“... Y lo buscan a Chule que ya había trabajado con Sontag... Entonces comienza una nueva etapa, con otra onda: gente de montaña, pero de unos veinte años de edad..!”
(Andi Lamunière)
“Está el tipo que le gusta colgarse de la pared, y está el que prefiere comerse un asadito mientras mira cómo el otro escala.”(Claudio Fidani)
Reportaje de Santiago Storni a Claudio Fidani y Andi Lamuniére, realizado en junio del año 2000. Los dos juntos suman 27 años continuados de refugieros en el Jakob. En esta charla nos cuentan la historia de este refugio, sus comienzos, su ampliación y algunos de los tantos recuerdos y anécdotas allí vividos. ..
¿Jakob o San Martín? Cuál es la historia del nombre?
Andi: La verdadera historia es que se llama General San Martín, desde el principio. Se empezó a hacer en el ’50, que era el centenario de la muerte de San Martín. Hubo fondos del gobierno y aportes de socios; y se abrió el 16 de febrero del ’52.Es una normal (del Aconcagua) pero más larga. Porque en Plaza de Mulas vos estás debajo de la cumbre; entonces subís medio zig-zagueando pero bastante derecho para arriba. En el Mercedario te tenés que empezar a internar por una quebrada, entrar, subir a un filo... Es más largo.
Jakob es el nombre de la laguna...
Andi: Sí, y está puesto en memoria a Cristofredo Jakob, que era un médico alemán, que fue traído para dar la cátedra de neurología en la universidad de La Plata. Tuvo dos alumnos destacados: Teodoro Borda y Braulio Moyano.
Claudio:Estamos hablando de 1899, cuando él llega a la Argentina. Vivía en el Hospicio de las Mercedes, en Buenos Aires. Borda y Moyano fueron los que continuaron con su obra en Psiquiatría.
Andi: Él era nacido en Alemania, y le gustaba ir a Bariloche a caminar por la montaña. Paraba normalmente en el Hotel Tronador, y le gustaba subir por el valle del Casalata hasta el lago Jakob. Y también hay otro lugar que le gustaba y que en memoria de él lo llamaron “La mirada del doctor”. Él iba y se sentaba ahí. Tenía un Guía, que se llamaba Cretón, que lo acompañaba en sus recorridas por la zona.
Hay una laguna Cretón...
Andi:Sí, y hay una familia...
Claudio: La laguna Jakob en los mapas del I.G.M. que son anteriores al ’40, figura como “Laguna Honda”. Y en el ’36, creo que fue Mailling que sugiere el cambio de nombre.
¿Cuándo toman el refugio en concesión?
Andi: Mi hermano “Chule” lo toma en diciembre del ’73. (Chulengo significa cría del guanaco).
¿Hasta..?
Octubre del ’85.
¿Entonces lo tomás vos..?
Claudio: Yo ya trabajaba desde el año ’77. Lo conocí a Andi y me invitó.
Andi: “Chule” recién terminaba el colegio. A mí me tocaba todavía estar en el secundario, y lo mismo le pasó a Claudio. Entonces, eran historias de verano. Teníamos 16 años.
Claudio: A “Chule” el refugio se lo dieron, porque nadie lo quería. No era una licitación. Antes el club tenía cuidadores, que hacían como de concesionario; era gente que se instalaba a pasar el verano ahí. Pero ese sistema no funcionaba bien, porque el refugio sufre un deterioro muy grande y el cuidador no le ponía mucha garra. Entonces en la “era Chulenguística” se empezó con una tradición de montaña más continuada que antes.
Esto lo imprimió mucho “Chule”: una forma de trabajar, partiendo del respeto al caminante, la atención, la limpieza y todo lo relacionado con vivir en la montaña. Él venía de ser refugiero con Sontag en el López; entonces ya tenía una escuela, e ideas firmes con respecto a algunas cosas; y otras las íbamos aprendiendo entre todos. La vida la íbamos aprendiendo entre todos.
Cuando yo empecé en el ’77 iban unas cuatrocientas personas por temporada.
Andi:El primer año que estuvimos hubo un registro de unas 250 personas. El segundo verano ya hubo cuatrocientas, y siguió aumentando. Creo que en el ’81 fue el pico máximo: ese verano fueron 2.000 personas! Nunca volvió a haber tantas, pero se mantuvo alto el número.
¿Y la capacidad del refugio?
Muchos en carpa.
Claudio: En la época de “Chule” el refugio contaba con veinte camas y un comedor de dos mesas, y una piecita para el encargado de 2.00 x 1.50. Tenías que dormir con la cabeza justo contra la madera porque si no las patas te tocaban del otro lado.
Andi: Entonces se decidió un plan de obras... Estamos hablando de un lugar que queda a 18 km; es el refugio más alejado de todos...
¿Subieron a caballo los materiales de construcción?
Claudio: Algunas cosas sí; pero esa obra es todo un capítulo aparte. Uno hace las cosas para que la gente llegue y disfrute. Está en cada uno tener noción de lo que cuesta hacer eso. Y tampoco todo el que llegue tiene por qué saber lo que nos costó. “Chule” hizo una primera ampliación: agrandó la piecita, que era el depósito. Pero había que hacer algo porque venía mucha gente.
Con Andy ya habíamos hecho la prueba de quedarnos dos inviernos seguidos.
Andi: con un doble objetivo: experiencia personal, y promoción de la actividad en el invierno.
Claudio: No fue nadie. Trece personas en todo el invierno. Hemos batido sendos récords de estadías solos en la montaña. Yo estuve 21 días, pero Andi...
Andi: Dos meses.
Claudio: No tan solo: estaban los perros. Pero el Jakob necesitaba una ampliación. Entonces con “Chule” desde un año antes, en el ’83, veníamos previendo, cortando madera en el bosque y pensando un proyecto.
Andi: Era nuestro modo de dejar nuestro aporte por los años de trabajo allí vividos.
Claudio: Pero en el ’84 tuvimos discusiones varias y dejamos de trabajar juntos... Ya es hora de que los medios se enteren (risas). Y ahí “Chule” decide que... “No more”. Se sale de la historia, y decide no presentarse a la licitación. Entonces había que generar algo; y aparece “Cepillo” Gentile... Hoy dedicado a otras cosas, pero entonces era un Guía de montaña que se entusiasmó con el refugio y el lugar, y empezó a aparecer más seguido. Vivía en Buenos Aires, y conseguía la plata. Y con él y Andi encaramos un proyecto de reforma del Jakob, muy grande...
Andi: Estaba bárbaro..!
Claudio: Y sabíamos que los que íbamos a terminar laburando seríamos nosotros mismos. “Chule” también participaba. Proyectamos un comedor bastante más grande, con capacidad para 60 personas, y un dormitorio nuevo. Tuvimos muchísimos problemas financieros en ese momento, época de la hiperinflación. Entonces juntamos una plata, que después... no la teníamos más! Pedimos rever con el club (CAB) el contrato y el proyecto, y después de varios “tiras y aflojes”, cartas, abogados y demás cosas, nos dejaron hacer... algo más de la mitad. A esa altura ya teníamos hecha una platea grande, y empezábamos a vislumbrar el problema en el que nos habíamos metido... Para sintetizarte: en un día tuvimos que hacer 25 viajes de helicóptero..!
¿De Gendarmería el helicóptero?
Claudio: No, privado; pago. Y todo lo que subió estuvimos una semana para meterlo adentro del galpón, al lado del refugio. Imaginate el volumen de madera que era eso! Y ese galpón, antes, hubo que hacerlo. Hubo que subir todas las chapas; todo el cemento se subió en caballos y en mulas del ejército. Tuvimos que juntar cinco metros cúbicos de arena, que los trajimos del otro lado de la laguna, en una balsa. Entonces primero tuvimos que armar la balsa, sobre unos tambores. También tuvimos que juntar el ripio, a mano! Piedrita por piedrita! Las juntábamos en montículos y pasaba la carretilla. Lavarlo... La cantidad de piedra también fue impresionante. Pero lo más anecdótico fueron los hierros: Había que subir todas las barras de hierro. Entonces un día nos enojamos un poco con Andi y nos pusimos todos los hierros al hombro y empezamos a subirlos. Como flexionaban les atamos un palo para darles rigidez...
Andi: Y lo logramos, pero teníamos como diez kilos más! (risas)
Claudio: Y eso lo llevamos en un solo viaje hasta el puente colgante. Estábamos más jovencitos. Después tomó varios viajes terminar de subirlos entre varios.
¿Los hierros enteros, de doce metros?
Claro! Doblados al medio: seis metros de largo!
Andi: También hubo que subir esa carretilla que mencionó antes Claudio; y una hormigonera!
Claudio: Y la parte más salada fueron las 120 vigas, de madera de lenga, que se subieron desde el bosque. Las más chicas eran de tres metros; muchas eran de cinco, y hubo una de... nueve metros! Muchísimas fueron al hombro. Un día compramos un caballo, y era medio mañero y yo venía medio enojado. Entonces le até un palo y el caballo me tiró, pero siguió corriendo y llegó al refugio con el palo atado. A partir de eso le vendábamos una pata para que no se lastimara con el palo en las curvas del caracol, y así subimos los más largos con el caballo. Hubo que acondicionar el mallín de la picada para poder pasar. Cada trabajo implicaba otros trabajos. También éramos muy nuevos en todo.
¿De qué año estamos hablando?
Claudio: 1985. Éramos muy nuevos en algunos rubros. Pero igual yo alucino la potencia, los días de dedicación y la organización de toda esa movida. Fallamos en muy pocas cosas puntuales. Hubo que pensar cómo acarrear los materiales, los trabajos previos para poder subirlos, cómo acopiarlos, qué subir primero y qué subir después... La organización y coordinación de todo eso estuvo bien. Después contratamos a los hermanos Rapoport, y ellos lo construyeron cuando estuvieron todos los materiales arriba.
Andi: Eso tomó tres años de juntar materiales, y al final del verano del ’88 desarmar lo que se iba a ampliar e iniciar la construcción, que para terminar solamente la estructura llevó... dos años.
Los Rappaport también son conocidos como andinistas...
Claudio: Sí, y son amigos nuestros. Pasamos unos buenos veranos allí. A todo esto, no cerramos. Seguimos trabajando con el refugio original de piedra. Metíamos las mesas para comer adentro y las sacábamos para dormir. Y en el ’90 inauguramos, hace ya diez años, con los primeros grupos en septiembre, primavera. Y en el verano del ’91 lo inauguramos ya oficialmente, con Parques Nacionales y todo. Hubo un incremento en la cantidad de gente. El refugio así estaba pensado para pasar el invierno; aunque no hemos vuelto a pasarlo. Pero subimos en agosto, cada año.
Luego el refugio sufrió otra modificación, de toda la parte vieja. Arreglamos los techos e hicimos un baño adentro, con ducha.
¿Y a dónde va a parar esa cloaca?
Claudio: A una zanja drenante; y después de 70 metros de recorrido, desagua cuatro metros aguas debajo del lago. Cualquier cosa que se encare allí hay que planificarla y hacer un estudio de impacto. La zona que rodea a un refugio, cualquiera de ellos, es siempre un área muy impactada. Cualquier descuido puede llevar a un desequilibrio. Para que te des una idea, un día estábamos construyendo el refugio, y otros amigos estaban arreglando el puente que uno cruza cuando viene del Frey, en la desembocadura de la Jakob al Casa de Piedra. Entonces habían sacado las piedras... Y al otro día se había vaciado la laguna, atrás! Hubo que tirar piedras otra vez y así levantó el nivel. O sea que uno puede alterar terriblemente las cosas. Por eso, al estar en ese lugar hay que cuidarlo y a la vez fomentar las actividades, siempre tratando de impactar lo menos posible, cosa que es muy difícil de lograr. Hay caballos, hay mucha gente, hay basura. La basura está bastante mejor que antes; la gente es mucho más consciente...
Y así llegamos al día de hoy, en que Jakob tiene capacidad para 80 personas.
Se convirtió en uno de los más grandes...
Claudio: El más grande. Además del baño con ducha adentro tiene dos letrinas afuera.
¿Ducha con agua caliente?
Claudio: Sí. La calentamos con la cocina económica. También hay una cocina casi industrial. Porque en primavera les damos de comer a los grupos, entonces tenemos muchos anafes grandes. A la vez para dar una respuesta a los grupos numerosos desde que está prohibido hacer fuego en el Parque.
¿Cuándo se prohibió?
Claudio: El año pasado. Y entre una cosa y otra hoy hay dos refugieros estables: Diego Oyarzún con Cecilia de ayudante, y yo, que voy y vengo. Y... ahora faltan más historias; esto no termina acá. Recién estamos en el ‘2000. Tenemos como veinte años más para otras historias esperemos.
¿Qué otras historias no contaron, de la primer época..?
(Se miran y se ríen al recordar los viejos tiempos. Ahora, mirando hacia atrás se dan cuenta de que, con ánimo de diversión, le imprimieron su sello a esa época...)
Andy: Yo querría rescatar algo de lo que Claudio definió como la “era Chulenga” o algo así: Hasta ese momento había habido, hasta fines de los ’50 principios de los ’60, una cantidad importante de gente que iba a los refugios, y eso generó que se pusiera gente permanente. El club le pagaba a un cuidador que daba un servicio, y lo que ingresaba iba a parar al club. Así como te lo cuento es fácil de entender que se prestaba para el “manoteo”: una comida que se sirviese y no se facturase, un pernocte o cualquier servicio que no se hiciera una boleta... generaba esa posibilidad. Fue aumentando la cantidad de gente y entonces surge esta idea de concesionarlo. Y así se empezó a hacer con todos los refugios: Laguna Negra se inaugura en el ’69; Meilling ’71, Challhuaco ’72. Entonces estábamos hablando solamente de Frey y Jakob fundamentalmente, porque el López era privado. Después, cuando se hicieron los que nombré, ya se inauguraron dentro de este nuevo esquema.
Entonces en Bariloche, a pesar de estar el Club Andino, que estaba más focalizado en la Escuela de Montaña desde el ’66, hubo como una brecha en la continuidad del movimiento que habían empezado la generación de los fundadores, Otto Meilling, y el grupo inmediato siguiente de Carlos Sontag, etc. Después de ellos faltó gente que le interesara ir a instalarse allá arriba un par de meses. El que sí estuvo como concesionario unos años fue “Polilla” Podestá. Pero era de Buenos Aires, entonces trabajaba arriba durante el verano, y al terminar la temporada se iba. Él después tomó la concesión del Frey también. Tenía los dos refugios, entonces él estaba en el Frey y en el Jakob ponía a otro. Hasta que en el ’73 salen a licitación ambos refugios, y a los dos se presenta gente de Bariloche. En el caso del Jakob el que se presenta era conocedor del terreno y contaba con el respaldo de un socio que aportaba el capital inicial, que luego se echó para atrás ya comenzado el período de concesión, en diciembre.
El otro queda descolocado y se ve obligado a renunciar a la concesión. Ahí es que lo buscan a “Chule”, que estaba muy enganchado con la Escuela de Montaña, y ya había trabajado con Sontag en el López. Y ese mismo año el Frey también queda a cargo de gente de montaña, joven. Entonces comienza una nueva etapa de las concesiones: con gente de montaña, pero de unos veinte años de edad! Así es como se dio una etapa con otra onda. La cosa era estar arriba en la montaña, más que lo económico. Estar arriba y pasarla bien. Entonces ir al refugio y a la montaña empezó a ser también ir a divertirse! Y a nosotros nos interesaba promocionar el lugar, entonces llevábamos amigos, que a su vez llevaban amigos y compañeros de colegio. Y la gente que iba por su cuenta, tratábamos que lo pasaran bien también, para que se queden o vuelvan; y eso es lo que se fue logrando. Igual, los hacíamos cargar troncos y laburar en la picada, pero con una onda que no lo hacían como un trabajo sino como una experiencia distinta, parte de las vacaciones.
Claudio: Estamos hablando de un período que va del ’77 al ‘2000. Todos los cambios que atravesó este país, nosotros los vivimos arriba.: golpe de estado, vuelta a la democracia, pasando por “la plata dulce” coincidente con el verano que pasaron 2000 personas. El refugio funcionaba, y se generaba buena onda.
Andi: Había bastante gente que ya nos conocía, y que sus vacaciones las quería pasar en el Jakob. Venían y pasaban quince, veinte días o un mes arriba. Tengo el recuerdo de tres, que vivían en Buenos Aires y no les daban vacaciones en enero; y renunciaron a su trabajo para poder ir! Uno de ellos ahora está viviendo en Bariloche: “El Gnomo”. Entonces había siempre un grupo estable de allegados a nosotros, de no menos de doce o quince amigos. Por eso, si había que ir a buscar troncos era como un programa, parte de la locura.
Claudio: Además fijate que por la fisonomía que tiene Jakob, no va gente que escala; va gente que camina, o que disfruta de la montaña de otro modo. Son más “festejantes de la montaña” como salió en un artículo de Guías Regionales que habla de esto. Está el tipo que le gusta colgarse de una pared, y está el que prefiere comerse un asadito mientras mira cómo el otro escala. Jakob está muy metido en la cordillera y tiene muchísimas posibilidades de travesía. Entonces va gente que camina; pero hay un filtro: como es alejado, no es un refugio para ir y volver en el día, entonces tampoco llega cualquiera. Eso genera un ambiente particular. Y esto de la buena onda es algo que se trata de mantener, todos los días, sea cual fuera la gente que llega.
Recibir cien personas en un día en enero, no es fácil. Y el que cayó ese día se llevará una impresión diferente del que tuvo el refugio todo para él. Con tanta gente, al trabajar de refugiero tenés que mantener ciertas pautas muy claras. En primer lugar, al hacer el recuento de dinero que se gana, te das cuenta de que si estás ahí no es por el dinero. Si fuese por el dinero, dedicate a otra cosa. Segundo: estás por si alguien se pierde o se lastima. Y agregale todo el trabajo que es mantener esa concesión: tener el refugio limpio, bien atendido, provisto, etc. Y lo más especial de todo es la atención a la gente. Por suerte en Jakob seguimos ofreciendo una taza de té cuando alguien llega; se te pregunta de dónde venís y a dónde vas, y en la medida de lo posible la actitud del refugiero va a ser de buena onda. Yo trato de que la gente que trabaja en el refugio tenga la fortaleza para poder trabajar en un lugar así, que no pasa por lo físico sino por un trabajo propio que les permite estar metidos en el refugio, manejar caballos, portear mochilas, cargar comida, cocinar bien... y atender bien a la gente. Personas así no son fáciles de conseguir.
Claudio: Queda a unos veinte minutos. Ya no tiene témpanos en verano. Sí en octubre, noviembre... pero ya no hay más glaciar. Los glaciares en general están en retroceso y en lugares pequeños como ese se nota más.
Andi: Depende de cada año pero, hay una época del año en la que tenés témpanos en la Jakob también, cuando empieza a descongelarse.
¿Lago o laguna?
Claudio: Lago Jakob. Nadie sabe especificar cuándo es lago y cuándo es laguna. Unos dicen que por la profundidad; otros dicen que porque tiene entrada y salida del agua. Entre nosotros ponderamos que es lago.
Andi: Y éste está alimentado por una laguna: la Témpanos.
Claudio Fidanis:
Fue Ayudante de Refugiero desde 1977 hasta 1984, y luego Concesionario hasta ahora (‘2000). Guía de Treking en Cordillera (’85). Instructor del Curso de Guía en 1995 y Director del mismo en 1996, ‘97 y ‘98. Presidente de la Asociación Argentina de Guías de Montaña desde 1998.
Andi Lamunière:
Con su hermano “Chulengo” atendieron el refugio desde 1973 hasta 1985. Además de ser un experimentado Guía de Montaña y directivo de la A.A.G.M. Andi dicta una materia de Caminatas en la montaña en el Profesorado de Educación Física de la Universidad del Comahue.
Extraído de la página del Club Andino Bariloche:
Se halla ubicado en la margen izquierda del Lago Jakob, a 1600 metros sobre el nivel del mar. Su nombre real es General San Martín.
Este refugio está dotado de dos amplios dormitorios con 50 camas cuchetas, mantas y frazadas, con capacidad para 100 personas. Durante los meses de verano tiene cuidador refugiero.
La laguna recuerda al Dr. Christofredo Jakob, científico que dictara clases en las universidades de La Plata y Buenos Aires y explorara con detenimiento la zona del Tronador, así como la de los lagos Moreno, Nahuel Huapí y la zona de Pampa Linda. Fue el descubridor de la laguna que años después Otto Meiling bautizó con su nombre.
En sus cercanías se encuentra la bellísima laguna Témpanos, a la que se llega en media hora de marcha. Debe su nombre a los transparentes bloques de hielo flotante que pueden verse en ella durante los primeros meses del verano.
El refugio Jakob está construido en piedra y madera y fue inaugurado el 17 de febrero de 1952. Hoy después de 58 años de vida, sigue siendo el lugar preferido por los acampantes y los mochileros por estar situado en un lugar de excepcional encanto. Tal es así que el visitante cautivado por la vista del cerro Cuernos del Diablo, el valle del Casa de Piedra y la exuberante vegetación suele permanecer varios días en el lugar.
Laguna Témpanos, Paso Schweitzer, Cerros Cella, Schweitzer, Punta Refugio y Cuernos del Diablo.
Travesías en la zona:
• Refugio Frey - Refugio Jakob
• Ascenso Cerro Cuernos del Diablo
• Ruta 252 - Refugio Jakob
• Ascenso al Cerro Cella
• Jakob - Mascardi por el Casalata
• Ascenso al Cerro Schweizer
• Jakob - Laguna Negra
• Jakob - Laguna Llum - Lago Mascardi (por filo piedra frágil)
Los socios del CAB con cuotas al día gozan del beneficio de tres pernoctes y uso de cocina sin cargo por mes. En las comidas un 20% de descuento.
Ante un accidente o extravío de una persona en la montaña, comuníquese con el Club Andino Bariloche y otros organismos de las siguientes maneras:
Secretaría (CAB): (0294) 442-2266 / 4579
Correo electrónico (CAB): info@clubandino.org
Centro de Informes de Montaña (CAB): (0294) 452-7966
Emergencias Parques Nacionales: 105 ó 42-2479
Defensa Civil: 103 ó 442-8276
PARQUES NACIONALES: Av. San Martin 24 - (0294) 4423111 - 4422734 - www.nahuelhuapi.gov.ar
CLUB ANDINO BARILOCHE: 20 de Febrero 30 - (0294) 442-2266 / 442-4579 - www.clubandino.org
Revista "Al Borde", Junio de 2000
Mail: info@culturademontania.org.ar
WhatsApp: +54 11 3060-2226
Instagram: @ccam_arg
www.facebook.com/ccamontania
Contáctate y comenzá
la aventura de integrarte
a la red cultural