y morfología. Un cono chato, de rocas oscuras y grandes, probablemente resultado de la expulsión de lavas viscosas.
Por el sur y oeste esta montaña está delimitada por el valle del Zapato, que -probablemente debido a la perturbación que produjo la irrupción del Vn. Zorro Chico- describe una extraña y característica curva.
También durante el otoño de 2019 Ezequiel Dassie, Alejandro Szabo y yo (resultó para mí una excelente preparación para el monte Denali en Alaska), partimos del campamento del Zapato remontando el valle contra viento. Ascendimos por una inflexión que la montaña presenta en la vertiente suroeste, entre las dos cimas. Terreno sencillo, el desnivel lo salvamos rápido pero el viento es cada vez peor a tal punto que para comunicarnos teníamos que acercarnos cara a cara.
En el collado cumbrero decidimos el nombre de la montaña por un pequeño zorro que teníamos como compañero en el campamento, un ser que sin comprender ni decidir, quien sabe porque misterios había recibido la chispa y obligación de vivir en este extremo mundo mineral. Previendo las dificultades que nos iba a causar el viento escribimos el comprobante y damos un rodeo a la cima principal para subir al amparo del mismo cuerpo de la cumbre. Apenas es posible mantenerse en pie, levantamos una apacheta, depositamos el comprobante, Ezequiel toma sus valiosas mediciones.
No encontramos problemas toponímicos, la elevación carecía de denominación conocida por lo que cabría el nombre dado en el que suponemos es el primer ascenso.
Bajamos al collado y comenzamos a subir la cumbre secundaria con idea de regresar por la cara sur de la montaña directamente sobre el campamento. El viento, ahora a la espalda, va tornando peligrosa la situación: la cima secundaria está compuesta por rocas afiladas y el viento tiende a llevarnos con velocidad, es muy fácil lastimarse. Cuando queremos retirarnos contra viento ya no es posible. La solución que encontramos es sentarnos y avanzar arrastrándonos. Apenas podemos elevar algunas rocas para la apacheta (el viento tira la pirca).
Cuando tratamos de dejar la cumbre no es un buen momento, aun arrastrándonos es fácil lastimarse. De a poco perdemos altitud y la cumbre secundaria comienza a ampararnos, luego de varias pruebas conseguimos volver a estar de pie hasta que al final, tropiezos varios, retomamos una bajada normal hasta el campamento.
Altura: 5.252 m. Prominencia: 300 m. Dominancia: 5,71 %.
El Guardacocha se compone de por lo menos ocho alturas sobre 5000 m mayormente cónicas, la más elevada al sur (IGN 5.252 m). Al norte existe una laguna que generó el nombre dado por los primeros ascensionistas. Las cimas que delimitan la laguna están separadas de las alturas del sur por un filo que pudo haber sido el borde de un cráter. Un collado y luego otro filo perpendicular al anterior que también sobrepasa los cinco mil metros y –con una morfología algo enigmática- da paso a las alturas del este, oeste y sur, esta última la cumbre de todo el grupo.
Este conjunto de alturas ocupa el sector central entre los cerros de Lagunas Frías, a tal punto que varias cartas ubican el topónimo sobre el grupo Guardacocha generando dudas que son analizadas en el apartado.
El Guardacocha linda al norte con el Vn. Pirca Redonda a través del alto collado donde existen restos arqueológicos, por el noreste el valle y arroyo del Zapato que lo relaciona con la Sierra Pintada y el Vn. Zorro Chico. Hacia el este, mediante un collado sobre los 4.800 m se une al Cerro de Lagunas Frías. Por fin, por una notable cañada fluvial al sur, se vincula a la altura más austral, el Vn. Inca del Mar o Abaucán.
que lo que vemos hoy como las cumbres del Guardacocha resulta de material aportado por erupciones, tal vez donde se ubica la laguna existiera un cráter. Hay ya marcados rastros de erosión: el grupo Guardacocha o por lo menos algunas de sus cimas también puede ser anterior al Vn. Inca del Mar.
En el otoño del 2019 con Ezequiel Dassie y Alejandro Szabo partimos del campamento del valle del Zapato en dirección al portezuelo Guardacocha-Pirca Redonda, el ancestral paso entre el río Cazadero y la Laguna Aparejos. Apenas tomamos pendiente nos llaman la atención algunas formas aterrazadas que podrían no ser geológicas.
Cuando a media mañana nos asomamos al collado entre las cimas Noroeste y Noreste vemos la laguna. No está congelada, de regreso nos permitirá saciar la sed. Por el examen de curvas de nivel de modelos digitales de elevación suponemos que la cima principal está más al sur. Todavía no la vemos, hay un filo antepuesto. Me doy cuenta que cuando nos asomemos será un momento algo crítico porque va a parecer muy lejos y los ánimos decaerán.
El día transcurre. Efectivamente la cima se ve demasiado lejos y hay que bajar para volver a subir, etc. etc. Entonces viene en ayuda aquella vieja frase “por lo menos sigamos una horita más…”. Descendemos del primer filo y retomamos altura por un segundo filo que ya nos aproxima francamente a destino.
Hacemos una recorrida para poder ubicar la apacheta cumbrera ya que hay un par de alturas parejas. No hay rastros de ascensos anteriores. Construimos una torre de roca bastante honorable, pequeños toques de la sabiduría que tenían nuestros ancestros. Damos el nombre por el grupo de alturas que cuidan y preservan la laguna.
A la vuelta cambiamos el recorrido y ya con el sol acostándose ascendemos la cumbre Noreste construyendo otra apacheta.
Altura: 5.349. Prominencia: 512 m. Dominancia: 9,63 %.
Este volcán se eleva en el sector centro-este del grupo. Linda al este con el arroyo del Cuerno (afluente del río Cazadero) y por intermedio de este con la Sierra del Matambre. Por el norte está delimitada por el valle y arroyo del Zapato, por el oeste collado mediante con el grupo Guardacocha.
Fuera de su simetría armoniosa el color de las laderas de esa montaña la hacen ser la más atractiva del grupo. Apenas es posible creer el aspecto que tiene desde el norte, emergiendo entre los pastizales de la cuenca del Arroyo El Cuerno.
El Cerro de Lagunas Frías parece ser más antiguo que el Vn. Pirca Redonda: las laderas han sufrido erosión, hay concavidades – sobre todo al noroeste- socavando la forma cónica general con los consiguientes depósitos de materiales extraídos al pie.
En la zona somital, casi a un kilómetro de distancia se encuentran dos alturas extremadamente parejas, una al este y otra al oeste. Las une una alta depresión (¿un cráter desmantelado al sur por erosión hídrica?) A vista resulta difícil saber cuál es la más alta, asunto con sus derivaciones: la cima este parece haber sido ascendida hace tiempo, tal vez por alguna comisión topográfica (hay una antigua y tosca torre de rocas de técnica primitiva y marcas de arrancamiento en los alrededores). En cambio, el primer ascenso de la cima oeste parece haber sido hecho recientemente.
Es bastante habitual, especialmente en montañas poco subidas y con un filo somital, la incertidumbre sobre cuál es la cumbre. Este caso es diferente, dos elevaciones unidas por un alto collado. Por más cansado que uno este, aunque la hora se haya disparado el andinista tiene la obligación de subir todo para disipar las dudas.
Así lo hicimos en otoño de 2019. Sin dar nada por cierto subimos ambas y comparamos. En nuestra opinión (Alejando Szabo, Ezequiel Dassie y quien escribe) a vista resultó más alta la cima esta. Lo mismo resultó del gps, hecho apoyado también por la presencia de la antigua torre de rocas ya referida.
Altura: 5.382 m. Prominencia: 377 m. Dominancia: 7%.
Esta montaña es la más alta del grupo de los Cerros de Lagunas Frías y se sitúa en el sector noreste por lo que tiene contacto visual con la laguna Aparejos y el abra del Campo Negro formando parte notoria de ese paisaje.
Al norte, mediante un alto collado está en contacto inmediato con la Sierra Pintada. Al oeste la montaña surge de un alta pampa de roca desmenuzada donde se elevan varios conos volcánicos chatos, uno de ellos el Nilos (ascendido en 2008, Petrocelli, Bianchi, Arranz, Gustafsson, Muratti).
Por el este el volcán Pirca Redonda tiene a sus pies el valle del Zapato y por el sur se une al grupo Guardacocha, mediante otro alto collado particular: es el lugar por donde se producía el traspaso entre los pastizales del río Cazadero y la cuenca de la laguna Aparejos. Allí se levanta el resto arqueológico que motivó el nombre moderno de la montaña, un menhir rodeado por un círculo de piedras.
Ascendimos esta montaña en otoño de 2008 como parte de la aclimatación para el ascenso por la vía suroeste del Ojos del Salado, que sin saberlo nosotros resultó el trayecto original de los primeros ascensionistas de la montaña, los legendarios Polacos del Club Alpino Varsovia.
Con Adrian Petrocelli, Guillermo Bianchi, Juan Pablo Gustaffson y Fernando Arranz partimos desde las ruinas del establecimiento cuprífero de Los Aparejos, lugar donde son bien visibles tanto el Vn. Inca del Mar (que ya habíamos subido) como el volcán que entonces carecía de nombre.
Decidimos explorar al noreste, primero hacia el abra del Campo Negro girando luego al este. Un manso collado nos lleva por un amable valle fluvial de márgenes aterrazadas. Este arroyo solo lleva agua en forma esporádica, a veces mucha, pero como casi todo en la región termina infiltrado en el material suelto alimentando la cuenca del salar y laguna de los Aparejos.
Pienso que, en otros tiempos, disponiendo de agua, este curso fue capaz de arrastrar y acumular el material que compone las terrazas y cuando el clima cambió, se hizo más seco y torrencial, devoró -parece que varias veces- sus propias obras.
Dejamos atrás antiguos pirqueados, bajamos al lecho del arroyo que termina perdido entre pedregales. Kilómetros más adelante, ya con el volcán Inca del Mar al sur, no hay más camino que subir hacia las áridas pendientes cumbreras de una elevación que pasamos inmediatamente al norte. Por un paisaje extraterrestre casi, arribamos a un alto portezuelo (entre el Guardachocha y el Pirca Redonda).
Alguien, hace mucho tiempo, ha levantado una pirca circular rodeando una gran roca filosa. Todo el conjunto está casi sepultado por los movimientos de material que proviene los márgenes del collado.
Hacia el noreste vemos el valle del Rio Cazadero, hacia el suroeste el valle de las Lagunas Aparejos y Las Tunas. En el centro de la pirca el filo de la gran piedra se alinea con ambos valles.
regresamos a los Aparejos.
Al día siguiente regresamos y sin llegar al collado de la pirca redonda caminamos por un canal de penitentes helados y roca suelta. Son unos 300 o 400 m de desnivel que nos llevan a un amplio hombro, tal vez un cráter que hoy se observa como antecumbre.
En una hora más estamos en la cumbre, sin rastros arqueológicos o recientes, construimos una apacheta y bautizamos el cerro como Pirca Redonda.
El sector descripto es ideal para aclimatarse al particular clima de la Puna y a la altitud.
Los desniveles no son grandes y el valle del Zapato agradable lugar de acampe dentro de la media zonal.
Especialmente los Cerros de Lagunas Frías tienen todavía alturas sin ascensos.
(las imágenes del apartado están todas en el directorio “MAPAS”).
APARTADO. PROBLEMAS TOPONÍMICOS. CERRO DE LAGUNAS FRÍAS. GRUPO GUARDACOCHA. CERRO DE LAGUNA AMARGA.
Cerros y lagunas. ¿Quién es quién?
En antiguos croquis y cartas, así como en las cartas oficiales escalas 1:500.000, 1:250.000 y 1:100.000 y en el Atlas Argentina 500 k aparece el nombre “Cerros de Lagunas Frías” y “Lagunas Frías”, es dibujada como una sola pese a veces se usa “lagunas” en plural (y siempre Frias en plural).
La primera pregunta que uno se hace es si lo que se quiso es denominar a una montaña en particular o a un grupo de montañas en este caso vinculadas por proximidad y morfología.
En las cartas oficiales el topónimo aparece sobre el “Grupo Guardacocha” y siempre en plural (a veces abreviado) indica que se dio nombre a un grupo de montañas y no una montaña única. Atención: el plural en la palabra “cerros”.
Hay que observar también que el topónimo no aparece escrito de la misma forma: en un solo renglón, en dos y también en tres. ¿Qué importancia puede tener esto?
Caben dos posibilidades: ¿Se usó el plural porque se intentó nombrar al apretado conjunto de alturas que forma el Grupo Guardacocha o por el contrario la ubicación “central” del topónimo pretendió abarcar todas las cumbres que se extienden al norte, este, oeste y sur del topónimo?
La antigua carta 1:500.000 en este caso apenas ayuda porque además del problema de escala la representación de las alturas es un sombreado que simula iluminación desde el noreste que no permite entender el detalle y representa mal el terreno: comete un error al situar la laguna Frías en al noreste del volcán Zorro Chico, el topónimo “cerros de Lagunas Frías” se ha desplazado sobre el que sería la llamativa montaña en el centro este del grupo pero la cota de nivel no coincide con la altura de esa montaña sino con la del vecino “Guardacocha”.
La carta 1:250.000 escribe “Co. de Lagunas Frías” en un solo renglón extendido que abarca las alturas al este y oeste del grupo Guardacocha de modo que parece aplicar el topónimo también a las montañas vecinas.
Por el contrario, la carta 1.100.000 coloca el topónimo en tres renglones de modo que solo se extienda sobre el grupo Guardacocha.
Si se considera que el nombre se dio al grupo de montañas más extenso entonces es muy discutible que el nombre de la pintoresca montaña ubicada en el extremo este del grupo sea el de “Co. de Lagunas Frías” y por consiguiente el nombre de esta montaña podría estar vacante, por eso “Co. Sin Nombre”.
Si por el contrario se concluye que el nombre se otorgó al círculo más estrecho de cumbres del sector central entonces el nombre de estas cimas es el de “Cerros de Lagunas Frías” y no “Guardacocha” ni menos “Co. de Laguna Amarga”.
Otro elemento documental disponible es una moderna carta minera, Área Cuprífera de Los Aparejos, escala 1:200.000, 1962. Al georreferenciarla y superponerla con los modelos digitales de elevación suministrados por el IGN evidencia ser irregularmente precisa en el terreno. Algunas representaciones son correctas, por ejemplo, la laguna Frías, Vn. Pirca Redonda, Lagunas Frías. Otras lamentablemente no.
Independientemente de esto se varía la toponimia de las cartas oficiales de escalas 1:250.000 y 1:100.000:
El topónimo “Co. de Lagunas Frías” es trasladado al bello volcán de cima doble que se ubica en el sector centro-ese de todo el grupo. Además, el topónimo es singularizado: ya no hay cerros de Lagunas Frías sino un cerro de Lagunas Frías (hay un punto de cota con altitud bastante aproximada).
Por otro lado, utiliza un nuevo topónimo: “Co. de Laguna Amarga” sobre una de las cimas del grupo de cimas de cinco mil metros (que sería el Grupo Guardacocha). Más precisamente el topónimo no se coloca sobre el conjunto de alturas sino que claramente se sitúa sobre una de las cimas al sureste (hay un punto de cota, no se da valor pero luce encerrado dentro de los 5.200 m). La palabra “cerro” es usada en singular.
Ya el mismo origen del topónimo es problemático: la supuesta (si es que existe) laguna Amarga a veces no aparece en los mapas, otras veces aparece al sur de las Lagunas Frías e incluso en la carta 1:500.000 IGM aparece donde la carta 1:250.000 sitúan las lagunas Fría.
Desgraciadamente en este sector el mayor acercamiento a la realidad parece haber sido dibujar un grupo de alturas sobresaliendo 100 o 200 m sobre un ancho pedestal por sobre los cinco mil metros. Ahí terminan las similitudes.
El pedestal, la cima y punto de cota se sitúan a kilómetros de la cima principal del Grupo Guardacocha y del Inca del Mar, en un sitio donde no hay montañas sino terreno bajo. Se involucró dentro de ese alto pedestal al Co. de Lagunas Frías, lo que es un claro error porque hay un muy evidente collado entre ambas. Tampoco se corresponde la orientación general del alto pedestal de cinco mil metros que siendo claramente norte-sur fue dibujado noreste-suroeste. La representación de las alturas que sobresalen dentro del pedestal no se corresponde con el terreno: Por ejemplo, indica tres cumbres de 5.200 m al suroeste del Co. Lagunas Frías que no existen (incluso el trazo de la curva de nivel 5000 m no se cierra sobre si mismo…). No evidencia correctamente los límites del grupo de cimas, así como no dibuja el claro desagüe que separa el grupo Guardacocha del Co. Inca del Mar entre el Vn. Pirca Redonda y el grupo Guardacocha dibuja un curso fluvial que no existe. Situa erróneamente la mayor altura del grupo al sureste cuando en realidad la mayor altura esta al sur.
La única certeza es que en ese sector la carta es poco fiable y que pretender ubicar una cima en ese panorama es incierto.
¿La laguna Amarga de la carta 1:500.000 es en realidad las Lagunas Frías? ¿Ha desaparecido la Laguna Amarga? ¿Es solo estacional? ¿Nunca existió? ¿Hay un cerro de Lagunas Frías -en singular- integrando el grupo de Cerros de Lagunas Frías en plural? ¿Qué montaña quiso representarse bajo el nombre “Cerro de Laguna Amarga”? ¿El Co. de Laguna Amarga es la cima sureste del Grupo Guardacocha? ¿Por qué se trazó en forma especialmente inexacta ese sector? ¿No se recorrió suficientemente? ¿Cómo recaba el autor de la carta ese topónimo, porqué cree que esa montaña se llama así?
Es bueno recordar que Evelio Echevarría en su artículo “Los Andes y sus nombres: Cómo bautizar montañas, pasos y glaciares en la alta Sudamérica indica que hay que “… abstenerse de imponer nombres que, por muy adecuados que puedan ser, repitan denominaciones ya existentes o que aparezcan en mapas y cartas nacionales o incluso locales. Esta es una nueva reglamentación acordada por las autoridades geográficas andinas para evitar la excesiva repetición de nombres. Sirva de ejemplo las socorridas denominaciones acostumbradas por extranjeros, como «Cóndor», «Centinela», «Catedral», etc…” en este caso un topónimo harto repetido en una zona caracterizada por la abundancia de errores toponímicos.
De la documentación examinada concluimos:
1) El topónimo “Cerros de Lagunas Frías” no describiría una montaña en particular (Guardacocha-Laguna Amarga) sino el morfológicamente homogéneo conjunto de cimas cónicas que se observan desde todos los puntos cardinales.
2) Aunque el nombre de “Co. de Lagunas Frías” para la cima del extremo este del grupo de volcanes provenga de un error, es admisible y deseable que se sostenga.
3) El topónimo “lagunas Frías” es coherente con el paisaje observable, salvo porque el plural “lagunas” carece de sentido. En cambio, es muy incierto lo relativo a la laguna Amarga.
4) Respecto del amplio pedestal de cinco mil metros (grupo Guardacocha): Si se ha descartado que lleve el nombre de “Cerros de Lagunas Frías” queda el interrogante de si debe aplicarse el nombre de “Guardacocha” por bautismo de primer ascenso o “Cerro de Laguna Amarga” por supuesta toponimia preexistente.
5) En la descripción de cada montaña se usan todos los topónimos. Por lógicas razones de espacio en los mapas se ha optado por uno.
TERMINOLOGÍA
PROMINENCIA: En orografía el desnivel entre una elevación y el collado que la une a la elevación más alta y próxima. www.8000ers.com/cms/en/prominence-mainmenu-179.html
DOMINANCIA: El resultante de dividir la prominencia multiplicada por 100 sobre la altitud, se expresa en un porcentaje. www.8000ers.com/cms/en/dominance-mainmenu-178.html
Debe recordarse que las estimaciones altitudinales se basan en superficies por lo que, especialmente en terrenos con gran desnivel, son aproximadas pudiendo a la vez subestimar la altura de las cimas y sobreestimar la altura de los collados lo que tiende a resultar en una subestimación de prominencia y dominancia.
ALTITUDES. Cumbres: Instituto Geofráfico Nacional. Collados: andes_all_regions_4980_final_col.kml (IMBER-KAUSCH).
PROMINENCIAS Y DOMINANCIAS. Sierra Pintada, Cerro de Lagunas Frías e Inca del Mar, M.Kausch y S.Imber: www.andes-specialists.com/andean-mountains-5000/
Para el resto de las elevaciones estimación propia.
- Página web Instituto Geográfico Nacional, versión digital cartas en escala 1:100.00, 1:250.000, 1:500.000 y Atlas Argentina 500 k www.mapa.ign.gob.ar/?fbclid=IwAR1Zs93gKbjkrqpgTM1gYtd7bP-y-1cANCVMv016uYJLtW4KUUUC1zNiLEI#
- Carta topográfica 1:1.000.000 “Atacama” de la American Geographical Society of New York 1927 (gentileza Ingeniero Claudio Bravo)
- Carta topográfica escala 1:1.000.000 Poludniowa Czesc Puna de Atacama, Club Polaco de Montañismo, 1956.
- Yacimientos metalíferos de la República Argentina I, Víctor Angelelli.
- Carta topográfica escala 1:200.000 Área Cuprífera Los Aparejos (Gentileza Guillermo Almaraz)
- “Reconocimiento Mendocino del Ojos del Salado, 1949”. Vicente Cicchitti, Revista Andina número 69 año 1949 pagina 33, versión digitalizada página web de “Perros Andinos”, www.perrosalpinos.cl/descargas.html
- En las montañas de Atacama, Wiltod Pariski.
- The Andes, Evelio Echevarría.
- Arquelogía e etnohistoria: La construcción de un problema de investigación (ABAUCÁN, TINOGASTA, CATAMARCA). Norma Ratto y Roxana Boixadós.
- Recorriendo la pampa del Matambre hasta el Cerro de Lagunas Frías, Guillermo Almaraz, Centro Cultural Argentino de Montaña, mayo 2019, - Centro Cultural Argentino de Montaña. www.culturademontania.org.ar/Relatos/cerros-en-lagunas-frias-catamarca.html
- Áreas Protegidas, Argentina.gob.ar, www.argentina.gob.ar/ambiente/tierra/protegida
- Los Andes y sus nombres: Cómo bautizar montañas, pasos y glaciares en la alta Sudamérica, Evelio Echevarría (gentileza de su autor).
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