Esta travesía si bien partió un 27 de febrero de 2021, venía dando vuelta en mi mente desde hacía tiempo. Traté de buscar relatos de otras expediciones anteriores o videos que me dieran un poco de información. De este cerro había muy poco. Como alguien lo tituló alguna vez: “este es uno de los gigantes olvidados”. Este gigante se alza con 6070 msnm, limita con la provincia de Mendoza en Argentina y en Chile, se ubica en la Región Metropolitana.
Lamentablemente, este Coloso se encuentra en un parque que actualmente tiene muy restringido su acceso, se podría decir “prohibido”. Por lo tanto, para entrar se debe usar caminos alternativos. Desde este tipo de caminos, estoy escribiendo la historia de cómo fue la ruta a uno de los gigantes olvidados de los Andes Centrales, el desconocido Nevado del Plomo (confundido con el Cerro Plomo, ubicado en la República de Chile), que se alza por sobre los 6 km. y se encuentra protegido por ríos y glaciares que lo hacen bastante inexpugnable para quien quiera ascenderlo. Por todo ello, es un verdadero desafío que pone a prueba el poder de la mente y del cuerpo.
Partí un día 27 de febrero a las 6 am rumbo a Valle Nevado (centro de skí) donde dejé mi vehículo, en un sector conocido como Tres Puntas. Aquí me puse la mochila y comencé a caminar, debo decir que los 33 kg. de peso se sintieron bastante. Desde Tres Puntas, me dirigí hacia el sector conocido como Piedra Numerada (3000 msnm). Es un lugar donde muchos hacen aclimatización para el Cerro el Plomo que no hay que confundir con el Nevado del Plomo. Son 700 metros de diferencia.
Una vez en Piedra Numerada, tras 1,5 hs., hablé con gente conocida, entre ellos, un arriero y le conté para dónde iba. Me dijo que era un buen desafío y que no recordaba si alguien hubiera hecho esa locura. Le respondí que siempre hay alguien. Me deseó suerte y continué con mi marcha ya hacia una ruta que no había hecho nunca: hacia el Paso del Cepo que se alza con aproximadamente 4200 msnm. Una vez ahí, tomé el teléfono y hablé con mi familia ya que sería el último lugar que tendría con señal, de ahí en adelante solo sería mensajería por Spot.
Tras varias horas bajando desde el Cepo, se llega a un sector llamado por lo arrieros “Vega Amarilla” (2600 msnm), donde me encontré con unos arrieros con quienes compartí un rato durante la noche y parte de la mañana.
Ya con el cuerpo más recuperado de esas casi 12 hs. del día anterior, comencé mi marcha hacia el sector denominado “Las Pircas”, lugar en el cual se debe cruzar el río Olivares. En esta parte, el río se ensancha bastante, lo que lo hace menos profundo. Una vez en Las Pircas, para mi sorpresa, pude cruzar el río sin ningún problema. Era uno de los hitos que debía cumplir según mi planificación y el que me permitiría seguir avanzando. Ya cruzado, seguí mi camino hacia un sector donde, según los registros obtenidos, existían dos lagunas. Ese era el lugar que había decidido ocupar para montar el segundo campamento.
Una vez alcanzado el lugar donde instalaría mi campamento, me encontré con la desagradable sorpresa que ya no existían las lagunas. El río, en una de sus subidas por los deshielos, se llevó las lagunas y hoy en día solo es un brazo más del río cuyo caudal es bastante turbio y lleno de sedimento. Por las condiciones del agua, mi purificador de agua fue de vital importancia. El filtro se saturaba después de un poco más de un litro de agua y debía limpiarlo para seguir purificando, pero cumplió su objetivo.
Ya habiéndome reabastecido de agua y con un buen desayuno, comencé a ascender hacia el Campo Tres, llamado “Los Españoles”. Este día no tenía mucha claridad respecto de la ruta que debía tomar. No existían registros claros, pero como dicen por ahí: “todos los caminos llegan a Roma”. Así comencé a trepar por la pared y rápidamente fui ganando altura aunque no distancia.
El camino entre estos dos campamentos no dista mucho, aunque tienen un desnivel de unos 1000 metros. Los 33 kg. que llevaba en la espalda hacían que el avance fuera bastante lento. Tras 10 hs., logré llegar a un sector un poco antes de Los Españoles. Lo encontré bastante protegido, por lo que decidí armar mi campamento en ese lugar, donde dejaría todo mi equipo de acercamiento y saldría al día siguiente un poco más liviano.
Con menos peso, comencé mi cuarto día con bastante buen tiempo. Era un camino sin huella y bastante solitario. Tras unos 7 km. de marcha, comenzó a bajar rápidamente la temperatura y se comenzó a cerrar la montaña. Estaba a poco más de 4 km. de donde supuestamente instalaría mi cuarto campamento. Con bastante frío y un poco de nieve, trataba de seguir caminando cuando divisé a lo lejos una especie de refugio, por lo que tome mi cámara fotográfica y acerqué el foco lo más que pude. Para mi sorpresa, se veía un refugio de construcción bastante nueva, por lo que decidí acercarme y ver si podía quedarme ahí. Tras una media hora, alcancé el refugio. Estaba abierto con bastantes comodidades en su interior. Dado el mal tiempo, resolví quedarme ese día ahí y recuperar energías.
Mi quinto día, debido a que estaba a 3 km. de donde debería haber instalado mi campamento el día anterior, me significó salir unas 3 hs. antes. Lo hice a las 4 am, rumbo al campamento alto ubicado a 5200 msnm. Hacer este trayecto desde el refugio al campo alto, me tomo 13 hs., debido a lo desmembrado de la ruta y al desnivel de unos 1200 m.
En el Campamento Alto, a unos 5200 msnm, lugar en el cual, según algunos relatos, debería haber unas terrazas. No estaban al igual que las lagunas de uno de los campamentos anteriores. Por lo que rápidamente comencé con el piolet a tratar de crear una terraza detrás de una roca, trabajo que me tomó aproximadamente 1 h. Algunos dirán tanto tiempo para emparejar 3mt², pero hay que estar ahí a 5200 picando y emparejando.
Ya instalado, comencé a preparar comida para recuperar energías, arreglar el equipo para el día siguiente y comunicarme con mi esposa a través del SpotX.
La alarma del reloj sonó a las 3 am. Comencé a vestirme mientras se calentaba el agua, luego de un desayuno de campeones (pampita con salame y té), salí de la carpa para hacer un par de fotos nocturnas hacia la Cara Sur del Nevado Juncal. Luego, comencé a subir realizando unos zigzag en dirección hacia unos farellones que cortaban el camino.
Ya en los farellones donde supuestamente habría un paso entre ellos, no lo pude encontrar. Por ello, decidí cortar a lo derecho y luego trepar en una roca de muy mala calidad por la cantidad de nieve polvo que tenía. Eso hacía más difícil el ascenso. Tras haber sorteado este obstáculo, luego de dos agotadoras horas, el camino se hacía poco más llevadero, no digo fácil, ya que a estas alturas y en las condiciones en que se encontraba la montaña, todo es más difícil.
No sabía que después de haber cruzado los farellones aun me quedarían unas 4 hs., las que a cada paso exigían más esfuerzo. Finalmente, luego de haber cruzado una falsa cumbre, logré divisar la principal, la que se había mantenido esquiva todo el camino. Ya habiendo remontado el filo cumbrero, pude alcanzar la altitud máxima de 6070 msnm. Así comencé a disfrutar de la vista y sacar más fotos que “chino en vacaciones”, ya que la vista que se tiene es maravillosa. Pude ver con claridad el Tupungato, el Marmolejo, el Nevado Piuquenes, el Cerro Alto o Nevado San Juan y la imponente pared sur del Aconcagua, también la magnífica pared sur del Nevado Juncal y la inmensidad de los glaciares que circundan esta montaña.
Ya con la hora al límite para comenzar mi descenso y viendo cómo se acercaban sin prisa pero sin pausa nubes desde el Este, comencé mi camino de regreso. Una vez en la parte superior de los farellones, me tocó la tarea de bajarlos. En ocasiones, la bajada es mucho más complicada que la subida y esta era una de esas. Me alcanzaron las nubes que desde la cumbre veía bien distantes. Luego de bastante esfuerzo y resbalones, logré llegar a la base de estos farellones. Me quedaba la última parte hasta la carpa, a la que logré llegar a las 18:00, con bastante cansancio en el cuerpo y con unas nubes que se dejaban caer desde la cumbre.
Con el cuerpo más descansado y habiendo dormido literalmente en las nubes, con un amanecer espectacular, aproveché para secar un par de cosas mientras desarmaba la carpa y sacaba las últimas fotos desde el Campo Alto. Ya habiendo guardado todo, comenzó la desgastante tarea de bajar, tarea que pensé que me iba a tomar menos tiempo, pero dadas las condiciones climáticas y lo empinado del terreno, me llevó casi 4 hs. llegar a la base. Desde ahí ya era un camino un poco más ameno hasta el refugio, donde logré llegar cerca de las 15:30 hs. Quizás podría haber seguido pero decidí hacer la misma jugada que para la cumbre, quedarme y salir temprano al otro día.
Habiéndome alimentado bastante y habiendo recuperado energías, me acosté muy temprano para poder levantarme a las 3 am para salir una hora más tarde rumbo a Los Españoles. Allí logré llegar a las 08:20 hs. Recogí mi equipo de trekking, me cambié y comencé el descenso hasta la base de Loma Rabona, lugar donde había instalado mi segundo campamento. Considerando que había llegado cerca de las 13:00 hs., decidí avanzar todo lo que pudiera, con la intención de cruzar el río en el sector de las pircas para llegar a Vega Amarilla. Debía estar en Santiago el día domingo dado que mi hija tenía su primer día de clases el lunes. No le podía fallar. Logré llegar a las pircas a las 17:50 hs. Como me quedaba tan poco para llegar a la vega, intenté cruzar el río Olivares, se notaba bastante más crecido que el día que lo crucé de ida. Por ambicioso o por ese sentimiento de triunfo por haber llegado a la cumbre, me tiré a cruzarlo y cuando estaba a punto de traspasar el último ramal, me tumbó la corriente con mochila, cámara y todo lo que llevaba. Afortunadamente la misma corriente me tiró a la orilla, pero a la misma de donde venía. Completamente mojado y con la mochila pesada como si llevara piedras, traté de cruzar por otros brazos pero fue infructuoso. Ya con frío y con el atardecer acercándose, decidí armar mi campamento en las pircas y aprovechar para que se secaran un poco las cosas. La idea era tratar de cruzar al día siguiente durante la mañana, lo más temprano posible.
Ya empezando a amanecer y con todo mojado aún, me vestí más que rápido y miré hacia el río. Se veía bastante menos caudaloso que la tarde del día anterior. Me apresuré y comencé a buscar por dónde cruzar. Pese a que se notaba bastante más bajo, el agua me llegó a la cintura en un momento. No obstante, el destino me permitió cruzar a la otra orilla.
Una vez al otro lado del río Olivares, mi tarea era llegar lo más rápido a Vega Amarilla a 2.300 msnm y comenzar a subir hacia el paso del Cepo, ubicado a 4.100 msnm. A paso rápido, me tomó cerca de 2 hs. llegar a la vega, donde aproveché para hidratarme y llenar las botellas con agua. Una vez repuesto y con los niveles llenos, comencé la ardua tarea de subir. Tras varias horas y tras un descanso al borde de un salto de agua, logré llegar a la cima del paso del Cepo, exactamente a las 19:15 hs. Allí, aproveché para llamar a mi esposa Karina puesto que por la altura el celular algo agarraba de señal.
Luego, comencé a bajar hacia Piedra Numerada lo más rápido que me daba el cuerpo en ese momento. Llegué a las 21 hs. Con bastante cansancio por la extensa jornada y con la noche encima, seguí rumbo a Tres Puntas, donde tenía estacionado mi Jeep. Logré hacerlo cerca de las 22:30 hs. Finalmente, en mi casa estuve cerca de la media noche ya que por suerte vivo bastante cerca de la cordillera. Mi esposa me esperaba despierta aún. Con mucho cansancio y con todos los achaques de esta travesía de 105 km., pude completar mi último objetivo: acompañar a mi hija de cuatro años en su primer día de clases. Por todo, debo decir que se me dio lo planificado, con algunas variaciones en el camino, las que con unos ajustes me permitieron llevar a cabo lo propuesto.
Por último, quiero dar gracias al equipo de CCAM que me dio la oportunidad de compartir esta experiencia. Además, no olvidemos nunca que las montañas son libres, son de todos los que aman este deporte.
Mail: info@culturademontania.org.ar
WhatsApp: +54 11 3060-2226
Instagram: @ccam_arg
www.facebook.com/ccamontania
Contáctate y comenzá
la aventura de integrarte
a la red cultural