La revista ha incorporado esta sección de plantas con propiedades medicinales que se encuentran en la montaña, con el propósito de aportar información para su conocimiento a los efectos de contribuir al compromiso con el medio ambiente.
Nombre: Ñire Nothofagus antárctica
Familia: Nothofagáceas
Sinónimos: Ñirre o Haya Antártica. Ñire significa zorro en la lengua mapuche. Llamaron así a este árbol ya que estos animales suelen hacer sus madrigueras debajo de los mismos.
Ubicación:
El árbol Ñire tiene una amplia zona de distribución en Chile y Argentina, se encuentra en la Argentina desde el norte de Neuquén hasta Tierra del Fuego.
Junto con la Lenga ocupa el límite altitudinal del bosque, donde tiene porte achaparrado o arrastrado, también aparece ocupando los fondos de valle. Tiene un amplio rango de distribución tanto latitudinal como altitudinal en toda la extensión de los bosques andino patagónicos. En Tierra del Fuego se lo encuentra formando bosques puros en el centro-norte de la provincia, entre los bosques de lenga y la estepa. En el resto del territorio, es posible encontrarlo en los bordes de turbales y como especie acompañante de los bosques de lenga y guindo.
En la isla de Tierra del Fuego es habitual que el Ñire esté cubierto de barba de árbol, barba de viejo, barba del diablo o barba de indio, un liquen verde claro con aspecto piloso.
En zonas de baja temperatura, suelos pobres, laderas empinadas. Puede encontrarse en pantanos de montaña y en zonas de transición de bosque a estepa. En áreas de suelos bien drenados. Elevación: 0-1500 m.
Descripción:
El Ñire es un árbol de hasta 15 m de altura, que presenta formas y tamaños muy variados dependiendo de las condiciones del entorno. Tiene una copa de forma amplia y globosa, muchas veces puede ser ramificado desde la base. Los caracteriza su porte tortuoso con la corteza juvenil es color gris plateado y la corteza madura es fisurada longitudinalmente, áspera y de color marrón.
Es caducifolio, adquiriendo colores naranja- rojizo antes de perder las hojas durante el otoño.
En primavera libera una típica fragancia dulce de las hojas y flores.
La forma más rápida para identificarlos es observando las hojas, son elípticas de 1 a 3 cm de largo con los bordes aserrados irregularmente. Sus hojas son alternas, simples ovadas, asimétricas y algo arrugadas, de margen aserrado o algo lobuladas alargadas con ápice acuminado, es decir que acaba en punta, disminuyendo gradualmente, poseen hasta 15 cm. de largo y 2 de ancho. De color verde oscuro, en el otoño se tornan rojas y caen.
Las flores masculinas y femeninas se encuentran separadas, son solitarias y de posición axilar. Cada árbol de Ñire posee flores masculinas (0,7 cm) y femeninas (0,3 cm dispuestas en grupos de 3) en estructuras separadas. Las flores femeninas forman tres frutos pequeños cubiertos por una cúpula, dos trialados y uno central bialado, que son dispersadas por el viento entre marzo y mayo.
En noviembre comienza la apertura de sus brotes, cuando las condiciones climáticas permiten el descongelamiento del suelo, y junto a las primeras hojas aparecen las flores masculinas solitarias (0,4 cm) en la base de los brotes y más tarde las flores femeninas dispuestas en grupos de tres (0,3 cm) en los extremos de los brotes. Estas flores son polinizadas por acción del viento, y los frutos se forman rápidamente a principios del verano. Éstos están formados por tres semillas (0,3-0,5 cm) cubiertas por una cúpula, de las cuales dos son semillas tri-aladas y una central bi-alada, siendo dispersadas por el viento entre Marzo y Mayo.
Al igual que otros Nothofagus, el Ñire posee ciclos de alta producción de semillas conocido como semillazón, que ocurre cada 7-8 años. Aunque todos los años los árboles producen una mínima cantidad, la producción varía desde unas pocas semillas hasta cerca de 1000 por m2. Las semillas pasan el invierno en el suelo del bosque, bajo las hojas, y germinan a principios del verano, formando nuevos arbolitos, en el suelo del bosque (sotobosque) que persisten por pocos años creciendo lentamente. Por otro lado, las flores, frutos y semillas también sirven como alimento a muchas especies de aves, insectos y roedores, mientras que las plantas jóvenes forman parte de la dieta del guanaco y otros herbívoros introducidos (ejemplo: vacas y ovejas).
Los Frutos son aquenios reunidos de a tres dentro de una cúpula de 4 valvas. El fruto mide 6 mm, es muy fragante y contiene tres nueces o hayucos.
El Ñire se considera la especie de Nothofagus con mayor tolerancia ecológica, ya que habita una amplia diversidad de ambientes, presentando una fuerte variación morfológica en toda su distribución asociada a las condiciones ambientales en las que habita y a características genéticas de las poblaciones, que condicionan su dinámica forestal. Al igual que otros Nothofagus, el Ñire es una especie pionera y a su vez es la especie clímax. En los bosques, la regeneración natural se produce en bosquetes debido a la mortalidad natural de los árboles más viejos. Posteriormente, los claros son ocupados por nuevos arbolitos. En algunos sectores, el bosque de ñire puede actuar también como especie pionera, creando las condiciones para la futura instalación de bosques de lenga o guindo. En estos casos, se observa un avance del borde del bosque generando la instalación de unos pocos árboles con crecimiento abierto, permitiendo posteriormente la instalación masiva de los renovales que son los bosques jóvenes. La regeneración avanzada (árboles jóvenes) evoluciona por auto-raleo, es decir disminuyendo el número de individuos a medida que crecen en diámetro y altura, generando con el tiempo estructuras más abiertas propias de los bosques maduros. El Ñire es la especie forestal menos longeva de los Nothofagus de Tierra del Fuego, ya que las edades máximas no superan los 200 años, aunque en algunos casos es posible encontrar ejemplares centenarios de grandes dimensiones.
Propiedades medicinales:
La infusión de Ñire es rica y aromática y cuanto más austral sea su procedencia, mayor es la concentración de antioxidantes. Además aportará salud, previniendo y retardando el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles, sin tener las restricciones de otros productos también ricos en antioxidantes.
La empresa Functional Life analizó las muestras de hojas de Ñire y comprobó que no hay toxicidad y que tiene el doble de potencial antioxidante que el Té Verde, líder en ese factor entre sus pares. Personas especializadas en té e infusiones la degustaron y nuevamente los resultados fueron promisorios por su rico aroma y gusto.
Las hojas y ramillas contienen los flavonoles hiperósido, quercetina. Hojas y ramillas se emplean como antifebriles. (Infusión 20 gramos de Ñire X 1 litro de agua)
Hojas, tronco para leña, ramas.
USOS DEL ÑIRE
Infusión:
La infusión consiste en verter agua caliente o cualquier otro líquido sobre una materia orgánica y dejar la mezcla por unos minutos a fin de que el líquido se cargue o se sature de los principios activos de la hierba usada. Por lo general se usa en flores, hojas y hierbas blandas para hacer un té.
Para mantener todas las propiedades de la infusión de Ñire, recomendamos calentar el recipiente dónde se va a realizar la infusión, luego agregar de 3 o 4 hojas de Ñire o 20 gramos de hojas de Ñire x 1 litro de agua. Evitar el exceso ya que tendrá un resultado de alta concentración que nos resultará amargo y fuerte. Verter encima de las hojas el litro de agua caliente aproximadamente a 75/ 90° dejar infusionar entre 2 y 5 minutos. Prepárate para viajar con el sabor de los bosques patagónicos.
Está infusión puede aportar a tu cuerpo una muy buena dosis de antioxidantes naturales (son un grupo de vitaminas minerales y colorantes de compuestos vegetales) que impiden el efecto negativo de los radicales libres en nuestra salud.
La falta de antioxidantes en nuestra dieta puede generar envejecimiento prematuro, problemas en el sistema nervioso y problemas en el sistema cardiovascular.
En el año 2015 investigadores de la Universidad de San Juan Bosco y de la Universidad de la Patagonia austral dieron a conocer la presencia de antioxidantes en las hojas de Ñire.
Estudios más recientes indican que la cantidad de antioxidantes en el Ñire es superior al del té verde.
Efectos Secundarios:
Evitar tomar más de 20 gramos de Hojas de Ñire x 1 litro de agua por día por su sabor amargo.
Medio Ambiente:
Reduce la contaminación fijando el carbono, ayudando de esta forma a la mitigación del cambio climático.
Uso Externo:
Su principal uso es como leña, aunque tiene un potencial uso ornamental por sus colores otoñales.
También se puede usar como crema Antioxidante, regeneradora, nutritiva- 50cc-Esta crema se realizó en el marco de un proyecto organizado por el Consejo Agrario de la Provincia de Santa Cruz con miembros del CONICET, INTA, CIEFAP y GAIA. Estudios desarrollados por algunos miembros de estas instituciones demostraron el altísimo poder Antioxidante del Ñire.
REPRODUCCIÓN: se lo puede multiplicar por semillas aunque en su medio natural, comúnmente se reproduce de forma agámica (rebrote desde las raíces o enraizamiento de ramas) por raíces gemíferas y por rebrote de cepa.
Los árboles de Ñire en la provincia de Santa Cruz generalmente rebrotan a partir de los tocones, sin embargo, en Tierra del Fuego rara vez se observa dicho proceso. Estos cambios en las capacidades de las poblaciones de ñire de ambas provincias podrían indicar una diferenciación debida a cambios en la genética por el fenómeno de hibridación.
Manejo Forestal
Desde hace algunos años, ha surgido la necesidad de priorizar los criterios ecológicos y sociales sobre los valores económicos por sí solos, como base para los futuros planes de manejo forestal en Tierra del Fuego. El primer intento de incluir los bosques de Ñire dentro de un marco de manejo forestal, fue a través de la Ley de Presupuestos Mínimos Ambientales para el Ordenamiento de los Bosques Nativos (Ley N°26.331), la cual exige la presentación obligatoria de planes de manejo para el aprovechamiento sustentable de estos bosques. Los bosques de Ñire poseen gran valor de conservación ambiental, ya que, entre otras funciones, brindan refugio y alimento para la biodiversidad que habita en ellos.
Kamshout y el otoño
El pueblo Selkman utilizaba la madera del Ñire para fabricar arcos.Esta es una historia que trata de un pueblo amerindio selk’nam, que habitó en la Isla Grande de Tierra del Fuego. La historia cuenta que en tiempos ancestrales los bosques siempre estaban verdes y jamás perdían sus hojas. Allí vivía un joven llamado Kamshout al que le gustaba mucho viajar. Todos esperaban su regreso, porque en cada oportunidad relataba historias apasionantes.
Pero hubo una vez en que tardó más de lo esperado.En esa oportunidad lo vieron regresar viejo y delgado. Les contó que había visto bosques pintados de diversos colores que perdían sus hojas y luego, las recuperaban. Nadie le creyó por lo que Kamshout se recluyó en el bosque, en donde murió.
Lo cierto es que el joven volvió a la vida en forma de pájaro con plumas rojas, amarillas y verdes. Y cada vez que tocaba las hojas de los árboles, éstas cambiaban de color y se desprendían. Primero, el pueblo se preocupó, pero luego todos comprendieron lo que era el otoño y el paso de las estaciones.
Las barras del Ñire
En aquellos tiempos, cuando los mapuches se habían olvidado de adorar a Antü, el Sol, dos de los Pillán (según los mapuches, espíritus que habitan en los volcanes y expresan su poder son terremotos y tormentas eléctricas ) que habitaban el Valle Embrujado iniciaron una feroz batalla. Numerosos espíritus los ayudaban en uno y otro bando.
Danzando furioso sobre las piedras más altas, se encontraba uno de los Pillán, el Trauco. Con rabia saltaba sobre la montaña y le gritaba al otro, que era su peor enemigo, el Huesha Cüref Huecufü y le decía :
-No te salvarás. Esta vez te arrojaré todas las rocas que tenga este volcán.
Quiso entonces pelearse con el Trauco y comenzó a rugir y aullar tanto que provocó una tormenta con la ayuda de los espíritus de su lado.
Así empezó la gran batalla. Con mucha violencia ambos Pillán se tiraban rocas encendidas, lenguas de fuego que atravesaban el amplio valle y que el viento expandía. De las cavernas comenzó a salir un polvo negro y espeso que fue cubriéndolo todo. El valle ardía; los terribles estrépitos y la confusión dominaban la Tierra devastada y en penumbras.
Entonces la montaña, que era muy alta y estaba cubierta de nieve, decidió arrojar todo lo que albergaba en su interior. La lava, el fuego, el barro y el humo se desparramaron por el valle y provocaron la destrucción y la muerte. A pesar de todo, los Pillán continuaban lanzándose rocas desde un lado hacia el otro. Pero nada de esto perturbaba el sueño de Antü, que dormía serenamente y no iluminaba la Tierra porque los mapuches ya no le rezaban ni le dedicaban ofrendas.
Como la batalla seguía, los animales ya no encontraban dónde protegerse y corrían desorientados y sin rumbo. Las bolas de fuego que atravesaban el aire iluminaban la tierra, que se abría en grandes pozos por donde caían las bestias, las plantas y los árboles. Todo se lo tragaba la tierra, que ardía más y más.
Algunas plantas lograron sobrevivir aferrándose a las piedras y ahí se quedaron. Otras pudieron treparse a algunos árboles y todavía no quieren abandonarlos.
La confusión iba en aumento y ya casi nada de lo conocido quedaba en su lugar. La nieve se derretía con el fuego y el agua inundaba los ríos creando nuevos lagos. Las montañas se apilaban unas sobre otras o desaparecían en los profundos pozos de la tierra que las tragaba.
Ocurrió entonces que el Trauco, que tenía mejor puntería, consiguió hacer tambalear a su enemigo, el espíritu del viento, que se había quedado solo por un momento, sin los espíritus que los auxiliaban. Trauco aprovechó la oportunidad y, con un tiro certero, logró que una enorme roca se despeñara. En su caída, la roca arrastró al desprevenido espíritu del viento por la ladera. Rodando y rodando, este Pillán no lograba aferrarse a la montaña a pesar de sus largos brazos, ya que cualquier rama o piedra saliente lo quemaba. Todo estaba encendido por el fuego que arrojaban los espíritus.
A punto de perderse en el profundo abismo, al Cüref Huecufü lo salvó su larga barba. Tan larga que tenía como mil metros y, en la caída, se fue enredando entre los arbustos y las piedras, lejos del fuego que ardía en el cielo.
Sucedió que en el descenso, la larga barba del viento se aferró a un magnífico árbol. Era el Ñire, un árbol de raíces muy fuertes, bien afirmadas entre las rocas de la ladera de la montaña. Entonces, a pesar de que el Trauco iba ganando la batalla, llegó la salvación para el viento, quien así habló al Ñire, agradecido:
-Aferraste mi barba y me salvaste, ahora te la dejo para que te proteja. Desde ahora, ningún Ñire sufrirá por mi lengua, la lengua del feroz viento, ni verá desgastarse la montaña donde habite. Así mi barba protegerá tus ramas para que la misma nieve no pueda quebrarlas.
Cuando terminó de decir estas palabras, el espíritu del viento le entregó al ñire su barba, que desde entonces cuelga de su tronco y de sus ramas.
Por eso, cada vez que el espíritu del viento pasa cerca del Ñire y ve su barba colgando, recuerda que sigue vivo por él y lo acaricia agradecido.
Autor: Anónimo
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