Mi historia se remonta a cuatro años atrás, cuando visité el norte de la provincia de Neuquén realizando un trekking con amigos, puntualmente en la base del Volcán Domuyo. Desde aquí, por un lapso de dos años comencé a planificar la logística de lo que implica ascender un volcán de estas características, pero con la particularidad de poder marcar un nuevo camino.
De manera granítica planifiqué la logística, observé cartas topográficas, mapas satelitales y desarrollé las rutas posibles de ascenso, contemplando fotos áreas, para poder interpretar mejor el relieve del lugar; asimismo tuve que evaluar rutas de evacuación ante cualquier eventualidad, el afán de poder señalar un nuevo rumbo me mantenía inquieto en cada detalle.
Cotidianamente observaba la meteorología del Domuyo, para saber con qué me iba a enfrentar; además inicié la gestión de los permisos en Áreas Naturales de la provincia de Neuquén, asimismo conversé con el guardaparque para poder tener las autorizaciones necesarias y la información que debe recabarse para poder afrontar una expedición semejante.
No había subido nunca al Domuyo, la temporada estival estaba a punto de culminar, la ansiedad de poder subir al volcán por un sitio nunca antes recorrido se apoderaba de mí; no quería culminar otro año sin poder cumplir este anhelo, me auto descubría como un montañista de exploración con mucho por descubrir, con el atractivo extra y desafió de poder señalar nuevas trazadas.
Esta expedición requería de compañía, que mejor un amigo, Pablo Omar Martínez con quien llevé adelante varias salidas invernales como guía, sumado que nos complementábamos bien como equipo, un detalle no menor para la hazaña que íbamos a llevar a cabo.
El viernes 5 de abril me comuniqué telefónicamente con él, con la idea de emprender la travesía al día siguiente ya que se daba una ventana de buenas condiciones meteorológicas para los próximos días, le transmití los pormenores del proyecto que tenía planificado, y no dudó ni un segundo en querer formar parte de ella.
El 6 de abril a la una de la mañana partimos desde Neuquén Capital llegando a las 10:30 a punta de camino del Domuyo; en esta parada preparamos el equipo necesario y dimos nuestro registro con los chequeos pertinentes por parte de los militares. A las 11 comenzamos a andar en dirección al Humazo para ingresar en el valle del arroyo Manchana o Covunco, el cual presenta laderas quebradas, transito indefectible para avanzar concluyendo en el fondo del valle.
Desde este punto el arroyo se divide en dos vertientes, una en dirección Norte que conduce debajo del cerro Pehuelches y la otra en dirección Noreste que nos llevaría al valle del arroyo Turbio, que fue la ruta escogida para transitar. A menos de dos kilómetros el camino se estrecha al punto que se vuelve laberintico, con un suelo arcilloso que combina colores claros y rojizos. Llegamos al abra, en la cual la vista se expande pudiéndose visualizar como baja el valle hacia el arroyo Turbio, descendimos 400 metros más y establecimos el primer campamento cerca de las 17:30hs.
Distancia: 15 km
Desnivel Positivo: + 873m
Desnivel Negativo – 409m
La segunda etapa sec inició a las 9 de la mañana, con una caminata de un kilómetro y medio en dirección NNE hasta la división del arroyo, desde este punto continuamos por el faldeo del margen derecho hasta salir a un increíble mirador donde se puede vislumbrar el valle del arroyo Turbio, en dirección Este el cordón por el cual subiríamos y hacia el Sur el volcán Domuyo.
Continuamos por un camino de ganado con orientación Sur por la ladera, la cual cae abruptamente hacia el valle, seguimos hasta donde el valle deja de ser encajonado y descendimos al arroyo Turbio y lo vadeamos, luego caminamos unos 500 metros hacia el Norte y desde alli fuimos hacia el Este hasta la arista. Esta parte del recorrido presenta formaciones de yeso, y numerosos hoyos con aspecto de “dolinas” (así se llama al techo de las cavernas colapsadas). Nuevamente las 17:30hs. sería el momento para conformar el vivac, prepara la cena y la hidratación necesaria.
En este punto los paisajes son inigualables por la multiplicidad de colores que las laderas toman con la caída del sol que se cuela entre las cumbres, además de poder observar a la laguna Varvarco Tapia y Laguna Varvarco Campos, si dirigimos nuestra mirada hacia el noroeste, a ello se suma la imponente cordillera de los Andes que circunda todo el recorrido.
Distancia: 10 km
Desnivel Positivo: + 1325m
Desnivel Negativo – 689m
El tercer capítulo tiene menos horas de descanso, a la una de la mañana estábamos nuevamente en actividad ascendiendo con destino Sureste poco antes de alcanzar la primera cumbre; aquí las rocas estaban muy fragmentadas, nada se podía tocar porque todo se podía venir abajo en un segundo. Un tramo muy expuesto que requiere máxima concentración dado que para ambos lados las pendientes son muy abruptas, cualquier descuido tiene consecuencias graves, incluida la imposibilidad de comunicación con un tercero si la situación lo amerita.
Finalmente, a las 3:30 de la madrugada llegamos a la primera cumbre, tomamos una estaca de aluminio y la bautizamos con el nombre “Toro Colorado” (3905 metros sobre el nivel del mar), pero este no era nuestro destino final; nos desmontamos de la cumbre hasta el abra, lo que no fue nada fácil ya que no teníamos buena visibilidad y el tramo más fino de la arista se encuentra de bajada. Iniciamos el descenso al abra y luego el ascenso hacia la segunda cumbre, los rayos del sol comenzaban a marcar nuestro destino, alcanzamos la cima a las 8:30, el nombre escogido fue “Caballo negro” (4251msnm). Tuvimos que hacer un alto para derretir nieve y poder tener una buena provisión de agua, para una etapa extensa y agotadora.
En este punto comenzamos el descenso por un terreno de penitentes, hasta el abra y comenzamos el ascenso por el glaciar de la cara Este, donde el cordón se hace más ancho, seguimos con dirección SSO, hasta la tercer cumbre que bautizamos con el nombre de “Tronco de Oro” (4423msnm), desde este punto no hay calificativos para poder describir la inmensidad y variedad del paisaje compuesto de cavernas glaciares, grietas, etc. Sin embargo, el último reporte meteorológico indicaba mucho viento para las próximas horas, entonces debíamos apurar la marcha hasta la cuarta cumbre que bautizamos como “Peine de Oro” (4465msnm), a la cual llegamos 14 horas después de haber iniciado la jornada.
Ingresamos al tramo final hacia la cumbre del volcán Domuyo, en pleno ascenso un cóndor juvenil nos sobrevolaba, lo cual es una pintura típica del cielo patagónico. Se podían ver señales que indicaban nuestro destino, comenzamos a mermar nuestra marcha tocando el techo de la Patagonia a 4709msnm a las 17:00 horas, lo habíamos logrado, luego de una planificación precisa durante dos años; un abrazo fue la rúbrica para tamaña proeza, sólo restaba contemplar el lugar, tomar algunas fotografías para testificar lo realizado.
Desde ahora se iniciaba el descenso a los 3800 msnm; las condiciones de vientos fuertes complicaban aún más esta parte del recorrido. Cuando el reloj señaló las 20 horas arribamos al campamento, estábamos exhaustos, fue el día más largo de todo el recorrido. Las condiciones meteorológicas no mermaron durante toda la noche, pero no fueron razón para no poder conciliar el sueño reparador.
Distancia: 14,2 km
Desnivel Positivo: + 1425m
Desnivel Negativo – 1857m
A las 9 de la mañana del día siguiente continuamos bajando, durante este transitar nos cruzamos con guías y sus clientes, conversamos durante el tiempo que compartimos les transmitimos nuestras experiencias. Al llegar a Punta del camino nuevamente la emoción nos embargó, un nuevo abrazo nos fundió como en los 4709 msnm, sabíamos que habíamos conseguido algo significativo, abrir una nueva ruta al techo de la Patagonia, y no sólo eso, coronamos y le dimos nombre a cuatro cumbres respondiendo a la leyenda del volcán Domuyo, dado a las creencias y tradiciones del lugar.
Rápidamente acomodamos nuestros equipos en el vehículo y emprendimos nuestro regreso. El viaje aun no terminaba, nos quedaba un largo viaje hasta Neuquén Capital para reencontrarnos con nuestros seres queridos, quienes nos estaban esperando para darnos una hermosa bienvenida a casa.
Distancia: 7 km
Desnivel Positivo: + 52m
Desnivel Negativo – 657m
Familiares y Amigos gracias por siempre seguirme y otorgarme una mano en lo necesito, darme fuerzas para cada proyecto, acompañarme, apoyarme e impulsarme en la búsqueda de mis sueños.
Muchas son las personas que en forma directa o indirecta y aun sin saberlo, me ayudaron, no me alcanzan las palabras para agradecer haberlos encontrado en esta senda.
Y también para los que hoy ya no están con nosotros, gracias por cuidarnos y acompañarnos en el camino de la vida.
Cecilia Quiroga, Omar Martinez, Silvia Belich, Aldana Muguerza, Carlota Soria, Marcelo Belich, Miriam Belich,Irma Zarate, Daniel Muguerza, Graciela Salinger, Ezequiel Muguerza, Enya Muguerza, Pablo Belich, Sonia Kinter, Gustavo Belich, Emiliana Belich, Gabriela Marciani.
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