El día lunes 2 de marzo de 2020, salimos desde Córdoba a Neuquén. El grupo se conformaba por Javier Sánchez y Gerónimo Gubler, los dos estudiantes de Guías de montaña (ISAUI, Villa Carlos Paz). En el caso de Javier, proveniente de Villa Carlos Paz, y en cuanto a Gerónimo, de Villa General Belgrano, provincia de Córdoba.
Ésta correspondiente salida, venía planificada ya desde hace 20 días atrás. Buscando en mapas, Google Earth, y preguntando a otros guías que van seguido a esa zona, nuestra inquietud radicaba en saber si había otros cerros además del Domuyo, dentro de la ruta normal. No encontramos información de la misma. Pero si nos encontramos con la idea de que se podría ascender a otros cerros. Ideamos distintas rutas y las dejamos marcadas.
Ya de antemano, sabíamos que iba a ser una odisea llegar a la base del Área Domuyo, ya que nuestro único transporte era el colectivo. Y así fue… salimos desde Córdoba el lunes 2 a las 16:00 horas y llegamos a Neuquén el día martes 3 a las 9:30 horas, a las 10:30 horas tomamos un colectivo para Chos Malal, llegando 16:30 horas , alli hicimos trasbordo hacia Las Ovejas y de ahí comenzaba a tener importancia nuestra suerte... Hicimos dedo, enseguida nos llevaron hacia el pueblo de Varvarcos, bajamos en la plaza central, ya eran las 20:00 horas.
Una noche cálida y una luna que nos alumbraba el camino, así que emprendimos la caminata por la ruta 43 en dirección a Aguas Calientes. Decidimos caminar hasta donde lleguemos, o bien, ver si alguien nos iba a alcanzar, pasaron muchos vehículos, pero no tuvimos suerte. A eso de las 23:30 horas realizamos un vivac a la orilla del camino.
Miércoles 4 de marzo, nos despertamos a las 6:30 horas, desayunamos, y seguimos caminando… ya nos marcaba 10 km e íbamos por más km… pasando los 15 km, paso una camioneta Toyota Hilux, que por suerte nos llevó hasta la entrada de la intersección al camino que lleva a la base del Domuyo.
Esos 15 km fueron la “entrada en calor” a lo que iba a hacer el día. Nuestro objetivo principal estaba puesto en llegar a poder encontrar un cerro que logremos la cumbre en el día. Caminos por el camino 4x4, no pasaba nadie. Después de 15 km, de muchas charlas y risas, llegamos al registro de personas para ingresar al Domuyo, donde nos atendieron muy atentamente dos soldados pertenecientes al Ejército Argentino. Dentro del diálogo, preguntamos si además del Cerro Domuyo, había otros cerros conocidos que pudiéramos hacer, nos dijeron que solo conocían al Domuyo y creían que los demás cerros tenían pocos o nada de ascensos.
Ya eran las 12 del mediodía, seguimos unos km por la ruta normal que lleva al Domuyo. Nos encontramos en una pampa abierta, a 2600 msnm donde tomamos una decisión importante: dejar todo el peso que traíamos para poder atacar livianos al cerro (el cual todavía no teníamos idea cual iba a hacer). Ya en modo “ataque”, comimos unas fetas de salamín y queso, tomamos agua y seguimos el camino.
A medida que íbamos avanzando, visualizamos cerros y sus posibles vías… pero había que esperar. A lo lejos, se podían observar los domos naranjas, donde nos indicaron que ahí se encontraba el primer campamento base, y arriba de esos domos un inmenso cerro se asomaba. “Este es el cerro que buscamos”, en su cara noroeste se apreciaba un acarreo muy largo y con una fuerte pendiente, no parecía la mejor opción para ascender, pero la cara sur pareciera que no era tan fuerte la inclinación. Ya a 3000 msnm, empezamos a deducir por dónde atacar. Vimos un filo a nuestra derecha que nos dejaba en la cara sur. Así fue, encaramos ese filo, pasamos de quebrada y lo atacamos. No se veían senderos, ni huellas de pisadas humanas.
Consideramos que fue un acarreo “agradable”, muy largo, pero al no tener una pendiente abrupta podíamos avanzar rápidamente con pocas paradas.
Ya a las 16 horas, llegamos a la primera cumbre, pero nuestro camino seguía todavía. ¡En una cumbre más alta se encontraba una pirca… caminamos unos metros más, y llegamos a dicha cumbre! en donde nos marcaba 3650 msnm, pero no teníamos el nombre del cerro, tampoco había ningún testimonio de cumbre, así que decidimos nombrarlo como “Cerro Varvarcos”. Reforzamos la pirca, y marcamos la cumbre con una cinta azul. Dejamos nuestro propio papel con hora y día del ascenso, observamos la inmensa vista y el imponente Domuyo: nuestro objetivo del día siguiente.
Mientras tanto, en sentido sur había un cerro muy vistoso, con un glaciar en pleno deshielo, y una laguna verde. Nos propusimos de ir allí el ultimo día. Ahora era momento de bajar, muy cansados, calculamos que habíamos caminado más de 20 km. Trascendemos el sendero de vuelta a donde dejamos nuestro campamento. Llegamos al mismo ya oscuro, armamos la carpa, una cena bien caliente y a descansar, el día siguiente iba a ser aún más largo y desgastador.
Jueves 5, 6:30 horas de la mañana, ya desayunados, partimos por el sendero hacia el Domuyo, a un ritmo moderado, sin paradas, pasamos por el campamento base, y nuestra lucha por los acarreos comenzaba nuevamente. Día nublado, había bajado la temperatura en relación al día anterior, sendero muy largo, y la cumbre del Domuyo no se dejaba ver.
En el acarreo donde se encuentra la soga de seguridad, la misma estaba suelta, sin anclajes. No fue inconveniente, atacamos al acarreo, pero fue un punto clave donde nuestras fuerzas disminuyeron. Seguimos adelante con un ritmo más lento… 12:00 horas llegamos a la cumbre, luego de tener a mano izquierda una inmensa laguna congelada.
Sin almorzar, nos quedamos 30 minutos observando la inmensidad de los glaciares que se encontraban al norte de la cumbre, mientras buscábamos otros cerros que podríamos hacer, muchos de ellos no presentaban una vía sencilla, muchos con glaciares o bien pasos muy expuestos, donde el viento nos podría jugar una mala pasada.
Era momento de bajar, 13:00 horas nos marcaba el reloj, debíamos emprender el viaje de vuelta para poder llegar a comer en nuestro campamento.
Bajamos menos de lo pensado, sin paradas, acarreos que nos dejaban que nos deslicemos en ellos. Mientras, teníamos la vista de ese cerro con su laguna “verde”. Nos preguntamos si alguien había ido, o si tenía nombre, pero si era cierto que al otro día íbamos hacia él.
A eso de las 17:30 horas ya estábamos en nuestro campamento. Mientras preparamos una sopa y la picada, nos dimos cuenta que nuestros tiempos eran cortos. Ya que al día siguiente debíamos subir a hacer otro cerro, bajar e irnos para la ruta 43. Por eso, como era temprano, y hasta las 20 no oscurecía, decidimos montar campamento y armarlo unos metros más abajo, así ahorraríamos tiempo al día siguiente.
Eran las 20 horas y, en pocas palabras, no dábamos más, estábamos a 2100 msnm, hasta ahí llegamos. Armamos carpa, preparamos comida y a dormir. El objetivo del día siguiente era ese cerro donde en la base presentaba una laguna color verde, el cual su altura era menos que los demás realizados, por lo cual si salíamos con mochila de ataque lo haríamos sin inconvenientes durante el día.
Viernes 7, nuevamente 6:30 horas empezamos el trekking, livianos, con agua y comida de marcha, motivados porque era nuestro último día y que además teníamos que estar en la ruta 43 lo antes posible así podíamos probar suerte con el traslado a dedo.
Recorrimos rápidamente el sendero hacia el campamento base del Domuyo, no bajamos al mismo sino que nos fuimos al filo de nuestra derecha, pasamos el primer filo y luego otro. Al pasar hacia el este, una inmensa laguna cristalina nos esperaba.
Hicimos una parada para hidratar y comer, al lado de dicha laguna. El día soleado nos motivaba para encarar el acarreo y montarnos al filo. Hasta el momento no había ningún sendero, así que fuimos armando el nuestro como nos parecía.
Llegamos a las 11 horas a la cumbre. La misma era muy escarpadas, con rocas sueltas, y en dirección este, había una gran pendiente peligrosa.
Armamos la pirca correspondiente, dejamos nuestro testimonio y marcamos con cinta azul la piedra más alta de la cumbre. No sabemos si fue ascendido, si tiene nombre o si bien es un cerro típico de la zona. Para nosotros se llama Cerro Laguna Verde.
Muy motivados, era hora de volver. Cumplimos nuestros objetivos: 3 cerros en zona patagónica. De 2 de ellos no sabemos aún nada, ni tampoco encontramos información. Queda en el futuro investigar con la población local, pero para nosotros van a ser el Varvarcos y el Laguna Verde.
Bajamos a un buen ritmo, con paradas de pocos minutos, pasamos por nuestro campamento, cargamos el peso que nos quedaba y salimos hacia la ruta 43.
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